Para realizar una práctica correcta de mindfulness hace falta…
No enjuiciamiento: no hay que ser duro con uno mismo, hay que perdonarse y ser amable. “Yo no soy mis pensamientos” es una buena manera de empezar. No hay que juzgarse por lo que se siente y lo que se piensa.
Aceptación: ese pensamiento o emoción merece ser observado sin pensar en “lo que tendría que haber sido”, “lo que podría ser en el futuro” o que “no debería ser así”.
Dejar ir: quedarse aferrado en un pensamiento, emoción, conducta o circunstancia atrapa y resta libertad. Hay que soltar amarras. Ésa es la base de todo el crecimiento del ser humano, el físico, el cognitivo y el emocional: cerrar una etapa para dar comienzo a otra.
Mente de principiante: hay que mirar como lo hacen los niños, con la avidez propia del curioso que observa todo como si fuese la primera vez. Lo que se siente aquí y ahora es siempre diferente porque este instante es único.