DIEZ AÑOS NO SON IMPOSIBLES
La noticia de que se abre una librería siempre es motivo de alegría tanto para el gremio, la industria editorial y los lectores, los que de verdad se deleitan con ese placer adictivo tan difícil de entender para los que no lo gozan. Y ante ese agrado siempre se exterioriza admiración por los y las valientes que se embarcan en esa empresa tan sacrificada y poco lucrativa, pero también surge un punto de escepticismo mal disimulado.
En el año 2013 Olga Federico y Mireia Perelló inauguraron
La Impossible (C/Provença, 232 de Barcelona). Seamos realistas, pidamos los imposible es una frase atribuida a Ernesto
Che Guevara y ha sido el leit motiv de esta librería que cumple 10 años y que echando cuentas posee unas cuentas muy saneadas: 51 horas a la semana, a las que hay que sumar Navidad, Reyes, Sant Jordi y demás eventos librescos. Redondeando unas 30.000 horas anuales. Y como indican en el folleto de su aniversario en todas esas horas entregadas al libro la nave Voyager podría haber ido y vuelto desde la Tierra al Sol 6 veces. Ellas no se han movido de sus puestos.
Horas, vocación, conocimiento y amor al libro: algo que se trasluce con solo cruzar el umbral de esta librería. Una cuidada selección en lengua catalana sin menosprecio de las otras lenguas; libro infantil, novela gráfica, ficción, no ficción, filosofía… el saber en pocos metros. Una cercanía imposible (aquí sí que toca) de conseguir en unos grandes almacenes o en cadenas de relumbrón. Ellas miman a sus clientes y lo más importante: saben lo que venden y lo defienden a capa y espada; aconsejan a los indecisos y animan a los remisos. Mientras haya librerías como ésta el libro seguirá vivo. Felicidades, a por 10 años más.