EN MARCHA
El añadido de un eje de equilibrado hace que, como en la TRK 502, el funcionamiento del propulsor sea increíblemente suave desde el mismo momento que lo pones en marcha. El ralentí se sitúa en las 1.400 rpm, lo que ayuda a un sonido muy atractivo. Ni rastro de vibraciones, ni en asiento, manillar o estriberas. Solo a partir de 7,000 rpm aparecen tímidamente en las estriberas, pero nada especialmente reseñable.
EN CIUDAD
Empuja con contundencia desde 2.000rpm, con solo una pequeña respuesta brusca en cuanto abres el acelerador. Por lo demás, la puesta a punto de la inyección permite una conducción muy fluida. El contraste con la Benelli BN 600 R de hace unos años es evidente y la mejora infinita. "Zuòdé
hao" ("bien hecho" en mandarín) para los chicos del equipo de I+D de QJ.
EN CARRETERA
En sexta, a 5.500 rpm ruedas a 100 km/h y para alcanzar los 120 km/h debes ascender a las 6.500 rpm, siempre con un confort notable. Mientras que la TRK está más feliz en el tramo entre 4.000 y 6.500 rpm, la Leoncino dispone de una banda de uso más extensa. Esto hace que sea menos crítica sobra en qué marcha te encuentras, aunque el tacto del cambio es de una calidad japonesa. Y todo ello sin olvidar un instante en su sonido tan evocador. Puedes subirla hasta las 10.400 rpm, pero no tiene ningún sentido, porque lo mejor es disfrutar de unos medios que parecen de una moto de más de 500 cc. Un factor esencial a la hora de disfrutar de la conducción de la Leoncino es la confianza que ofrece su manejabilidad y la respuesta de sus suspensiones. El motor de la Benelli Leoncino 502 empuja muy bien y te perdona errores. Sus mejores medios son evidentes respecto a la TRK, aunque el efecto también puede proceder de su peso de 207 kg con todos los llenos hechos, frente a los 235 kg de la TRK con su depósito de 20 l. (12,7 l. en la naked).