«He renacido como el ave Fénix»

Macarena es pura vitalidad. De carácter inquieto, siempre tiene una sonrisa pronta a asomar. Es más, al contar su historia de malos tratos durante 23 años, no provoca compasión ni pena, sino optimismo y admiración por haber logrado romper con una relación devastadora y haber construido una nueva vida maravillosa.

Ser Padres ha querido cederle la palabra porque, aunque no sea consciente de ello, esta valerosa mujer es todo un ejemplo de madre coraje.

Asegura haber renacido como el ave Fénix, que se ha tatuado como recordatorio. Hoy, tres años después de dejar a su maltratador, esta jovial madre de dos hijos de 17 y 18 años quiere que su testimonio ayude a otras mujeres a terminar cuanto antes con una convivencia de vejaciones y golpes como la suya.

«Durante los tres años y medio de novios ya sufría sus celos incomprensibles, su chantaje emocional y su afán de posesión. La primera agresión física llegó la víspera de la boda. Aún así, seguí adelante porque lo achaqué a los nervios y estaba convencida de que nunca volvería a ocurrir. Pero me equivoqué. El maltrato físico y psicológico fue a peor: no solo me pegaba, sino que me alejaba de mi familia y me obligaba a visitar a la suya todos los fines de semana. Me sentía tan enjaulada que preparé la maleta para irme en más de una ocasión, pero tuve que echarme atrás porque me amenazaba con dañar a mi seres queridos.

A los ocho años de casados, tras la muerte de uno de mis sobrinos, sentí la llamada de la maternidad y pensé que mi marido cambiaría al ser padre. Así nació mi hija y, 15 meses después, su hermano. Tengo que admitir que él nació porque soy contraria al aborto pero, a la semana de tenerlo, fui a que me hicieran una ligadura de trompas. No quería tener más hijos que sufrieran».