Ranking de anidación
La investigación de la Universidad MacMaster arrojó una lista de las situaciones más típicas que origina el síndrome del nido, que coincide y se complementa con muchos de los testimonios de las mamás recientes que vivieron su «momento anidación».
¡A desinfectar se ha dicho!
Según los expertos canadienses, una de las conductas habituales es la de desarmar, desmontar o cambiar de sitio piezas del mobiliario habitual con la intención de limpiarlos escrupulosamente y dejarlos como recién comprados. Muchas de las embarazadas que habían participado en el estudio confesaron que habían desmontado los muebles de la cocina para desinfectar bisagras y pomos... A Bárbara no le dio por ahí, pero en su lugar se convirtió en una auténtica cazatelarañas: «Mi casa es nueva y está impecable pero, inexplicablemente, poco antes de nacer Marta pasaba varias horas al día con el plumero en la mano».
«Lo quiero como nuevo»
Los psicólogos canadienses detectaron que a menudo la limpieza convulsiva esconde la intención de dejar todo como nuevo, para que el bebé estrene. «Mi marido tuvo una paciencia infinita, porque me empeñé en renovar sábanas, toallas y cortinas de golpe. No solo no había presupuesto para ese plan renove sino que la mayoría de las cosas no tenían ni dos años. Quería que todo oliera a nuevo, que los blancos fueran blanquísimos... Menos mal que el parto se adelantó», cuenta con humor Ana, madre de un bebé de siete meses.
Armarios y altillos: atracción fatal
A otras embarazadas les da por la parte de arriba de los muebles (¡cuidado con las alturas!) y las estanterías donde solemos dejar cosas que no utilizamos. El orden de los armarios es otro clásico.
«Para casa, para pasear, primera puesta, crecedero...»
mayoría de las embarazadas se pasan horas no solo preparando sino comprobando constantemente (incluso varias veces al día) que todo lo que puede necesitar el bebé está perfecto. Los investigadores canadienses comprobaron que es común la tendencia a ordenar y reordenar según distintos criterios. «Ni recuerdo las veces que organicé la cómoda de Hugo antes de que naciera: unos días ponía en el primer cajón la ropa de primera puesta y colocaba el resto en función de la edad (de 3 a 6 meses, de 9 a 12...). Al día siguiente pensaba que lo mejor era distribuirla como ropa de casa o de paseo. Incluso una vez vacíe toda la cómoda para colocarla según el tejido: algodón 100%, algodón con mezcla, sintética, etc. Tardé toda una tarde, pero cuando terminé ¡me sentía tan bien!», recuerda Isabel.
Más habitual en las primerizas
Cada mujer vive este síndrome a su manera, en función sus circunstancias y, también, de su forma de ser. Según explica la psicóloga Mariola Bonillo, miembro de TopDoctors. es, parece que es más habitual en las madres con temperamento nervioso y, en general, en la primerizas. «Las repetidoras suelen sentir menos ansiedad ante la proximidad del parto y, además, al tener ya hijos disponen de menos tiempo y tienen que optimizarlo en cosas más prácticas», explica. «Pero puede aparecer en cualquier embarazada, porque también es una forma de mantener la mente ocupada y distraída antes del parto».
No te resistas: únete a él... y sácale partido
Teniendo en cuenta que es una situación normal, que puedes hacer poco por evitarla y que, además, tienes a la ciencia de tu lado (no es una manía, sino un instinto), lo mejor es que te dejes llevar y te aproveches de esas ráfagas de energía de las que ahora disfrutas para reorganizar tu hogar. Solo hay dos límites: el cansancio ( aunque no lo sientas, nunca debes llevar tus fuerzas al límite) y tu seguridad (resístete al efecto hipnótico de los altillos y otras zona que impliquen subirte a escaleras o actitudes peligrosas).
Una vez que nazca el bebé, estos impulsos de energía productiva prácticamente desaparecerán ( las hormonas vuelven a sus niveles normales) y, además, vas a estar demasiado ocupada como para dedicarte a que todo tu entorno esté aséptico y ordenado. De hecho, puede que pierdas de vista el plumero por una larga temporada.