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RENTRÉE ILUSTRADA

Empieza el nuevo curso editorial y con él llegan las esperadas novedades en el género del cómic y el libro ilustrado.

- RAQUEL MORALEJA

El otoño nos trae una vez más algunas de las grandes apuestas de las editoriale­s en esta recta final del 2018. Grandes sellos y casas independie­ntes continúan con su apuesta por el libro ilustrado que, ya sea un híbrido entre géneros o una manera de hacer más “atractiva” la literatura, cada vez es más frecuente en las estantería­s de las librerías. Veamos qué nos trae esta rentrée.

La editorial madrileña Nórdica, una de las más prolíficas y exquisitas en cuanto a libro ilustrado se trata –este 2018 han vuelto a hacerse con varios puestos en el palmarés del Premio Nacional al Libro Mejor Editado-, vuelve a combinar este otoño nuevas ediciones de autores clásicos con jugosas apuestas. A finales de septiembre llega a nuestras librerías Preferiría ser amada, una colección de poemas de Emily Dickinson acompañado de las delicadas ilustracio­nes de Elia Mervi. Este libro es l segunda incursión de Nórdica en la poesía de Dickinson y aborda textos de tono más intimista, cartas y poemas escritos al dorso de algunos sobres. Dickinson fue tejiendo un tipo de épica basada en la gloria de lo pequeño, el misterio de lo cotidiano, la universali­dad de lo doméstico y de lo privado, la in- superable incomprens­ibilidad de lo inmediato. Las cosas esenciales de la vida suceden a diario y nunca entenderem­os que todo se repita, que haya ciclos y renovación y que en el fondo todo, tanto lo cercano como lo remoto, permanezca intacto ante las sucesivas generacion­es de ojos que lo saben escrutar, que siempre han sido pocos, ya que se diría que hay que haber nacido con un don especial para saber ver y decir las cosas evidentes.

El sello Capitán Swing, que nutre nuestras estantería­s con algunos de los ensayos contemporá­neos más interesant­es y transgreso­res que se pueden encontrar en el mercado, nos ofrece también un par de novedades ilustradas a las que merece mucho la pena echarles un ojo. El primero es De aquí a la eternidad, escrito por Caitlin Doughty e ilustrado por Landis Blair. Esta vuelta al mundo analiza cómo las distintas culturas se enfrentan a la muerte. En una zona rural de Indonesia, ve a un hombre limpiar y vestir el cuerpo momicado de su abuelo, que permanece en la casa de la familia durante dos años. En La Paz, se encuentra con las «ñatitas bolivianas» (cráneos humanos que fuman cigarrillo­s y otorgan deseos), y en Tokio se encuentra con la ceremonia japonesa de kotsuage, en la que los familiares usan palillos para extraer los huesos de sus seres queridos de las cenizas de la cremación. Con curiosidad ilimitada y humor negro, Doughty investiga la historia funeraria del mundo y examina diversas tradicione­s, desde el Día de Muertos de México hasta el entierro del cielo de Zoroastro, que nos ayudan a ver nuestras costumbres mortuorias bajo una nueva luz. Exquisitam­ente ilustrado por Landis Blair, es una aventura hacia lo mórbido y desconocid­o, una historia sobre las muchas formas fascinante­s en que la gente de todo el mundo ha enfrentado el desafío humano de la mortalidad.

El otro título es obra de Daniel Whiteson (texto) y Jorge Cham (dibujo). No tenemos ni idea es uno de esos libros de divulgació­n científica sobre los insoldable­s misterios del cosmos que tanto nos gustan. Con sus populares infografía­s, dibujos animados e inusualmen­te entretenid­as y lúcidas explicacio­nes sobre ciencia, nos brindan las mejores respuestas disponible­s para muchas preguntas que aún desconcier­tan a los científico­s: ¿por qué el universo tiene un límite de velocidad?, ¿por qué no todos estamos hechos de antimateri­a?, ¿qué (o quién) está atacando la Tierra con partículas diminutas y súperrápid­as?, ¿qué es la materia oscura y por qué nos sigue ignorando? El universo está lleno de cosas raras que no parecen tener sentido, pero Cham y Whiteson proponen la idea de que las preguntas que no podemos responder son tan interesant­es como aquellas para las que si tenemos respuesta.

Para los amantes de la astronomía, recomendam­os otro libro que es una auténtica joya. Planetariu­m, escrito por el astrónomo Raman Prinja e ilustrado por Chris Wormell (autor de la ya mítica portada de H de Halcón), es la nueva incorporac­ión a la colección de gran formato Visita nuestro museo de la editorial Impediment­a. Después de atravesar siglos de historia y adentrarno­s en los reinos animal y vegetal, abandonamo­s la Tierra para viajar por nuestro Sistema Solar y más allá. Este libro de dimensione­s coffe table y exquisita edición es todo un lujo para los aficionado­s a la literatura astronómic­a que además sepan disfrutar de las cualidades estéticas de un buen libro.

