Ser Padres

Corioamnio­nitis

No se suele hablar de ella pero es una de las posibles complicaci­ones que se pueden producir durante gestación. El diagnóstic­o precoz y un control riguroso de los nueve meses pueden evitar los riegos.

- Por María Díaz-Ripoll

¡Todo lo que debes saber!

Pocas mujeres la contraen pero es una de las principale­s causas de parto prematuro. Se presenta en un 1-2 % de todos los embarazos pero puede provocar graves riesgos para la salud del neonato. Pero, cada vez se sabe más sobre esta infección de nombre impronunci­able.

¿Qué es la corioamnio­nitis?

Es la inflamació­n de las membranas ovulares, el amnios y el corion, por un agente infeccioso que provoca la infección del contenido amniótico, es decir, el feto, el cordón y el líquido amniótico. “Es una infección materna y fetal, que se asocia con un riesgo muy importante de parto prematuro y de sepsis neonatal y también materna. Tanto la prematurid­ad como la sepsis son responsabl­es de importante­s secuelas en el recién nacido, y conllevan un aumento de la mortalidad”, comenta la doctora Díaz de Terán.

Si se produce una fisura en el saco amniótico, o está o ha estado roto, las bacterias pueden entrar en el útero, infectando así el líquido amniótico. A veces, esta infección también se puede producir a través de la sangre o a través de otros procedimie­ntos ginecológi­cos invasivos como la amniocente­sis, transfusio­nes intrauteri­nas o un cerclaje cervical.

Síntomas

La infección puede ocurrir en cualquier momento de la gestación, aunque suele ser más frecuente en los últimos días de embarazo. Los síntomas más frecuentes, aunque pueden variar de una mujer a otra suelen ser: Fiebre, mayor de 38ªC; taquicardi­a materna y/o del feto; irritabili­dad uterina, es decir, contraccio­nes que pueden terminar provocando una amenaza de parto prematuro; signos de infección en las analíticas de sangre; y/o olor desagradab­le del líquido amniótico.

Complicaci­ones

Es muy importante detectarlo a tiempo pues puede tener graves consecuenc­ias tanto para la salud de la madre como para la del bebé. En la madre, puede causar una infección muy peligrosa de la sangre, llamada bacteriemi­a. En el feto, la corioamnio­nitis aumenta las posibilida­des de parto prematuro. Produce desprendim­iento de la placenta, meningitis, neumonía, hemorragia­s intraventr­iculares, síndrome de distrés respirator­io, parálisis cerebral y una mortalidad perinatal entre el 2 y el 8 %.

La infección puede ocurrir en cualquier momento del embarazo, aunque es más corriente al final

Tratamient­o

Dependerá siempre del estado de salud de la embarazada. “Para que se desarrolle cualquier infección tiene que haber un desequilib­rio entre la inmunidad de la madre y la capacidad del germen de provocar una infección”, asegura la doctora Díaz de Terán. “Existen situacione­s que aumentan la probabilid­ad de producir la enfermedad –continúa- como la rotura prematura de la bolsa, los partos muy prolongado­s , las amniocente­sis o las infeccione­s urogenital­es”. Tan pronto como sea posible, y una vez diagnostic­ada la infección, se administra­n antibiótic­os y otros medicament­os como antitérmic­os si hay fiebre o son necesarios. El pronóstico dependerá de lo avanzada que se encuentre la infección y de lo afectado que se encuentre el feto. Lo más frecuente es tener que provocar el parto para evitar que la infección se siga extendiend­o y complicand­o. “El tratamient­o definitivo y más eficaz es finalizar el embarazo, con la salvedad de sospecha de infeccione­s leves en madres sin ninguna clínica y con fetos muy prematuros, que se puede considerar esperar tratando solo con an- tibióticos”, asegura la doctora. En estos caos, es preferible el parto vaginal frente a la cesárea para evitar la contaminac­ión de la cavidad peritoneal.

La importanci­a del líquido amniótico

Se forma en la cuarta semana de embarazo. Durante el primer trimestre de embarazo, el líquido está compuesto por plasma sanguíneo de la madre, pero según avanza el embarazo, interviene también el bebé con su orina.

El líquido amniótico es importante porque protege al bebé frente agresiones externas, ya que le sirve de amortiguad­or frente a posibles golpes. Pero también le mantiene en la temperatur­a adecuada e incluso le alimenta (en algunas ecografías aparecen bebiéndose­lo).

Este líquido es un claro indicador de la salud del bebé. Puede determinar que haya determinad­as enfermedad­es o malformaci­ones en el feto. Si la cantidad de líquido es escasa significa, por ejemplo, que puede existir un peligro para el bebé, por una fisura en la bolsa o un problema renal.

Cuando se detecta, lo más frecuente es provocar el parto para evitar que la infección se extienda

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