Ser Padres

El canguro y el murciélago

- Macarena Orte

Lucas era un canguro feliz al que le gustaba pasarse las horas saltando entre matorrales y arbustos. Conocía a todos los animales que vivían a su alrededor y le encantaba hacer nuevos amigos.

Como a cualquier otro canguro, a Lucas le gustaba divertirse por la noche ya que por el día el calor era sofocante y apenas le quedaban fuerzas para moverse. En una de sus excursione­s nocturnas se encontró con un animal extraño para él: una especie de ratón con alas que revoloteab­a dentro de una cueva.

- ¡Qué animal más curioso! -pensó Lucas, y se acercó hasta él para conocerle.

- Hola, me llamo Lucas -dijo el pequeño canguro. ¿Quién eres tú?.

El canguro, lejos de saludarle, se escondió detrás de una piedra temeroso.

- No te asustes -le insistió Lucas- solo soy un canguro al que le encanta hacer nuevos amigos. El murciélago, asomó una de sus alitas y con voz tímida exclamó:

-Yo me llamo Pepe. Mi familia y yo nos acabamos de mudar a esta cueva y no conocemos a nadie todavía. - Veo que tú también estás despierto de madrugada -dijo sorprendid­o Lucas.

- Sí, contestó Pepa, los murciélago­s solemos alimentarn­os y funcionar por la noche porque así tenemos menos peligro de que otros animales nos hagan daño. Además, nos es más fácil conseguir comida de noche. Y a ti, ¿por qué te gusta más la oscuridad? -preguntó el murciélago al canguro.

- Porque por el día hace demasiado calor y nos podemos deshidrata­r. Además, los cazadores suelen actuar a pleno sol así que hasta que no anochece nos gusta esconderno­s en matorrales o arbustos para que no nos alcance la bala de ningún rifle -le explicó el canguro-. Si te apetece, podríamos ser amigos y jugar juntos cada noche.

- ¡Eso estaría genial, -exclamó Pepe emocionado-. A mi me suele dar mucha vergüenza hacer amigos nuevos, pero lo cierto es que solo me aburro mucho y cuando conozco a algún animal de mi edad me lo paso mucho mejor.

- ¿Y por qué te da vergüenza?- preguntó Lucas.

- No lo sé, pienso que se van a reír de mi o que me van a rechazar -le razonó Pepe.

- ¡Qué va! -le dijo Lucas. Piensa que el resto de los animales también pueden estar aburridos como tú y que a todo el mundo le gusta tener cuantos más amigos mejor. Si nunca te atreves a hablar con nadie tampoco comprobará­s lo fácil que es hacer amigos.

- Tienes razón, le dijo el murciélago. A partir de ahora intentaré saludar al resto de animales de la cueva. ¡Puede que ellos también sean nuevos en ella y necesiten a alguien con quien jugar!

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