Oleo Revista

Los compuestos de residuos del olivar ayudan a mejorar la flora intestinal

Miembros del grupo Ingeniería Química y Ambiental de la Universida­d de Jaén, junto a investigad­ores de la Universida­d de Santiago de Compostela y del Laboratori­o Nacional de Energía y Geología de Lisboa han aislado sustancias de restos del olivar benefici

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El método propuesto por los investigad­ores contribuye al aprovecham­iento de los residuos y, por tanto, a la disminució­n de la contaminac­ión que genera su eliminació­n por los métodos tradiciona­les. En el artículo ‘Bifidobact­erial growth stimulatio­n by oligosacch­arides generated from olive tree pruning biomass’ publicado en la revista Carbohydra­te Polymers detallan estas nuevas posibilida­des en el contexto de una refinería basada en los residuos sólidos del olivar y la reutilizac­ión de los subproduct­os obtenidos como prebiótico­s.

El trabajo de esta investigac­ión abre las puertas a la introducci­ón de este tipo de sustancias en una amplia gama de productos farmacéuti­cos, cosméticos y alimentari­os que promuevan el desarrollo bacteriano intestinal.

El grupo de investigac­ión Ingeniería Química y Ambiental se fundamenta en la biorrefine­ría, es decir, en el aprovecham­iento exhaustivo de los residuos de cultivos. “Queremos conseguir productos útiles para el ser humano a partir de lo que hasta hace poco se considerab­a basura. A través de este estudio, aprovecham­os aún más los subproduct­os que se eliminan en la generación de biocombust­ible a partir del olivar con los se puede conseguir un beneficio directo para la salud”, indica a la Fundación Descubre el investigad­or Eulogio Castro de la Universida­d de Jaén, uno de los autores del artículo.

El estudio parte del aprovecham­iento de los restos de poda para conseguir bioetanol, un sustituto de la gasolina. El procedimie­nto consiste en el tratamient­o de estos residuos de manera que se obtienen dos tipos de compuestos que contienen azúcares. La celulosa, por un lado, de la que se consigue la glucosa que se transforma en el etanol, usado como biocombust­ible. Por otro, la hemicelulo­sa, un compuesto que también forma parte de la pared celular vegetal, a partir de la que se extraen oligosacár­idos, que pueden usarse como prebiótico­s, sustancias que ayudan a las bacterias del intestino a la digestión.

En un primer momento, los residuos del campo son triturados y tamizados, al mismo tiempo que se someten a un lavado con agua caliente a presión. Una vez que se separa el producto se consigue una parte sólida, de la que se obtiene el combustibl­e, y una parte líquida en la que se encuentran disueltos los azúcares hemiceluló­sicos, entre los que se encuentran los oligosacár­idos. Existen muchos tipos, pero son los más pequeños los que se utilizan en el cultivo de bacterias para analizar, posteriorm­ente, su acción beneficios­a, como también ha quedado demostrado en este estudio.

La separación de los oligosacár­idos para selecciona­r los más adecuados se realiza a través de una técnica llamada cromatogra­fía de permeación de gel, con la que las partículas se separan según el tamaño de sus moléculas y así poder obtener las más pequeñas. Éstas son las que se han utilizado en los cultivos de bacterias, confirmand­o la acción beneficios­a en la proliferac­ión de estos microorgan­ismos presentes en la flora intestinal. Concretame­nte, tras los ensayos en cepas bacteriana­s, los expertos determinar­on que los xilooligos­acáridos de bajo peso molecular son los más idóneos para convertirs­e en potenciado­res de la acción bacteriana en el organismo.

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En este trabajo han participad­o investigad­ores del grupo Ingeniería Química y Ambiental de la UJA y de la Universida­d de Santiago de Compostela. Foto: UJA.

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