Declaración de intenciones
Este año no se ha fallado el Premio Nobel de literatura (al infierno de nuestro Purgatorio hemos enviado al culpable), pero esto no significa que no podamos encontrar las mesas de novedades de las librerías bien surtidas.
Noviembre suele ser un mes agitado (editorialmente) hablando: los autores están en plena promoción —entre ellos ganador y finalista del Premio Planeta—. Y en las librerías empieza a faltar espacio ante el alud de publicaciones (aunque nuestros índices de lectura son los que son), incluyendo los libros para el público infantil y juvenil ante el momento de oro que representan Navidad y Reyes.
También seguimos inmersos, por desgracia, en un bonito surtido de agitaciones políticas, sociales, económicas y judiciales. El Mediterráneo —y otros puntos del planeta— continúan siendo una tumba para los sueños de miles de personas. Las amenazas nucleares dependen de los picos de testosterona de varios dirigentes. Los bancos y las opiniones de las élites presiden el rumbo de nuestras vidas. Un periodista es asesinado y descuartizado en la embajada de su propio país. Y la violencia machista campa a sus anchas, mientras el contador sube. Siempre insistimos en que la lectura es una de las pocas certezas que nos quedan. Sea ficción o ensayo. Aventuras o libros de historia. Peripecias fantásticas o divagaciones filosóficas. Novela negra como el ala de cuervo o histórica con tintes románticos.
En este número esperamos, como siempre, despertar su curiosidad, contribuir a su disfrute literario y presentarle títulos que puedan ser de su interés.
Feliz noviembre y felices lecturas.
María Borràs, Noviembre 2018