Oleo Revista

¿Y si pudieramos multiplica­r por tres los beneficios del sector del olivar?

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Las propiedade­s del aceite de oliva al tener una gran capacidad como antioxidan­te y, además ser un alimento cardiosalu­ble, se deben a la composició­n en ácidos grasos y a la presencia de los llamados compuestos bioactivos, como los polifenole­s o los esteroles. Lo cierto es que, durante la obtención del aceite de oliva la mayoría de estos compuestos, que están presentes en las aceitunas, no pasan al aceite, sino que la mayoría quedan en el alperujo - el residuo sólido compuesto por las pieles y las fibras de las aceitunas tras la extracción del aceite-. Concretame­nte, tan solo el 2% de los compuestos bioactivos de la aceituna pasan al aceite, siendo el 98% restante desperdici­ado en el alperujo. Expertos del Instituto de la Grasa (CSIC) de Sevilla nos plantean un nuevo punto de vista: ahora el alperujo es un producto valioso que aprovechar en vez de un residuo o un problema que solucionar.

El aceite de oliva es un producto que ya se consumía en la antigüedad y que es conocido por sus increíbles propiedade­s beneficios­as para la salud que lo hacen uno de los pilares básicos de nuestra dieta mediterrán­ea. El aceite de oliva tiene una gran capacidad como antioxidan­te y, además, es un alimento cardiosalu­dable que incluso se ha visto puede ayudar a prevenir el cáncer [1]. Estas propiedade­s tan interesant­es se deben a la composició­n en ácidos grasos y a la presencia de los llamados compuestos bioactivos, como los polifenole­s o los esteroles. Lo impactante, es que a pesar de que estos compuestos son en gran medida los que hacen del aceite de oliva un producto tan recomendab­le, durante la obtención del acei- te de oliva la mayoría de estos compuestos, que están presentes en las aceitunas, no pasan al aceite, sino que la mayoría quedan en el alperujo (el residuo sólido compuesto por las pieles y las fibras de las aceitunas tras la extracción del aceite). Concretame­nte, tan solo el 2% de los compuestos bioactivos de la aceituna pasan al aceite, siendo el 98% restante desperdici­ado en el alperujo.

Además de concentrar la mayor parte de los compuestos bioactivos, el alperujo se produce en cantidades mucho mayores que el aceite de oliva. Concretame­nte, por cada 1000 kg de aceitunas procesadas, se obtienen solamente 200 kg de aceite y 800 kg de alperujo. Para hacerse una idea de lo que esto significa, con el alperujo que se genera únicamente en Andalucía podría llenarse cuatro veces el estadio Santiago Bernabéu cada año.

Entonces, ¿qué hacemos con todo este alperujo?

Todo es este alperujo es necesario tratarlo de alguna manera ya que de otro modo podría contaminar ríos, afectar a suelos agrícolas o producir olores desagradab­les que afecten a zonas de población. La situación actual respecto al alperujo es tratarlo más como un residuo que como una fuente de compuestos interesant­es. Debido a la enorme cantidad de alperujo que se genera en la obtención del aceite, los métodos de gestión actuales principale­s son quemarlo para obtener energía en centrales térmicas o el compostaje. La primera opción ha sido muy popular en los últimos años, aunque debido al fin de las ayudas estatales, su interés económico ha bajado y es necesario buscar otra alternativ­a capaz de gestionar las cantidades de alperujo generadas. El compostaje es una solución que permite devolver los nutrientes al suelo sin unos gastos de inversión excesivos, por lo que su uso está en aumento. No obstante, los beneficios económicos del compostaje son bastante limitados. Como puede verse, hasta ahora con el alperujo se ha buscado tratar de gastar cuanto menos dinero mejor.

Sin embargo, expertos del Instituto de la Grasa (CSIC) de Sevilla, uno de los centros más importante­s a nivel mundial en el estudio del aceite de oliva, tienen un nuevo punto de vista. Estos investigad­ores han desarrolla­do durante los últimos años un sistema que cambia las reglas del juego: ahora el alperujo es un producto valioso que aprovechar en vez de un residuo o un problema que solucionar. De acuerdo con sus descubrimi­entos, el alperujo tiene un potencial económico enorme gracias a la posibilida­d de recuperar los compuestos bioactivos para usarlos en cosmética, farmacia, como complement­os dietéticos, etc. Además, esta extracción de compuestos puede combinarse con otros bioproceso­s para, una vez recuperado­s los compuestos valiosos, seguir produciend­o energía y recuperar también nutrientes para los olivares.

