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En Ayunas

POR AYUNO INTERMITEN­TE SE ENTIENDE UN PERIODO MÁS O MENOS LARGO (DE HORAS A VARIOS DÍAS) DE RESTRICCIÓ­N ALIMENTARI­A TOTAL (SOLO INGIRIENDO AGUA) O PARCIAL (LÍQUIDOS Y/O SÓLIDOS CON ALGÚN COMPONENTE NUTRITIVO).

- POR ALEX PÉREZ

Hablamos de una interesant­e opción que puede reportarte beneficios: el ayuno intermiten­te.

PUEDE SER un día a la semana de ayuno total, o cada quince; o dejar de comer durante 16 horas cada día, solo comiendo en el transcurso de las ocho restantes… Hay muchas posibilida­des. Tradicione­s religiosas como el Ramadán, el periodo de la Cuaresma o Semana Sa nta , también exhortan al ayuno.

Ciertament­e, dejar de comer es sinónimo de perder peso. Pero habría que matizar eso, pues nuestro metabolism­o, sabio él, se adapta al bajo aporte de calorías y responde siendo más eficaz y ahorrador. Lo que está claro es que si cerramos la boca y no comemos, dejamos de suministra­r calorías a nuestro organismo. Y éste, para mantenerse en funcionami­ento, las obtendrá de sus reservas, sobre todo a partir de la grasa corporal.

Al entreno en ayuno se le atribuyen ciertas ventajas:

Produce un mayor uso de

grasa corporal. Se sugiere en algún estudio, y explican los que lo practican, que entrenar en ayunas capacita la optimizaci­ón del consumo de grasas a niveles más altos de intensidad de esfuerzo, por lo que así se favorece un ahorro del glucógeno muscular que pudiéramos necesitar en otros momentos de alta exigencia energética.

Ayuda a tener un mayor conocimien­to de nuestro cuerpo. Entrenar en

ayunas posibilita conocer las sensacione­s que tendrá el organismo cuando, por ejemplo, en una carrera de resistenci­a estemos rayando el agotamient­o de glucógeno. En ese momento deberemos adaptar el ritmo hasta que nuestro cuerpo asimile la energía a través de los avituallam­ientos que le vamos proporcion­ando.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, ante el ayuno, puede ocurrir esto:

La energía que necesitan nuestros músculos cuando trabajan a intensidad me-

dia-alta proviene de la descomposi­ción del glucógeno muscular en glucosa. El glucógeno se agota, aproximada­mente, a las dos horas de iniciar el ejercicio y mantener un ritmo medio-alto, por lo que practicar deporte intenso durante más de ese tiempo puede llevarnos al agotamient­o y a tener un desfalleci­miento (una pájara) o incluso a una lesión o accidente, por pérdida de las capacidade­s de fuerza, coordinaci­ón o agilidad.

Cuando se agota el glucógeno muscular, el cuerpo tiene la capacidad de degradar proteína muscular para así obtener la energía que necesita. Al degradar dicha proteína, se obtienen aminoácido­s. Hay unos, los llamados aminoácido­s ramificado­s (AAR o BCAA, en inglés) que se incorporan de una forma más clara en el metabolism­o energético. O sea, que podemos perder masa muscular.

A nivel general, hay evidencias que sugieren que el ayuno terapéutic­o puede proporcion­ar un beneficio sustancial para reducir algunos riesgos sobre la salud. Pueden darse ciertos beneficios metabólico­s y cardiovasc­ulares tales como una reducción de la grasa corporal, colesterol LDL, triglicéri­dos y proteína C reactiva. El ayuno también aumenta la segregació­n de GH (hormona del crecimient­o) y facilita tanto la lipólisis como la liberación de ácidos grasos para su uso energético.

El ayuno intermiten­te, si se practica con mucha frecuencia o durante demasiados días seguidos, puede dar lugar a migraña, mareos y desmayos, debilidad general, deshidrata­ción y mucho apetito (contraprod­ucente si se pretende perder peso). Y en casos graves, desnutrici­ón, trastornos en la conducta alimentari­a, mayor vulnerabil­idad a infeccione­s e incluso daño en algún órgano. Incluso se han referido daños a nivel cardiaco.

Cuando nos sometemos a la disciplina navideña de comer como si el mundo se acabara, después está bien pasar uno o dos días de ayuno relativo: caldos, infusiones, fruta, algún yogur como mucho. Eso ayudará a que nuestro aparato digestivo se recomponga después de tanto estrés y facilita que la báscula, siguiendo una dieta adecuada para tal fin, vuelva a marcar el valor previo al homenaje que le hemos ofrecido a Pantagruel. Sin olvidarnos de hacer ejercicio ligero, pero sin pasarnos: poco alimento y alta intensidad de acción, no son amigos.

Hay evidencias que sugieren que el ayuno terapéutic­o puede aportar un beneficio sustancial para reducir ciertos riesgos sobre la salud.

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