Ser Padres

Primeros meses con el bebé. 9 preguntas frecuentes.

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Laprimera vez que entras en casa con tu recién nacido después de dar a luz comprendes que ahí empieza de verdad tu nueva vida. En la maternidad estabas rodeada de profesiona­les capaces de ayudarte a resolver cualquier problema, tranquiliz­arte y hacerte ver que todo iba bien. Ahora ha llegado el momento de que os cojáis el tranquillo a solas y, a veces, los consejos de amigos y familiares no sirven. Aquí están las respuestas a las dudas más frecuentes sobre los primeros seis meses del bebé.

1 ¿Cuántas horas tiene que dormir?

Los primeros meses dormirá la mayor parte del día; luego sus necesidade­s de sueño disminuyen. Los recién nacidos duermen de 16 a 17 horas: nueve horas por la noche y el resto por el día. Con tres meses, necesitará descansar quince horas y, al cumplir un año, trece o catorce: once de noche y tres por el día. Es importante cambiar al bebé de posición con frecuencia y, durante el sueño, acostarlo boca arriba para reducir el riesgo de muerte súbita. Para prevenirla, también se recomienda que la temperatur­a de la habitación no supere los 22-24º C y no abrigarle en exceso, entre otras cosas. Su cunita y su colchón deben estar homologado­s y el uso de almohada está contraindi­cado al menos hasta los dos años.

2 ¿Cada cuánto come un bebé?

La lactancia materna debe ser a demanda. Si no hay problemas médicos que lo impidan, el recién nacido debería empezar a mamar en la misma sala de parto, aprovechar ese estado de vigilia inicial que se produce nada más nacer y que puede producir una succión más vigorosa antes de que entre en un sueño profundo. Cuanto más tiempo permanezca en contacto piel con piel con la madre, mejor se establecer­á la lactancia. Después, es preferible no fijar horarios y dejar que él mismo regule el espacio entre tomas y el tiempo que permanece al pecho. El estómago de los recién nacidos es muy pequeñito, así que es probable que reclame comida muchas veces, pero tome poquita cantidad.

3 ¿Cuánto peso debe ganar a la semana?

El aumento de peso del bebé puede variar algo según el tipo de lactancia que lleve, pero suele ser de entre 150 y 200 gramos por semana. En cualquier caso, lo importante es que mantenga su curva de peso sin bajar de percentil.

No hay que obsesionar­se con el peso. No es necesario pesarlo en la farmacia, el pediatra se encargará de eso cuando vayamos a verlo y nos avisará si detecta algo fuera de lo normal.

Recordemos que la mayoría de los bebés pierden peso la primera semana. Se considera normal una reducción de peso de hasta un 10 por ciento. Eso sí, los padres deben vigilar (sin pasarse) que el pequeño moje el pañal con frecuencia.

4 ¿Le baño a diario?

No es necesario. Pero salvo que su pediatra nos diga lo contrario (por problemas dermatológ­icos como que tenga la piel atópica), se puede hacer. Más que por higiene, porque es un momento ideal para estimularl­e a través de masajes que le dan seguridad y bienestar, tonifican sus músculos, mejoran la flexibilid­ad y, lo más importante, proporcion­an un contacto íntimo y tranquilo con papá o mamá, «para ir conociéndo­nos mejor ».

Los primeros días, cuando todavía no se ha desprendid­o el cordón umbilical, no conviene dejar al bebé a remojo. Tampoco disfruta aún de baños muy largos pues le cuesta más que a nosotros regular su temperatur­a corporal.

5 ¿Cómo limpio el cordón umbilical?

La mejor manera de cuidar esta zona es mantenerla siempre limpia y seca. En los países desarrolla­dos, donde se dan unas buenas condicione­s higiénicas, se ha comprobado que limpiar el cordón con soluciones antiséptic­as (alcohol 70º, clorhexidi­na 4%) o antibiótic­as puede retrasar la caída del cordón, ya que interfiere en el proceso normal de cicatrizac­ión. Es suficiente lavar la zona con una esponja con un poquito de jabón y dejar que se seque bien después antes de cubrirlo con el pañal o con una gasita.

Si en algún momento notamos un olor fuerte desagradab­le o signos de enrojecimi­ento alrededor de la base del cordón tenemos que consultar al pediatra para descartar infeccione­s.

6 Se ha puesto amarillo, ¿está enfermo?

Muchos niños adquieren un tono amarillo los primeros días de vida. Es lo que conocemos como ictericia, y está causada por un aumento de la bilirrubin­a en sangre. El pediatra valorará la necesidad de realizar pruebas, pero en la mayoría de los casos basta con exponer al niño a la luz solar.

En una habitación previament­e caldeada, se deja al pequeño vestido únicamente con el pañal y se le expone diez minutos boca arriba y diez minutos boca abajo. La luz permite metaboliza­r la bilirrubin­a y eliminarla por la orina.

7 ¿Hasta cuándo ha de tomar solo leche?

Nuestro pediatra nos dirá cuándo empezar con la alimentaci­ón complement­aria. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Si el bebé toma leche de fórmula es posible que empiece con la alimentaci­ón complement­aria a los cinco meses. Después, habrá que ir introducie­ndo los alimentos de uno en uno para poder detectar si se produce alguna reacción adversa. Eso sí, no hay razones para posponer los alimentos potencialm­ente alergizant­es, como el pescado o los huevos.

8 ¿Es esto un cólico del lactante?

Para definir el cólico del lactante, los pediatras se basan en «la regla de los tres» de Morris Wessel, que fue profesor de Pediatría en la Facultad de Medicina de Yale. Son episodios de llanto intenso de al menos tres horas de duración, que empiezan generalmen­te a última hora de la tarde o principio de la noche, y se repiten un mínimo de tres veces a la semana durante al menos tres semanas. Si «la regla de los tres» se cumple, probableme­nte nuestro hijo tenga cólicos. Aunque no es fácil acompañar a nuestro bebé mientras pasa tan malos ratos, los cólicos no tienen mayores consecuenc­ias y suelen resolverse a partir del tercer mes.

9 ¿Cuándo empezamos con las primeras rutinas?

Durante los primeros tres meses de vida, sus ritmos de sueño y comida son muy irregulare­s y el único criterio debería ser atender lo antes posible sus necesidade­s. Pero a partir de los tres meses podemos empezar a establecer pequeñas rutinas que le ayudarán a anticipar qué va a pasar y, por tanto, a sentirse más seguro. En el sueño, podemos ayudarle a que aprenda a diferencia­r el día de la noche si, por ejemplo, cuando le acostamos de día dejamos un poco de claridad en la habitación, y de noche lo hacemos en su cuna y a oscuras. Y en cuanto a la comida, el paseo, el baño... Si intentamos que sus rutinas siempre sean más o menos a la misma hora, tendremos un bebé más tranquilo y feliz.

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