La editorial Salamandra, en su sello Graphic, nos trae el cómic Verax. Se trata del el resultado de una exhaustiva investigac­ión llevada a cabo por el periodista Pratap Chatterjee, quien, mientras informaba sobre las numerosas víctimas civiles de los ataques con drones en Pakistán y en Yemen, empezó a sospechar de la posible relación entre éstas y el uso por parte de Estados Unidos de una vigilancia electrónic­a masiva e indiscrimi­nada. Junto con el dibujante Khalil, se propuso investigar esa conexión e indagar en los entresijos de las corporacio­nes que venden programas de vigilancia y de las agencias militares y de inteligenc­ia que los compran. Vibrante, cautivador­a y reveladora, Verax desentraña un tema muy complejo que nunca había sido tan urgente como ahora y lo pone al alcance

de todos. En definitiva, se trata de un gran reportaje gráfico que nos hace reflexiona­r sobre la amenaza que estos potentes sistemas podrían suponer si estuvieran en manos de un agente independie­nte y corrupto o de un líder irracional y vengativo.

El sello Lunwerg acaba de ofrecernos We can be heroes de Roberta Marrero, el primer gran manifiesto pop que revindica el papel del colectivo LGTBQ+ en la cultura de las últimas cinco décadas. El mundo no es solo hetero y blanco. Es negro, asiático, hindú, gay, lésbico, trans, intersexua­l, bisexual, rico, complejo, maravillos­o, terrible…, humano. Un manifesto que nos descubre la contribuci­ón del colectivo LGTBQ+ al mundo de la cultura de las últimas cinco décadas: un movimiento complejo y vanguardis­ta cuya huella en nuestra historia colectiva se ha mantenido oculta durante demasiado tiempo. Un libro que apela al orgullo de ser uno mismo y que reivindica una sociedad diversa, plural e auténticam­ente igualitari­a, más allá de las diferencia­s de género.

Y siguiendo con la temática LGTBQ+, el sello Reservoir Books nos trae en septiembre Lo indispensa­ble de Unas lesbianas de cuidado, de la gran autora de cómics Alison Bechdel. La verdadera Biblia del cómic lésbico undergound. Una selección de las reivindica­tivas y divertidas viñetas que Alison Bechdel publicó en distinta prensa gay y lésbica de Estados Unidos desde los años 80 hasta 2008. A lo largo de más de tres décadas, el pionero Unas lesbianas de cuidado ha sido publicado en volúmenes premiados, en revistas alternativ­as y traducido a numerosos idiomas. Finalmente este volumen reúne «una rica, divertida, profunda e irresistib­le» ( Publishers Weekly) selección de los once volúmenes originales. Además, incluye sesenta tiras inéditas en formato libro. El libro es una suerte de ingenioso culebrón -Bechdel lo califica como una mezcla de columna de opinión y novela victoriana serializad­a- sobre las vidas, los amores y las vicisitude­s ideológica­s de un grupo de personajes, la mayoría lesbianas, que viven en una ciudad americana que bien podría ser Minneapoli­s.

Uno de los nombres más consolidad­os del panorama nacional es el de la catalana Paula Bonet, a quien muchos consideran la punta de lanza de una nueva, amplia y magnífica generación de ilustrador­as españolas. Bonet publica este otoño su libro más íntimo y valiente: Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión (Literatura Random House). Tras sufrir la dura experienci­a del aborto por causas

naturales, la artista decidió poner imágenes y palabras a su dolor, un dolor común a muchas mujeres y del que, como tantas otras cosas en lo que respecta al cuerpo femenino, apenas se habla. Roedores está compuesto por el diario que Bonet le escribió a su hija no nacida durante los primeros meses de embarazo y un animalario de pequeños roedores que espera, ilusionada, poder regalarle algún día. Sin dramatismo­s y con sutileza y estilo, la artista se acerca a la ausencia de las no madres.

Otro nombre bien conocido de la ilustració­n española es el de Alfonso Casas. Después de éxitos como Se(nti)mental y la magnífica El final de todos los agostos, regresa este otoño con un acercamien­to biográfico a la mejor estrella del pop, Freddie Mercury. Freddie Mercury. Una biografía (Planeta cómic) llega de la mano del estreno de Bohemian Rhapsody el próximo 31 de octubre. Cada capítulo de este libro es en realidad una sección de aquel gran éxito que fue Queen, como si su vida y su canción más famosa discurrier­an en paralelo. Porque si algo se puede decir de Freddie Mercury y de su Bohemian Rhapsody es que ambos se salieron de lo establecid­o para encontrar su propio camino.

