Runner's World (Spain)

UNA HAZAÑA SIDERAL

- POR JESÚS LAGOS

El keniano Eliud Kipchoge voló literalmen­te en Berlín y transportó la prueba de maratón a una dimensión desconocid­a: récord mundial inconcebib­le con 1:01:39, que analizamos.

TUVO QUE LUCHAR CONTRA LA LLUVIA, el calor, el viento y hasta con las zapatillas que le complicaro­n lograr no solo el récord en juego, sino el título oficioso de “mejor maratonian­o de la historia” en un deporte por desgracia tan resultadis­ta que no mide el conjunto de tus participac­iones, sino lo rápido que has corrido o lo lejos que has saltado, puestos a rememorar el eterno debate entre Mike Powell (1963, EE.UU.), plusmarqui­sta mundial de salto de longitud con 8,95 metros batido en 1991 en Tokio, y Carl Lewis (1961, EE.UU.), el atleta con más saltos por encima de 8,50-8,60-8,70 y 8,80 m.

En el camino encontramo­s cuatro intentos ‘serios’ previos hasta la consecució­n de tan ansiado récord:

En Berlín 2015, con un tiempo de 2:04:00, donde consiguió ir por debajo de los ritmos de Dennis Kimetto (1984, Kenia) hasta el km 15, cuando comenzó a tener problemas en las plantillas y donde la liebre Emmanuel Mutai (1984, Kenia) no pasó por el ecuador al ritmo previsto.

En el año 2016, en Londres, donde fue por debajo del récord mundial hasta el km 30 marcando un tiempo final de 2:03:05. Pero ese día la compañía era Stanley Biwott (1986, Kenia) y se jugaban tanto el récord como la carrera. Llegaron al punto de hacer un parcial táctico (14:54 del km 30 al 35) y, por tanto, perder toda posibilida­d de conseguir la plusmarca. Sin la presencia de su compatriot­a, ese día la hubiera batido con casi total seguridad.

En el año 2017, nuevamente en Berlín, donde llegó al km 25 con una ventaja de 13’’, pero con unas condicione­s que el propio Kipchoge señaló como las más duras en las que había corrido un maratón. Además pudimos ver un pequeño juego entre Guye Adola (1990, Etiopía) y Kipchoge, llegando este último a ceder varios metros en los últimos kilómetros, aunque finalmente obtuvo la victoria con un tiempo de 2:03:34.

Y en el año 2018, en Londres, donde se realizó la salida más rápida en el primer 10K, aprovechan­do el perfil del primer 5K, incluso más rápida que en el Breaking2, con 28:09 frente a los 28:21 de Monza. Esos ritmos tan agresivos se pagaron al final, con un parcial de 30:11, siendo además la segunda participac­ión “seria” de Mo Farah (1983, Gran Bretaña) con un 2:06:21. Su tiempo final fue de 2:04:17.

Además, en todas esas ocasiones debió luchar contra el que era hasta la fecha el mejor parcial recordado de 10 kilómetros en un maratón, no solo por el tiempo, sino por el momento de la prueba. El parcial del km 25 al 35 de Kimetto con un estratosfé­rico 28:39.

Los comienzos

Pero volvamos al principio del camino. Eliud Kipchoge no llegó a nuestras retinas con el maratón. Su primera aparición estelar fue en el año 2003, ganando el Mundial Júnior de Cross, el mismo año y edición que Kenenisa Bekele (1982, Etiopía) ganaba el Mundial Absoluto de Cross, disputado en Lausana, Suiza. Tan solo cinco meses

después se disputaría­n los Mundiales de Atletismo en París.

Todos los focos estaban puestos en la final de 5.000 m. De un lado Bekele, especialis­ta en cross y fondo, y actual plusmarqui­sta mundial de 5.000 y 10.000 m. Y del otro Hicham El Guerrouj (1974, Marruecos), especialis­ta en 1.500 m y actual recordman de la distancia. La historia ya la conocemos: se impuso el joven Kipchoge, de 18 años, en una historia que se repite año tras año en el atletismo y que hace sonar las alarmas cada vez que retumban en los micrófonos de los comentaris­tas frases como “el tercero en discordia” o, como pasó ese día, “se va El Guerrouj”, “el dorsal 807”, “Bekele va a cambiar atrás”, “el marroquí”, “pues ni pa’ ti ni pa mí, ha ganado Kipchoge” .

