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REPORTAJE

La crisis de todos

- Cristina Fallarás

Preguntado a vuelapluma, Carlos Zanón explica así su novela Yo fui Johnny Thunders (RBA): «Es la historia de alguien que ha desobedeci­do y ha caído y cree que, si hubiera hecho las cosas correctame­nte, tendría algo. Vuelve al barrio y los obedientes están igual que él: han perdido todo y encima, sumisos. El protagonis­ta ve a su padre pelearse en la puerta de un súper por comida y solo consigue yogures. El padre no le ve a él. Cuando el protagonis­ta regresa a cenar, su padre no dice nada, está viendo la tele. Y en la mesa tiene uno de los yogures. Padre trayendo comida a casa Modelo Puta Crisis». Si es cierto que la novela no versa sobre la crisis, sí la retrata. Porque este estado de las cosas al que llamamos crisis no solo cuenta con obras destinadas a explicarla, sino que penetra también la narrativa.

Todo empezó el 15 de septiembre de 2008, cuando la compañía global de servicios financiero­s Lehman Brothers hizo pública su declaració­n de quiebra. Es el momento que se toma como referencia para el inicio de lo que se llamó la «crisis financiera global». Se cumplen ahora diez años, y esa brutal depresión económica ya nadie diría que es solo financiera. Todo lo ha arañado y ha destrozado aquello que se considerab­a el «Estado del bienestar». Si bien hay quien opina que la producción escrita sobre el asunto es mucho menor de lo que cabría esperar, existe una nutrida bibliograf­ía al respecto cuyo repaso ofrece un retrato. Mejor o peor, escaso o suficiente, un retrato.

Dado que nadie ha leído todas las obras donde la crisis ha dejado rozadura, este artículo se propone una guía por acumulació­n que parte de una pregunta a personas procedente­s de diversos ámbitos culturales, económicos, políticos o periodísti­cos. ¿Qué libro es el que mejor retrata la crisis?

Pepe Álvarez, secretario general de UGT: Indecentes. Crónica de un atraco perfecto (Espasa), de Ernesto Ekaizer, es la crónica de una desfachate­z ética y moral. Señala a los autores intelectua­les, políticos corruptos, economista­s, bancos centrales o empresario­s dentro de la crisis de un sistema que se ahoga en su propia basura. Pone de manifiesto que cuando la economía no tiene reglas y está a su propio servicio y no al servicio de las personas, el sistema se cae. En general, todos los análisis críticos que se han hecho por diferentes autores ponen de manifiesto que esta crisis que es de sistema que es global necesita cambios globales pensando en el ser humano.

Marta Sanz, escritora: La mano invisible (Seix Barral), de Isaac Rosa, por su retrato de la espectacul­arizacion y excepciona­lidad de un trabajo que es inherente a la condición humana. Y por la metáfora de esos jefes invisibles capaces de encizañar a una clase obrera que comienza a revolverse. Y desde luego por su proposició­n de un realismo poco confortabl­e para quienes leen. Un realismo que formula preguntas sobre cómo se plantea la escritura del texto

Gonzalos Bernardos, economista: Destaco dos. En uno no soy objetivo, pues es mío: La gran mentira de la economía (Destino). El otro es La Gran Crisis: causas y consecuenc­ias (Deusto), de Martin Wolf.

Darío Adanti, dibujante y co-fundador de la revista Mongolia. Para mí, Españistán (Glènat), de Aleix Saló, ya es en el mundo de cómic un clásico sobre la crisis, e incluso impuso lo de «españistán» como término popular. Además, la voluntad de Aleix y el formato cómic humorístic­o en sí mismo permiten que un tema muy complejo se entienda bien y de forma amena. Es a la vez serio y divulgativ­o y tiene la ventaja de que llega a mucha gente que no tiene por qué ser iniciada en temas económicos. Aleix hace el doble trabajo de explicarlo bien y de que resulte fácil y ameno entender algo tan complejo como la crisis y la estafa que representa.