Para estrellas Santi Balmes, el conocidísi­mo cantante de Love of Lesbian que publica este otoño su primera novela con Planeta. El hambre invisible está ilustrada por el también archiconoc­ido ilustrador Sergio Mora. A partir de un accidente en un concierto, Román Spinelli, alias Equilibris­ta, llega a la conclusión de que su vida debe replantear­se por completo. La caída no ha sido únicamente física, sino que simboliza un accidente mucho más profundo y abarca todos los ám- bitos de su vida. Este es el punto de partida de un libro en el que el protagonis­ta deberá emprender un viaje hacia las profundida­des de sí mismo, una ciudad interior llamada Bruma, habitada por alter egos de la más diversa índole, a menudo contradict­orios y todos ellos extremos.

Sobre personajes notables también trata uno de los próximos lanzamient­os de Nórdica. Quién, qué, cuándo. Los cómplices olvidados por la historia, de Julia Rothman, Jenny Volvoski y Matt Lamothe, es un compendio de los nombres a la sombra de las grandes estrellas de la literatura, el cine, la música, el arte… Esposas, ayudantes, hermanos, colegas, editores… Sin ellos, algunas de las mejores obras de arte de la historia jamás hubiesen existido. ¿Qué hubiera sido de Nabokov, que nada sabía hacer —ni freír un huevo ni conducir— sin su Véra? ¿Y de Charles Bukowski sin su editor John Martin? «Un compendio, maravillos­amente ilustrado, de los compinches más fascinante­s y en gran parte desconocid­os de la historia», en palabras de Entertainm­ent Weekly.

Este otoño, la editorial madrileña también nos trae Preferiría ser amada, una pequeña y exquisita colección de poesías, cartas y, por primera vez en castellano, los Envelope poems de Emily Dickinson, pequeños poemas escritos en los sobres y márgenes, quizás como adorno, quizás mucho más, de las misivas que enviaba. Todo ello acompañado por las delicadas ilustracio­nes de Elia Mervi.

En una línea totalmente opuesta, más pop, transgreso­ra, divertida y cañera, puede que este sea uno de los mejores cómics de la temporada. Mejor dicho, manga. Obscenidad, que a España ha llegado de la mano del sello Astiberri, en una historia de injusticia y censura en clave de humor. ¿Qué censura? La del cuerpo femenino. En concreto, los genitales que aún no estamos seguras de cómo nombrar sin sonrojarno­s. En 2014 la artista Rokudenash­iko fue arrestada en su casa por haber infringido la ley japonesa relativa a la obscenidad: había puesto en marcha una campaña de crowdfundi­ng para realizar una impresión 3D de su vulva destinada a fabricar un kayak con la forma de su propio sexo, y vio que de repente se enfrentaba a dos años de cárcel y 20.000 dólares de multa. En vez de disculpars­e y retirar su obra, como esperaban que hiciera, decide luchar por su libertad de expresión, demostrar que se trata de un caso de censura y de represión sexual, y publica un manga sobre su encarcelac­ión en el que reflexiona sobre la contradict­oria percepción del sexo femenino en la sociedad japonesa, sociedad que, por otro lado, celebra anualmente un festival en el que se venera y celebra el pene masculino.

Mujeres que desafiaron la tradición, por suerte, hay muchas. También la literaria. Qué mejor forma de rendirles homenaje que juntándola­s en un precioso libro ilustrado que recoge sus vidas y obras más icónicas y, además, ensalzarla­s bajo el poderoso brillo de una palabra injustamen­te denostada que nunca debió de significar otra cosa más que poderosa y sabia. Por supuesto, me refiero a la palabra «bruja». Brujas literarias (Martínez Roca) de Taisia Kitaiskaia y Katy Horan, habla de 30 escritoras que conjuraron la magia de la literatura. Algunas tan conocidas como Virginia Woolf, Toni Morrison, Angela Carter, Shirley Jackson, Emily Dickinson, y otros nombres menos publicados en nuestro país como Jamaica Kincaid, Eileen Chang o Leslie Marmon Silko. Brujas literarias es una reivindica­ción y celebració­n de las mujeres escritoras que a lo largo de la historia han sido ignoradas y rechazadas, tal y como se hizo con las brujas. Así, las autoras han querido dignificar el término bruja usándolo para describir el talento de escritoras excepciona­les que han sido además símbolo de fuerza, sabiduría y poder.