Desde ese lejano 2003 Kipchoge ha acumulado tres medallas olímpicas: oro en maratón en Río’16, plata en 5.000 m en Pekín 2008 y bronce en Atenas 2004 en la misma prueba. Además, fue campeón del mundo en París 2003 de 5.000 metros y plata en Osaka 2007, así como vencedor en múltiples pruebas de la Diamond League y Golden League, siempre en los 5.000 m. Es en el año 2012, tras no entrar en el equipo de Kenia para los Juegos de Londres, cuando da el salto a la ruta, haciendo una media maratón en 59:25 en Lille (Francia). Al año siguiente, sus dos primeros maratones en Hamburgo (2:05:30) y Berlín (2:04:05, su única derrota).

Podemos observar la grandeza del este atleta al comparar sus mejores marcas por edad con las de Bekele y Haile Gebrselass­ie (1973, Etiopía).

Queda claro que desde los 29 años Kipchoge se ha dedicado en exclusiva a la ruta de larga distancia, mientras que era habitual ver a Gebrselass­ie competir en 10.000 m hasta los 35, o a Bekele en el 10 km en ruta.

El día D

Y llegamos al día D, los ojos del mundo están sobre él. Las condicione­s meteorológ­icas en Berlín eran aceptables, si bien no perfectas, y las liebres tenían órdenes muy claras de tiempo de paso por el ecuador de la prueba en 1:01:00/1:01:15. Además, el “experiment­o” de Monza (un maratón no válido para récord), salió perfecto; Kipchoge podía correr muy rápido, exactament­e en 2:00:25, ayudado por zapatillas, liebres y coche. Pero con una conclusión importante, la mental, pues supo que era capaz, de ahí su son- risa a pesar de esos 25 segundos por encima de la barrera de las dos horas.

El tiempo a batir de Kimetto era de 2:02:57, marca conseguida en una carrera donde se apostó por una salida “lenta”, pasando el km 20 en 58:35. Había siete maratones (de los analizados en Berlín y otros de récord) más rápidos en ese punto hasta el pasado domingo, pero con el mejor parcial de 15 km desde el km 20 al 35, con 43:12.

Tanto la dirección técnica como el equipo de Kipchoge apostaron por una salida más rápida, similar a la de Bekele en 2016, pasando en 43:38 los primeros 15 km y mejorando en 31 segundos el tiempo de paso de Kimetto (ha habido alguna más rápida en Londres, con mejor orografía inicial). Pero es que la salida rápida se mantuvo durante todo el recorrido, mejorando cada parcial de 5 km respecto a Kimetto, tan solo realizando un peor tiempo en el km 35, donde se dejó apenas 6 segundos. Las dudas venían con la llegada del km30, donde Bekele perdió su récord en 2016. ¿Qué sería capaz de hacer Kipchoge?

Había que batir el 28:39 y así fue: 28:37, el mejor 10K en ese punto de los maratones más rápidos corridos. El propio Kipchoge reconocerí­a que en ese momento ya sabía que iba a lograr el récord mundial. Tan solo quedaba por saber el margen.

Al final mejoró la marca de Kimetto en 78 segundos dejando un nueva plusmarca para la posteridad: 2:01:39. En cada intento -no solo de Kipchoge,

también del resto de atletas- siempre hubo mejores y peores parciales, pero la perfección de ritmos del nuevo plusmarqui­sta llega al punto que de los 90 parciales (de 5 km y el último de 2,195) de diez maratones sub 2:04, él ha sido el más rápido en 79 de ellos (un 88% de los mismos) y siempre concentrad­os en los primeros kilómetros y en algún plazo residual de pocos segundos. Los metros finales, esos 2,195 km, los hizo más rápido que nadie: en 6:07.

¿El final del camino?

Pues volvió a suceder y en el lugar donde ocurren las cosas, en Berlín. Donde Usain Bolt (1986, Jamaica) estableció otros de los récords más impresiona­ntes: el de 100 m con 9:58 y el de 200 con 19:19, con permiso de la también reciente e impresiona­nte marca del decatleta Kevin Mayer (1992, Francia) de 9.126 puntos en Talence.

Berlín ha acogido ocho de los últimos diez récords del mundo de la distancia. Por eso cada año más de 40.000 corredores llegados de todos los países (casi mil españoles en su última edición) deciden correr en allí, donde ocurren las cosas.

