Viajar con barriguita.
No hay inconveniente en pasar unos días fuera de casa si todo va bien. La mayoría de las dudas surgen con los detalles del viaje, la letra pequeña. Respondemos a algunas dudas que nos han llegado a la redacción.
Quiero regalar un viaje a mi mujer embarazada. ¿Cuál es el mejor momento? ¿Qué tengo en cuenta para elegir el destino?
María de la Calle, ginecóloga de la Unidad de Tocología de Riesgo del Hospital la Paz de Madrid, asegura que se puede viajar en cualquier momento del embarazo, siempre que este no sea de riesgo ni exista una enfermedad materna o fetal que lo desaconseje. «Ahora bien – matiza– siempre que sea posible es mejor programar el viaje en el segundo trimestre de la gestación. Entre las semanas 12ª y 28ª el riesgo de parto prematuro es mínimo, las molestias de los primeros meses (náuseas o cansancio) han disminuido y la mujer aún no ha ganado tanto peso como para sentirse incómoda».
En cuanto a los mejores destinos, la Dra. de la Calle comenta que «todo es posible, pero hasta que nazca el bebé es mejor aparcar los lugares exóticos y el deporte de aventura, sobre todo aquellas zonas con deficiente sanidad o donde los mosquitos, el agua y los alimentos sin tratar puedan transmitir enfermedades, con vacunas o sin ellas».
Tengo vacaciones a partir de la semana 23a de embarazo y quiero escaparme unos días. ¿Qué medio de transporte es más recomendable?
El tren es una de las mejores opciones, ya que permite caminar. En el lado opuesto, quizás se encuentra el autobús, como el medio de transporte más incómodo durante la gestación, pues las posibilidades de movimiento son mínimas.
El coche también es una buena alternativa, porque podrás parar siempre que sea necesario. En este caso, María de la Calle recomienda «hacer un descanso cada dos horas para estirar las piernas diez minutos, ir al baño y comer algo».
En cuanto al avión, es un sistema cómodo, rápido y seguro... con ciertas precauciones. Permanecer mucho tiempo sentada puede provocar problemas circulatorios, lo que hace años se llamó «síndrome de la clase turista». Para evitarlo, conviene dar paseos por el pasillo, mover las articulaciones, estirar los brazos y, en definitiva, caminar.
Debo hacer un viaje en avión y estoy de 33 semanas, ¿pueden prohibirme el embarque?
Lo más recomendable es acudir directamente a la compañía aérea con la que vas a viajar y pedir que te informen, porque las condiciones varían entre unas y otras. Muchas de ellas exigen una autorización médica del ginecólogo superada la semana 28ª, donde se indique las semanas de gestación en el momento del vuelo, la fecha prevista del parto y que no existen contraindicaciones para viajar en avión.
Además, algunas compañías aéreas son muy restrictivas. Lufthansa, por ejemplo, no permite viajar a partir de la semana 28ª en caso de embarazo múltiple, aunque la mayoría lo retrasa a la semana 32ª. Si la madre espera un solo hijo, muchas aerolíneas no dejan que suban a sus aviones a partir de la semana 36ª.
Conviene que te identifiques como mujer embarazada al personal aéreo para embarcar antes que al resto de pasajeros y, si es posible, reservar un asiento en primera fila, donde hay más espacio al no tener otros asientos delante. También es interesante tomar las mismas precauciones cuando se piensa viajar en barco. Antes de contratarlo conviene comprobar la política de la naviera para embarazadas, porque algunas ponen un límite de 24 semanas de gestación para poder viajar y obligan a llevar un permiso del ginecólogo. En cuanto a los equipos detectores de metales de los aeropuertos o puertos, no implican ningún riesgo para el bebé.
Me mareo mucho en los viajes largos. ¿Puedo tomarme las pastillas estando embarazada? ¿Hay que tomar alguna precaución en el trayecto?
Se desaconseja tomar pastillas, chicles o jarabes contra el mareo durante la gestación sin consultar antes al médico. Para evitar las náuseas, es mejor chupar algo con glucosa, como un caramelo.
Respecto a si hay que tomar medidas especiales, la Dra. de la Calle aconseja «procurar no viajar con el estómago vacío y llevar provisiones que puedan aliviar las náuseas o quitar el hambre en un momento dado, si no se puede parar durante el trayecto».
Y tanto en el viaje como al llegar, añade que «es aconsejable beber mucha agua, sobre todo si se elige un destino caluroso, ya que ayuda a aliviar la retención de líquidos propia del embarazo».
Un truco muy práctico para reducir la tensión consiste en ir organizándolo toda con la mayor antelación posible. Es una estrategia que te puede venir muy bien, además, cuando tengas que preparar tu bolsa para llevar a la maternidad donde vaya a nacer tu bebé.
Puedes empezar a escribir una lista con lo que vas a necesitar unas semanas antes del viaje. Así, podrás ir comprando tranquilamente lo que te haga falta, e incluso ir metiendo en una maleta las cosas que ya no necesitarás usar antes de partir.
Es importante que lleves contigo un bolso de mano con los medicamentos o suplementos que estés tomando, útiles de aseo, algo de comida, agua, zumos y toda la documentación médica: cartilla de embarazo, analíticas, ecografías…
Como vas a viajar en el 7º mes, no está de más añadir un pequeño neceser con lo imprescindible por si te pones de parto (para ti y para el bebé). Conviene también llevar apuntados los centros de salud y hospitales más cercanos a tu destino, por si fuera necesario hacer alguna consulta o acudir mientras estás allí.
Antes de reservar un viaje, ¿pido autorización a mi ginecólogo?
María de la Calle, ginecóloga del Hospital la Paz, insiste en que si el embarazo transcurre con normalidad, no hay inconveniente para viajar durante el embarazo, aunque esto puede cambiar según el estado de salud de la mujer y las características del lugar de destino. Los desplazamientos prolongados se desaconsejan cuando existen antecedentes de aborto o parto prematuro o si se han detectado anormalidades en la placenta, hemorragias vaginales, embarazo múltiple, hipertensión, diabetes o anemia severa.
Pero si el lugar de vacaciones se encuentra cerca, es conocido y dispone de buenos recursos médicos, el ginecólogo no suele tener nada que objetar. Eso sí, si quieres hacer un viaje largo conviene comentarlo antes con él, hacerte una revisión completa e informarte sobre las recomendaciones básicas para que tu desplazamiento resulte cómodo y seguro. No merece la pena correr riesgos en estos meses.