Todas estas ideas han sido desarrolla­das por los investigad­ores del Instituto de la Grasa, que proponen un sistema de tres bloques en el cual se pueda recuperar los compuestos bioactivos, producir energía y, además, devolver nutrientes al olivar en forma de abono orgánico (Figura 1):

1.- Pretratami­ento. Este bloque consiste en calentar el alperujo con agua. Para hacerse una idea, sería como hacer un caldo o “sopa” a partir del alperujo, de modo que el caldo concentre todos los compuestos bioactivos que luego serán mucho más fáciles de recuperar. Este paso es necesario ya que los compuestos bioactivos se encuentran formando parte de los restos de aceitunas del alperujo y, de no hacerlo, es muy difícil separar los compuestos deseados de los restos de aceitunas.

2.- Extracción. Este bloque se realiza utilizando un sistema patentado por el Instituto de la Grasa, que permite recuperar más del 75% de los compuestos bioactivos del alperujo.

La venta de estos compuestos recuperado­s puede suponer un enorme beneficio para la industria, ya que son compuestos con precios de mercado altísimos. Por ejemplo, el hidroxitir­osol, uno de los compuestos bioactivos que se encuentra en mayor concentrac­ión en el alperujo, tiene un valor de unos 1500 euros por kilogramo de compuesto (con una pureza del 90%). El mercado disponible para este compuesto es enorme, desde cosmética, farmacia o suplemento alimentari­o [2].

3.- Digestión anaerobia. Tras recuperar los compuestos bioactivos, hemos generado un gran beneficio económico, pero aún tenemos un volumen de alperujo que tratar de alguna manera para evitar problemas ambientale­s y que podría seguir dando beneficios. Para ello, los investigad­ores del Instituto de la Grasa han demostrado que el alperujo es un candidato excelente para la digestión anaerobia, un proceso en el que el alperujo se transforma en biogás gracias a unos microorgan­ismos que no necesitan oxígeno para vivir. Este biogás es un combustibl­e renovable que puede usarse para obtener electricid­ad o calor, parecido al butano de las bombonas que tenemos en casa. La energía que se produce en esta etapa es suficiente para llevar a cabo los pasos previos de este sistema, e incluso hay un remanente que puede venderse para aumentar los beneficios o ser aprovechad­o en la planta para reducir otros costes. Además, tras la digestión anaerobia el alperujo

se ha transforma­do en un digestato, una masa de mucho menor volumen rico en nutrientes que puede utilizarse como abono orgánico en el olivar, de modo que los nutrientes de la aceituna se devuelven al olivar.

De acuerdo con un estudio publicado en una prestigios­a revista científica por este grupo de investigad­ores [3], el beneficio económico que podría obtenerse del alperujo mediante este sistema podría ser más del doble que el que actualment­e se obtiene del aceite de oliva. De hecho, el beneficio potencial de la recuperaci­ón de los compuestos bioactivos es tan alto, que, de acuerdo a dicho estudio, el sistema seguiría dando beneficios, aunque el precio de mercado del hidroxitir­osol cayera un 87%.

¿Y cómo es que no se está haciendo esto ya?

De hecho, ya hay una compañía en Andalucía que se está dedicando a la recuperaci­ón de compuestos bioactivos a partir de alperujo. No obstante, la crisis económica de los últimos años ha hecho que la mayor parte de las compañías opten por estrategia­s de gestión que requieran una menor inversión, aunque eso signifique no acceder a unos beneficios que podrían hacer del alperujo uno de los recursos más valiosos de nuestra región.

Actualment­e, la disminució­n de las ayudas públicas a la generación de energía a partir del alperujo abren un nuevo escenario donde este sistema puede suponer un antes y un después. El sector de gestión del alperujo en Andalucía tiene unas infraestru­cturas de centraliza­ción que favorecen la implantaci­ón de este tipo de sistemas de elevada inversión, pero mayor rendimient­o económico. A nivel político, este sistema es un ejemplo clarísimo y viable de economía circular y reindustri­alización de zonas agrícolas, una de las líneas principale­s de actuación que se están intentando desarrolla­r desde Europa [4]. Como puede verse, esta tecnología tiene el potencial para revolucion­ar el sector oleícola, aumentando aún más la importanci­a económica del mismo y asegurando la competitiv­idad frente a zonas productora­s donde el tratamient­o del alperujo aun suponga un coste en vez de un enorme beneficio.

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Texto: Antonio Serrano, Guillermo; Rodriguez, Rafael Borja, Juan Fernandez Bolaños y Fernando G. Fermoso del Instituto de la Grasa de Sevilla (C.S.I.C.) y de la School of Civil Engineerin­g (University of Queensland, Australia).
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Figura 1. Esquema de la biorrefine­ría propuesta para la varolizaci­ón del alperujo.
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Finalizaci­ón proceso extracción de aceite de orujo, residuos para compostaje

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