ROMANOV. CORRESPONDENCIA Y MEMORIA DE UNA FAMILIA
Páginas de Espuma traducción de Tatiana Shvaliova. En colaboración con Ezra Alcázar, 272 pp., 21 €
En los meses convulsos antes de ser ejecutados el 16 de julio de 1918, todos los integrantes de la familia imperial –EL ZAR, la zarina y sus cinco hijos– vivieron tres encierros en los que la correspondencia y el diario fueron una vía de escape, confesión y diálogo con el exterior. Estas páginas, construidas desde la pasión y el amor, la incomprensión y el temor, la memoria y el análisis de una época, recorren aquellas vidas y sus propias escrituras que son testimonio histórico, pero también vital y cotidiano, de uno de los episodios decisivos de la historia contemporánea. La presente edición reúne una amplia selección de la correspondencia, esencialmente telegramas y cartas, que se cruzaron entre los principales protagonistas de esta historia y aquellos personajes secundarios pero fundamentales que vivieron aquellos meses. Asimismo, se incluyen una selección de entradas de los diarios escritos por Nicolás
II y por Alejandra Fiódorovna, así como por testigos de las vivencias y las experiencias durante estos cautiverios, bien porque compartían el encierro con la familia real bien porque eran responsables de él. El tutor Pierre Gilliard, el médico Eugin Botkin, Aleksandr Kerenski, entre otros, y un largo etcétera que engloba a familiares, políticos, revolucionarios, sirvientes, amigos y amigas, incluso sus mascotas, recorren estas páginas porque toman la palabra o son mencionados. Toda una intrahistoria en medio de un proceso revolucionario que fue el principio del siglo XX en el mundo y la llamada entonces Gran Guerra que supuso el primer capítulo hacia la desolación de la II Guerra Mundial.
La escritura es reflejo de los condicionantes que rodearon toda esta situación. No solo se trata en su mayor parte de correspondencia examinada, con especial atención a qué se decía y qué no se decía o las dificultades de que llegaran las misivas a sus destinatarios, sino también de las condiciones más rutinarias: frío, escasez de tinta, interrupciones, incomodidad, cansancio, enfermedad…