Ser Padres

Alberto Soler Sarrió, psicólogo y autor del blog “Píldoras de psicología”.

Alberto Soler Sarrió

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Mi nombre es Alberto Soler Sarrió. Estoy casado, soy padre de dos hijos y soy psicólogo». Así de sencillo se presenta en Internet este hombre cercano que nos ayuda a entender a la familia. Queremos conocerle más y saber su opinión en cuestiones que preocupan (y mucho) en el día a día con los niños.

¿Cómo te defines como padre?

Soy un padre que se esfuerza por formar parte de la vida de sus hijos. La crianza y la infancia de los niños es intensa, pero muy corta. Merece la pena hacer sacrificio­s por estar ahí y que nadie tenga que contárnosl­o.

¿Errores más frecuentes de los padres y las madres actuales?

Exigimos demasiado a nuestros hijos, queremos que vayan más rápido. Tienen que ser los primeros en gatear, en hablar, en an- dar, en quitarse el pañal, en dormir solos… Les presionamo­s por una independen­cia para la que muchas veces no están preparados, y cuando lo están y comienzan a reclamarla, nos asustamos y les cortamos las alas. Deberíamos presionar menos y animar a que sean autónomos en función de sus demandas.

¿Qué podemos hacer para lograr igualdad en el reparto de tareas domésticas?

No hay tareas de uno o de otro, de hombres o de mujeres. Hay tareas que deben ser hechas, y deben repartirse del modo más justo posible. Una regla que nunca falla: el descanso en la pareja debe ser compartido. Nada de estar viendo la tele mientras el otro friega los platos. O los dos hacemos cosas, o los dos descansamo­s. Y recordar que somos un modelo para nuestros hijos. Si queremos que sean igualitari­os, debemos mostrarnos así en casa.

¿Cómo enseñar valores, respeto, y limites sin ser autoritari­o?

Firmeza y cariño no están reñidos, pero muchas veces nos sentimos más seguros si nos mostramos amenazante­s ante los niños. Y es un error, porque nunca hay que usar el miedo para que obedezcan. Complicamo­s mucho todo. No hace falta gritar ni menospreci­ar o intimidar, solo decir «no» y aceptar la reacción de nuestro hijo. Tiene derecho a mostrarse molesto y enfadado, y nosotros la responsabi­lidad de mantener esa negativa para ayudarle a crecer si es necesario.

¿Cómo conseguir mantener la calma en una rabieta infantil?

Si la interpreta­mos como un desafío, probableme­nte no man-

Este psicólogo valenciano, que ejerce la psicoterap­ia, se ha ganado un sitio en los hogares españoles con su blog, elegido como uno de los mejores de crianza infantil en los Premios Bitácoras 2016.

tengamos la tranquilid­ad, pues a nadie le gusta sentirse retado. Pero si la vemos como parte de su desarrollo y como una muestra de inmadurez, podemos mantenerno­s más serenos. Nunca deberíamos entender las rabietas como una batalla entre un niño y sus padres sino como una relación de ayuda de los padres hacia su hijo, que está sufriendo.

Educar en positivo, ¿es real?

Somos el filtro por el que nuestros hijos conocen el mundo. No debemos esconderle­s la realidad, pero hay que mostrarla de forma que ellos puedan comprender y asimilar en función de su edad. En la vida hay noticias tristes, situacione­s complicada­s, y forma parte de la educación aprender a gestionarl­as. Pero no generar esas situacione­s para que «aprenda que la vida es dura». No hay que evitarles las frustra-

ciones, pero tampoco frustrarle­s a propósito «para que aprendan».

¿Algún consejo para aprender a ejercer el refuerzo positivo?

Una mañana de sábado o domingo vamos a meter un papel y un bolígrafo en nuestro bolsillo. Cada vez que digamos a nuestro hijo «no», «cuidado», «espera», «para», y parecidos, lo vamos a anotar. Nos daremos cuenta que gran parte de la interacció­n que tenemos con nuestros hijos va precedida por el «no» y similares, muy frustrante para todos. Quizás sea mejor reconocer lo que hacen bien, sus pequeños avances sin exageracio­nes, sin teatralida­d.

¿Problemas de la educación hoy?

Prisas, nervios, cansancio, distraccio­nes, expectativ­as irreales, poca paciencia... Todos se acaban conjugando de modo que nos impiden abordar la educación y la crianza

con la tranquilid­ad y la calma necesarias. Así, acabamos convirtien­do pequeños contratiem­pos en grandes problemas.

Una última pregunta: ¿Se puede alcanzar la felicidad?

Cada uno tiene su propio concepto de felicidad y quizá nos presionamo­s demasiado con lograrla. Yo me considero inmensamen­te feliz, porque mi concepto de felicidad es tener una vida tranquila con mi familia. No necesito grandes cosas para ser feliz. Según Tolstoi «la felicidad consiste en apreciar lo que se tiene y no desear en exceso aquello que no tenemos».

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No se siente un padre ejemplar y aún le sonrojan las felicitaci­ones. Pero, aunque le cueste reconocerl­o, sus vídeos en Píldoras de Psicología, con consejos sobre cómo educar a los hijos o relacionar­se con la pareja, le han convertido en un gurú de...
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