Toma nota
Cada niño es único. Pero existen orientaciones generales que pueden servirte de ayuda. La psicóloga Raquel Fernández nos da algunas pistas de qué es lo que hay que hacer. Pero recuerda adaptarlo a las circunstancias de tu hijo.
QUÉ DEBES HACER
Durante el juego tiene que aprender a buscar otros niños para jugar, a compartir sus juguetes y a participar en el juego teniendo iniciativas.
Tienes que ayudarle a reconocer sus emociones y las de los demás (alegría, tristeza, enfado, asco...) y expresarlas con gestos y con un tono de voz adecuado. También debe aprender a ser simpático, a elogiar y a aceptar los elogios de los demás.
Fomentar su autoafirmación. Enséñale a defenderse solo, expresar quejas y pedir favores.
Entrénale en habilidades de comunicación: que mire a los ojos, mantenga la atención en conversaciones cortas, respete los turnos, exprese sus vivencias, conteste a las preguntas y dé su opinión.
Puedes utilizar recursos como libros o películas que hablen de cómo el protagonista superó su timidez.
QUÉ NO DEBES HACER
Enfadarte por su conducta tímida. Con esto solo agravarías el problema.
Forzarle a hablar de su timidez y referirte a ella de forma despectiva o dándole demasiada importancia.
Anticipar consecuencias negativas que puede acarrearle la timidez.
Infravalorarle o compararle con algún hermano más extrovertido que él.
Evita las etiquetas, los reproches, el sarcasmo y la ironía.
Perder la paciencia. Todos los cambios requieren un tiempo y mucha dedicación.
Sobreprotegerle. El exceso de protección solo sirve para crear niños inseguros, tímidos e introvertidos, que no son capaces de valerse por si solos.
Dramatizar. Puede estar sufriendo un periodo de aislamiento. Pero que quiera estar solo no significa que sea algo negativo, siempre que lo veas feliz.