“Quiero tener un hermanito…” Eterno tema de conflicto
Es cierto que los hermanos se asocian a una fuente de sociabilización y apoyo incondicional con una numerosa lista de ventajas, como aprender a relacionarse con los iguales con mayor pericia. Sin embargo, ¿es esto cierto? ¿Todas las relaciones de hermanos son positivas? Las continuas peleas entre algunos suponen un auténtico quebradero de cabeza para los padres, lo que puede implicar el aprendizaje de un patrón de comunicación menos asertivo. Parece que podemos desmontar otro falso mito, máxime si los padres de hijos únicos intentan que se relacione con primos, amigos, compañeros de extraescolares… Es decir, incentivan que se comunique exponiéndole a situaciones de índole social donde debe poner en práctica habilidades que tanto usará cuando crezca. Sí podemos afirmar que los hijos únicos están expuestos a una serie de factores o limitaciones, como pueda ser la socialización con hermanos, por lo que es importante que los padres sean conscientes de esto y no caigan en errores, como la sobreprotección o querer compensarlo a toda costa.
Por lo tanto, podemos concluir que los hijos únicos no tienen por qué responder a etiquetas por el mero hecho de no tener hermanos, pues las ventajas o pros comúnmente percibidos (“no tiene que compartir, se libra de las peleas, recibe más atención por parte de sus padres”) constituyen un doble filo: puede reflejar cierto egoísmo o estar sobreprotegidos.