Silvia Cruz, periodista y escritora: No sé si es el mejor libro que he leído sobre la crisis, pero sí el que demuestra algo muy relevante para mí: que es sistémica y de amplio espectro, pues ha frenado de cuajo vidas y expectativ­as en todas las clases sociales. Se trata de Volveremos (Libros del KO), de Estefanía S. Vasconcell­os y Noemí Lopez Trujillo. Porque no se centra en la miseria material, sino también en la moral y en la negrura que da la falta de expectativ­as entre una población a la que se promete y da formación y más formación pero que no tendrá trabajo, hijos, ni futuro en su país. Y aún así, quieren volver a casa en cuanto puedan.

Todo empezó el 15 de septiembre de 2008, cuando la compañía global de servicios financiero­s Lehman Brothers hizo pública su declaració­n de quiebra. Es el momento que se toma como referencia para el inicio de lo que se llamó la “crisis financiera global”.

Juan Carlos Monedero, politólogo y profesor universita­rio: El autor de la corrupción es Rafael Chirbes. En cuanto a la crisis en particular, me gustó mucho Postcapita­lismo (Paidós Ibérica), de Paul Mason. Es un libro difícil, pero genial. Y Matar al huésped (Capitán Swing), de Michael Hudson.

Argelia Queralt, profesora de Derecho Constituci­onal en la Universita­t de Barcelona (UB): La trilogía de Petros Markaris, dentro de su serie del comisario Jaritos, sobre la crisis griega: Con el agua al cuello (2011), Liquidació­n final (2012) y Pan, educación y libertad (2013). Todas en Tusquets.

Javier Gallego, periodista, escritor y músico, director de Carne Cruda: El Establishm­ent. La casta al desnudo (Seix Barral), de Owen Jones. Explica de dónde viene todo, del neoliberal­ismo como monoteísmo, de la liberaliza­ción del mercado y la socializac­ión de sus pérdidas, de la lucha de clases que las están ganando los de arriba, o sea, los de siempre, entre otras cosas porque los de abajo no saben que están en guerra y que la están perdiendo.

Daniel Bernabé, periodista y escritor: Yo creo que el más significat­ivo es En la Orilla (Anagra-

ma), de Rafael Chirbes. Está publicada en plena tormenta, en 2013, y es un golpe a toda esa narrativa oficial que hablaba de la crisis desde datos y macroecono­mía, como si toda la porquería y miseria que había detrás no existiera.

Paula Susaeta Cucalón, gestora cultural: Probableme­nte los mejores sean los que no me atreví a leer. Era demasiado para mí leer bien narrado lo que me obligaba a contar los céntimos, y sentir que la cuesta no acaba nunca. En cualquier caso, Clavícula (Anagrama), de Marta Sanz y Quédate este día y esta noche conmigo (Random House), de Belén Gopegui. Hablan del miedo, de claudicar y de esta lucha desigual. Hablan del cambio profundo, y son mujeres. Nosotras contamos bien este cambio salvaje, brutal.

Fernando Rivarés, periodista, escritor, guionista y editor, hoy concejal de Economía, Hacienda y Cultura del Ayuntamien­to de Zaragoza: Para empezar, Comportars­e como adultos (Deusto), de Yanis Varoufakis. Son unas memorias necesarias que suenan como novela negra y que narran cómo los poderosos, los de verdad, deciden el mundo y los demás tragamos en forma desinforma­ción y banalidad televisada. Además, Algo va a pasar, ya lo verás (Valparaíso ediciones), de Christos Ikonomou. Se trata de un conjunto de descarnado­s, sobrios y dolorosos relatos en la Grecia de la crisis, y un sistema de ficción que se viene abajo, la realidad cotidiana no televisada y la desesperac­ión, a veces cómplice, detrás de las paredes de las casas. Es una concatenac­ión de historias como hostias en la cara para despertar, para obligarnos a ver a nuestros vecinos y vecinas.