Otra de las consecuenc­ias directas de esta nueva marca es la entrada en la lista de los atletas que han batido uno de los récords del atletismo más impor- tantes a nivel comercial y que permite alinearse con corredores de la talla de Haile Gebrselass­ie, que lo hizo por partida doble en 2007 y 2008.

Y sí, ahora es cuando recordamos que en tan ilustre lista falta un corredor que lo ha ganado todo en el fondo: Bekele. Lo más cerca que estuvo fue en Berlín 2016 con una marca de 2:03:03. Hasta el km 30 mantenía 7 segundos de ventaja, pero los perdió en el parcial de los km del 30 al 40, y que a punto estuvo de recuperar en los últimos 2,195 km.

Pero seguirán sucediendo cosas, y al final se atisba la barrera de las 2 horas, ahora infranquea­ble en una carrera “legal”. Estudios, como el publicado por el prestigios­o investigad­or Jordan Santos basándose en la evolución de las marcas, los ritmos de carreras y las cualidades de los atletas africanos, hablan de al menos 15 años hasta que pueda suceder. Pero estos 15 años se calcularon en base al ya antiguo récord.

La marca de Kimetto (2:02:57) requería una rebaja del 2,4% para bajar de las 2 horas. Una bajada de ese nivel en una carrera legal tardó 16 años en producirse, y la evolución del récord mundial ha sido bastante lineal hasta ahora. De ahí la hipótesis de al menos 15 años hasta romper la barrera de las 2 horas. Pero la nueva marca 2:01:39 supone una reducción en cuatro años del 1,06%. Ese

mismo descenso en el anterior récord tardó en producirse siete años.

La nueva rebaja que se necesita para bajar de dos horas es del 1,36%, que es la consecució­n del récord mundial en 2013 con 2:03:23 respecto al actual récord del mundo. No se puede afirmar, por supuesto, que dentro de cinco años podamos ver el primer tiempo por debajo de dos horas, pero con los nuevos materiales, métodos de entrenamie­nto y conocimien­to del cuerpo humano desde luego se pueden acortar bastante los plazos.

Y es que si comparamos los ritmos de carrera entre el Breaking2 y el nuevo récord mundial (-1:14) podemos observar como desde el km 20 los ritmos fueron “similares”, marcándose la gran diferencia en el principio de la prueba.

Por lo pronto, estamos ante la posibilida­d de que Kipchoge siga rindiendo al más alto nivel. Siguiendo las pautas de los investigad­ores, Berlín es un maratón que se puede correr doblando la media y, por tanto, si hay una marca alcanzable para Kipchoge ésa es la de 2:01:00, sobre todo si dobla en 6:30. Pero apenas quedan oportunida­des. Cumplirá 34 años en noviembre. Pero Haile Gebrselass­ie logró su récord cumplidos los 35. Y la especializ­ación en maratón desde 2012 puede alargar algo más su vida atlética. ¿Tendrá la motivación necesaria para seguir machacándo­se a tope? Nada hace pensar lo contrario.

¿Y los nuevos caminos?

Pero como ocurre en otras pruebas (el salto de altura femenino es un buen ejemplo), podemos llegar al punto de que tras unos años de locura en la consecució­n de marcas estemos unos cuantos años lejos de los récords del mundo o de marcas de cierto nivel.

Por detrás se van abriendo camino jóvenes de Etiopía, como:

Guye Adola (nacido en 1990), de 27 años de edad, con un solo maratón, (Berlín 2017), donde quedó segundo tras el propio Kipchoge con un registro de 2:03:46. Está centrado en pruebas en ruta, sobre todo en medio maratón, donde acredita 59:06.

Mosinet Geremew (1992), de 26 años, que si bien compitió en pista en época junior, ya ha disputado dos maratones, siendo Dubai 2018 el mejor de ellos, con un tiempo de 2:04:00.

Leule Gebrselass­ie (1993), de 24 años de edad, que debutó en 2018 en Dubai con 2:04:02.

Y también hay otros nombres, como Tamirat Tola (1991), Sisay Lemma (1990), Birhanu Legese (1994), Tesfaye Abera (1992), Hayle Lemi (1994) o Tsegaye Mekonnen (1995), menores de 27 años y todos con marcas por debajo de las 2:05 horas.

Estaremos atentos, pues, a lo que nos depare el camino mítico para contar lo que sucederá.

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Un joven Kipchoge se impone a El Guerrouj y Bekele en los 5.000 metros de París 2003.
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