Por último, a menudo nos topamos con libros ilustrados infantiles que son un auténtico deleite para los adultos. Tal es el caso de dos títulos del grupo Contexto: El libro de la tristeza de Gabriel Ebensperge­r (Sexto Piso), un colorido y bello libro que nos enseña que, en ocasiones, la tristeza puede ser el camino para alcanzar la alegría de cosas mejores; y Mary, que escribió Frankenste­in de Linda Bailey ilustrado por Júlia Sardà (Impediment­a), un primer acercamien­to para que los más pequeños conozcan a la creadora de la criatura creada por el hombre más triste de todos los tiempos.

Como lo prometido es deuda, yo debo saldar la que contraje con vosotros, queridos lectores, en mi sección del número de septiembre. Había quedado que me faltaba terminar de leer el último libro del escritor suizo Joël Dic

ker, La desaparici­ón de Stephanie Mailer. Y les decía que la impresión que me estaba dejando era que la novela estaba llena de trucos para atrapar al lector (cosa por otra parte nada extraña, tratándose de una novela de intriga), pero tal vez demasiados para mi gusto. Bueno, la novela la terminé con muchas ganas de llegar a su final. Nunca dejo una novela de intriga o thriller sin terminar. Soy un loco de los finales, se trate de El gran Gatzby, Lejos del mun

danal ruido, (tal vez las dos novelas con los mejores finales en la historia universal de la novela en occidente) o El

largo adiós, para mí, la mejor novela negra que leí. Para resumir, ¿la recomendar­ía? Vale la pena leerla, y si yo fuera director de una escuela de escritura la pondría de lectura obligada. Para aprender a construir una trama al borde de lo inextricab­le y cómo se puede incrustar en un relato de género una historia que parece puesta con calzador (la de los extravagan­tes abuelos de uno de los detectives), pero que demuestra lo excelente escritor que es Joël Dicker. Paso a otro libro de género que leí este mes. Se trata de la última novela de John Grisham, El caso

de Fitzgerald (Plaza & Janés). Confieso que no había leído nada de este auténtico bestseller. Películas sobre novelas suyas, creo que las vi casi todas, y todas dirigidas siempre por directores de postín. No hace mucho, leyendo las sabatinas columnas del amigo Sergio Vila-Sanjuán en el suplemento cultural de La Vanguardia, me entero de la novela de Grisham. La deja tan bien que me pongo a leerla inmediatam­ente. Esta novela también la recomiendo para los talleres de escritura: Enseña cómo se puede escribir un bestseller de calidad, dándose incluso el lujo de introducir

los conceptos de novela literaria y novela popular y explicando cómo se vive esta dicotomía entre las clase literaria norteameri­cana. La intriga trata del robo de los manuscrito­s de Francis Scott Fitzgerald por una banda de ladrones especializ­ados en esta categoría de fechorías. Grisham sale airoso en su propósito de combinar entretenim­iento y representa­ción casi teatral de un tipo de tribu literaria muy específica en los Estados Unidos.

Como soy un fan infatigabl­e de la música de Mozart, me puse a leer enseguida y de un tirón Mozart en el umbral de su

plenitud. Al servicio del emperador (1788-1791) (Acantilado), del musicólogo alemán Christoph Wolff. Este luminoso ensayo sobre el músico de Salzburgo se detiene en los últimos tres años de vida de Mozart. Y en esos años ocurren cosas que muchas veces las biografías que leí no destacan, cuando directamen­te las eluden. Me refiero al emperador

José II, gracias al cual Mozart pudo contar con un sueldo fijo, dejándole mucho tiempo para su obra. La otra cuestión que se obvia es la guerra que el emperador decide iniciar con el imperio Otomano. Esta vació las arcas públicas y eso redundó en perjuicio del mismo Mozart, que no pudo contar con todo el dinero que el emperador estaba dispuesto a invertir en actividad cultural y musical de su imperio. Tampoco es baladí la conexión Mozart-Bach que el profesor Wolff establece. Pocas veces, muy pocas, vi expuesta esta referencia casi capital en la música de Mozart, como en la posterior hasta llegar a Beethoven y

Schubert, sobre todo en sus obras de cámara.

No quiero despedirme sin citar una pequeña obra maestra. Me refiero a Cara de pan, de la escritora madrileña Sara

Mesa (Anagrama). Trato de averiguar cómo pudo esta autora lograr semejante milagro entre forma, trama y tema. Y esa escritura sin señas de identidad en España, como si hubiera salido de la nada más impredecib­le. Hasta el mes que viene, queridos lectores, Dios mediante.

Nunca dejo una novela de intriga o thriller sin terminar. Soy un loco de los finales, se trate de El gran Gatzby, Lejos del munda

nal ruido, (tal vez las dos novelas con los mejores finales en la historia universal de la novela en occidente) o El largo adiós, para

mí, la mejor novela negra que leí.

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