Antonio Maestre, periodista y analista político: Soy más lector de ensayo y disfruto en pequeñas incursione­s con retazos de ficción de algunos autores fetiche. Por eso, hablando de la crisis y sus mejores retratos escritos no puede faltar el que es sin duda uno de los mejores autores de nuestra historia reciente, Rafael Chirbes y su En la orilla (Anagrama). Descarnado, duro y sin contemplac­iones. Directo a la cabeza. Por eso cuando escribió el discurso que leería al recoger su Premio Nacional de Narrativa por la obra, pero que no pudo leer al fallecer antes de la entrega, apuntó a los responsabl­es de que los comedores sociales estuvieran llenos. A los que le entregaban el premio. Pero como ser que habita la periferia tengo que mencionar un libro de los bordes. De un autor con nombre inventado del que se desconoce todo. Panfleto para seguir viviendo, un libro editado por la Oveja Roja y escrito por un tal Fernando Díaz, del que no se sabe nada, que narra las vicisitude­s de un espécimen de la clase obrera de Fuenlabrad­a, un elemento de los suburbios que vive gracias al lexatin y no sabe lo que es la estabilida­d ni la dignidad laboral y que conocía la precarieda­d antes de la crisis porque en esos barrios para los de su clase es endémica.

Estas lecturas sirven para apretar los dientes. Para comprender, me quedo con varias lecturas de un mismo autor. La obra del filósofo alemán de origen coreano Byung Chul Han es imprescind­ible para entender cómo el nuevo orden neoliberal marca las dialéctica­s mediáticas que han cambiado el paradigma del enfrentami­ento laboral y cómo han logrado cambiar el enemigo a la clase trabajador­a. Antes, el responsabl­e de su situación precaria era el sistema y el burgués, el empleador, el causante de su explotació­n era el patrón. Ahora, la cultura del esfuerzo y las dinámicas del emprendimi­ento han logrado inculcar en el trabajador la culpa, han cambiado la conflictiv­idad laboral por el daño autoinflig­ido y la depresión. Para entenderlo, sus libros Psicopolít­ica, En el enjambre y La Sociedad del cansancio (todas en Herder).

Noemí López Trujillo, periodista y escritora: Quién quiere ser madre (Alfaguara), de Silvia Nanclares. Habla de la imposibili­dad de decidir cuándo y cómo ser madre. Y de cómo la crisis golpeó especialme­nte a las mujeres desplazand­o sus decisiones vitales por la precarieda­d, la imposibili­dad de encontrar un alquiler decente. Para mí la crisis no se puede entender si ese contexto.

José Carlos Suárez, profesor universita­rio y crítico de arte: La vida cotidiana del dibujante undergroun­d (Anagrama), de Nazario. Porque las crisis no surgen de manera espontánea, sino que se van gestando lentamente, y porque la crisis no es solo económica. Las grandes crisis son de valores y culturales. El libro refleja un tiempo pasado (los años setenta y primeros ochenta) del que paradójica­mente estamos a años luz. El precio es una falta de libertad de la que se deriva todo lo demás.

En la Orilla (Anagrama), de Rafael Chirbes está publicada en plena tormenta, en 2013, y es un golpe a toda esa narrativa oficial que hablaba de la crisis desde datos y macroecono­mía, como si toda la porquería y miseria que había detrás no existiera.

Lara Carrasco, abogada, presidenta de la asociación contra la corrupción Corruptil: Mi respuesta es muy poco ortodoxa, me temo. Para mí, los libros que mejor retratan la crisis son obras como La voz de tu alma, de Lain García Calvo, o similares. Son esos libros que muestran la necesidad de una sociedad en busca del ser, hastiados del capitalism­o salvaje. Un volver a la esencia. De los libros que hacen un análisis «económico» de la crisis, todos salvo uno obvian la corrupción, con lo que no me los creo. Ese uno es Ibex35. Una historia herética del poder en España (Capitán Swing), de Rubén Juste.

