Educación
Cuando las contradicciones entre ambos progenitores son frecuentes pueden suponer un problema en el bienestar emocional de los niños.
Cuando papá dice“sí”, pero mamá dice“no”.
Educar no es una tarea sencilla y en muchas ocasiones los padres se sienten exhaustos ante tanta responsabilidad y falta de respuestas e incoherencia en sus actuaciones. ¿Debería haberle castigado? ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Soy muy permisivo? ¿Me he pasado? En ocasiones no son estas dudas las importantes sino la falta de coherencia y criterio común entre los progenitores que puede hacer perder autoridad frente a los hijos. ¿Qué hago si mamá me dice que si y papá me dice que no? ¿Se lo pido mejor a mamá por si a papá le molesta? Vamos a hacerlo en secreto sin que mamá se entere... La falta de unidad de criterio entre los padres es uno de los principales problemas a la hora de educar a los hijos. Es fundamental que en el hogar primen unas reglas y normas comunes que se apliquen en la educación de los más pequeños. Porque cuando no existe esa coherencia educativa, los niños se resienten.
Mensajes contradictorios
Si el niño recibe mensajes contradictorios de sus padres y se desautorizan mutuamente, no sabrá a quién debe obedecer y se siente perdido puesto que no tiene una referencia clara de lo que debe hacer. Estas discrepancias, con el tiempo, las aprovechará el niño para salirse siempre con la suya, acudiendo al progenitor que sea siempre el más permisivo.
Los padres son la principal figura de autoridad para los hijos y siempre es un error tratar de ser sus amigos en lugar de ejercer de padres. Las cosas importantes nunca se negocian con los hijos. Los temas importantes se hablan entre los padres para que actúen como un bloque ante a ellos. “Los padres somos el princi-
pal modelo y referente de nuestros hijos, por o que es importantísimo que observen un criterio educativo común en cuanto a ellos se refiere, independiente, por supuesto, del estilo personal con el que cada uno lo aderece”, señala la psicóloga Alicia Sanzo. “Esto hará —continúa— que nuestros hijos se sientan seguros y establezcan un vínculo de apego más sólido y firme”. Educar con el ejemplo y sobre todo que los hijos vean que los padres no dicen una cosa y hacen otra es fundamental. No se debe olvidar que el hogar es la principal escuela y el lugar donde se aprenden los valores que acompañarán al niño de por vida. Todo lo que diga uno de los miembros de la pareja tiene que ser respetado por el otro y, si tuvieran discrepancias, solucionarlas en privado y no en presencia de los niños.
Tras la ruptura familiar
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, en España se producen anualmente cerca de 400.000 rupturas matrimoniales, entre separaciones y divorcios. Y cada año, las cifras van en aumento.
Tras la ruptura, cambia la convivencia, pero no deben cambiar las reglas del juego que había dentro del hogar. Esto quiere decir que padre y madre deben tratar de mantener una línea educativa estable, sin cambiar los criterios que antes tenían establecidos. No es buena idea que uno de los dos, o los dos, permita que su
hijo se salte las normas o haga cosas que no debería. Tienen que saber que, pese a que sus padres no estén juntos, tienen los mismos criterios en su educación y las mismas normas. “Cada miembro de la pareja debe aceptar, aunque no lo comparta, que en casa del otro muchos aspectos van a cambiar y funcionar de otra manera, y debe acompañar a su hijo en este proceso, desde la escucha, la comprensión y la empatía”, puntualiza la psicóloga.
Pase lo que pase, los niños deben tener siempre referentes y límites estables, pues mantener nuestra autoridad frente a ellos es fundamental para su educación.
Redes sociales, punto de fricción
La llegada de las nuevas tecnologías (play, tablets, móviles, ordenadores) suponen una probable fuente de discusión en la pareja. Las horas de uso del teléfono o los videojuegos, o si el menor puede colgar fotografías en Facebook o Instagram suelen ser motivos habituales de disputa. ¿Es beneficioso que dentro de 20 años los niños vean reflejada toda su vida en internet? “No seas exagerada”, “y tú no pases del tema que es muy serio...”
Lo fundamental es tener unos objetivos claros de lo que se quiere a la hora de educar y qué inculcar a los niños. Han de ser pocos pero compartidos en pareja y, en caso de no ser así, llegar a un acuerdo entre ambos antes de tomar decisiones precipitadas. Sólo hay que poner el foco en lo que es importante para vosotros: la educación de vuestros hijos.
Pero hay una cosa que tiene que quedar clara. “Buscar y consensuar criterios educativos comunes, marcar normas y límites claros… no es incompatible con pensar de forma diferente. Para los niños es enriquecedor que sus padres piensen de forma distinta en ciertos aspectos porque se nutren de diferentes tipos de valores, pero es importante esa conexión y encuentro respecto a la educación”, comenta Sanzo.