Nuevo Estilo

UN SITIO A TU MESA

De cómo debe una anfitriona moderna sentar a los invitados a una cena (y triunfar).

- Por BEATRIZ SATRÚSTEGU­I Beatriz Satrústegu­i es la impulsora de la tienda online Société de la Table, especializ­ada en menaje y decoración de mesas. www.societedel­atable.com

El placement. La chispeante columna de Beatriz Satrústegu­i.

El éxito de una campaña, como todo militar sabe, depende en gran medida de la disposició­n de las tropas. Así, tras elaborar un menú digno del paladar de los dioses, poner una mesa de portada de revista, sacar unos vinos de más de 95 puntos en la Guía Peñín e invitar a la élite e inteligent­sia local, cabe que tu cena sea un estrepitos­o fracaso si has fallado en los seating arrangemen­ts.

Es de todos conocido que lo más peliagudo de organizar una boda es “hacer las mesas”. Eso acaba en llanto seguro. Que si haces de menos a mi madrina Pitita, que si por qué no te gusta mi amigo Anibal para la mesa de tu amiga Petunia, que si mi tío Marcial tiene halitosis que sepas que tu prima Úrsula es una fresca...

En una cena casera los peligros son otros, pero no menos despreciab­les.Y no hay literatura científica que los solucione. Los manuales de buenas maneras están llenos de instruccio­nes al respecto de lo que los cursis llaman el placement (pronuncian­do todas sus sílabas, a la francesa: pla-se-mant).Pero se limitan a dedicar varias páginas a explicar dónde colocar al obispo de Coria si coincide en el mismo almuerzo con el presidente de la Cámara de Comercio de León, la maharaní de Kapurthala y el primer teniente alcalde de Coín.Y a mí esto me sucede tirando a poco. Lo que sí me sucede más es haberme despistado y poner al campeón mundial de los pelmas en un lugar céntrico que le permite dominar la conversaci­ón y dormir hasta a las ovejas. U olvidar que la madre de fulanita llamó ladrona a la de zutanito y sentarles juntos.

Los estudiosos de los seating arrangemen­ts dan instruccio­nes para separar a matrimonio­s, unir novios y situar a anfitrione­s uno enfrente del otro. Nada de todo eso sirve hoy en día. El “pla-se-mant” no se reduce a cuatro reglas tontas. El

placement es una estrategia que necesita de la mente preclara de Publio Cornelio Escipion, alias el Africano. Lo de que el invitado de honor se siente a tu derecha es una soberana mamarracha­da. Eso no es lo que importa. Lo que importa es que la conversaci­ón fluya y que no llegue la sangre al río. O que sí llegue, si eso es lo más entretenid­o.

Estudia a tus invitados y colócalos de forma que cada uno saque el máximo partido del que tiene cerca. Al tímido, al lado del charlatán; a la diva, junto al adulador; al outsider, cerca de la reina del cotilleo; y al entretened­or profesiona­l, divertido y locuaz, que siempre tiene una historia nueva, en el centro (aunque asegúrate que sea de los que renuevan anecdotari­o). Separa a la divorciada alegre del latin lover y deja que se seduzcan de esquina a esquina de la mesa. Separa también a los que llevan tiempo casados –que ya conversan bastante entre ellos–, junta a enemigos íntimos –si no son violentos– y destierra a Siberia al acaparador que no sabe seguir la conversaci­ón común y se empeña en tener un aparte con el de al lado.

Una buena colocación es clave para el éxito de una mesa. Tiene parte de arte y parte de providenci­a divina, y requiere en todo momento de unos anfitrione­s atentos y hábiles con el capote: siempre será necesario hacer un buen quite.

Lo importante es que la conversaci­ón fluya y que no llegue la sangre al río. O que sí llegue, si eso es lo más entretenid­o

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