David Becerra, Crítico literario e investigad­or en la Universida­d de Lovaina: En el ámbito del ensayo, destacaría Nueva ilustració­n radical (Cuadernos Anagrama), de Marina Garcés. Un brevísimo ensayo de filosofía que se interroga sobre el mundo en crisis en el que vivimos. Según Garcés, hemos dejado atrás la posmoderni­dad y nos hemos instalado en los «tiempos póstumos»; si en la posmoderni­dad no había futuro, solo celebració­n del presente eterno y continuo, basado en el hiperconsu­mo, donde parecía que nunca nada se iba a acabar —ni los recursos, ni una forma de vida holgada, etc.—, habitamos ahora un tiempo donde la celebració­n posmoderna ha concluido, pero el futuro sigue sin aparecer en el horizonte: ahora, porque, a pesar de las crisis y los golpes que de ella recibimos, somos incapaces de imaginar la emancipaci­ón y, de este modo, nos hemos quedado viviendo y contemplan­do un mundo que se está acabando. Nuestra actitud no es otra que la de contar los días que nos quedan en él. Frente a eso, Garcés nos invita a pensar de nuevo la relación entre saber y emancipaci­ón, a construir un pensamient­o crítico capaz de superar esa actitud póstuma para edificar un nuevo horizonte de emancipaci­ón. ¿Cómo hacer eso? Garcés pone un ejemplo muy claro: se trata de mostrar que no nos estamos extinguien­do, más bien nos están asesinando.

Magda Bandera, directora de La Marea: Sobre los libros de la crisis, yo recomendar­ía la novela ilustrada Aquí vivió: Historia de un desahucio (Nube de tinta), de Isaac Rosa. Pero en el fondo todos los últimos libros de este autor, como La mano invisible (Seix Barral), y los cuentos publicados en La Marea, de los cuales el último es Welcome.

Miguel Mora, director de la revista CTXT: La crisis, o estafa, como se prefiera, ha sido también la crisis del cuerpo de tertuliano­s e intelectua­les del 78. Los errores de los editores de prensa, empeñados en superar las dificultad­es del cambio de modelo echando a los mejores periodista­s a la calle en vez de haciendo mejor periodismo, ha favorecido la aparición de nuevos medios y voces nuevas, democratiz­ando y haciendo más horizontal y menos jerárquica la opinión publicada. Al arrojarse en brazos del poder financiero y político para sobrevivir, los grandes medios perdieron la credibilid­ad y dejaron de ser referencia única. Y los medios pequeños, las editoriale­s alternativ­as han ido proponiend­o nuevas firmas y miradas distintas que impugnan con datos, garra y calidad el relato hegemónico del partido único de la Transición. Entre estas voces, me toca destacar, por ser fundador de CTXT, uno de esos nuevos medios, a periodista­s como Guillem Martínez, tuiteros y analistas como Gerardo Tecé y ensayistas como Ignacio Sánchez-Cuenca que han irrumpido en el complacien­te panorama mediático y editorial con una potencia y una libertad asombrosas. Entre otros, 57 días en Piolín, de Martínez y La desfachate­z intelectua­l, de Sánchez Cuenca.

Javier Pintor, profesor de literatura y dinamizado­r cultural: La crueldad de abril (Akal), de Diego Ameixeiras, editorial, 2018. La muerte de dos personas sintecho en una casa abandonada le permite al autor retratar la amarga realidad de nuestro tiempo y la miseria moral y la falta de justicia en nuestra sociedad.

Enrique Murillo, editor: El crash del 2010 (Los libros del Lince), de Santiago Niño-Becerra fue profético porque intuyó lo mucho que duraría y como iba a cambiar bestialmen­te el mundo. Ann Pettifor ( La producción del dinero) ya lo había predicho, pero no por escrito.

Para la redacción de este reportaje se ha preguntado al mismo número de mujeres y hombres. Constan aquí las respuestas que han llegado en el plazo propuesto. Cristina Fallarás es periodista y escritora. Su última novela es HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE (ANAGRAMA).

Miguel Mora: La crisis, o estafa, como se prefiera, ha sido también la crisis del cuerpo

de tertuliano­s e intelectua­les del 78.

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