¿Será urgente?
Juan Antonio Soult Rubio, jefe de Pediatría del Hospital Vithas de Sevilla, resuelve tus dudas sobre cuándo llevar a tu bebé a urgencias.
Diarrea
La gastroenteritis aguda es muy frecuente en los niños. La mayoría de las veces es debida a procesos infecciosos, casi siempre víricos y no requieren más tratamiento que una buena hidratación con soluciones isotónicas, una dieta astringente y un producto con Lactobacillus para reponer la flora intestinal. Cuando las deposiciones son muy numerosas, el pediatra puede prescribir un antidiarreico.
Hay que acudir a urgencias si el niño presenta decaimiento, vómitos continuos sin tolerar la hidratación oral o deposiciones muy abundantes y numerosas. En estos casos, lo más probable es el ingreso hospitalario, con rehidratación con suero por vía intravenosa. Los lactantes pequeños son los que más se suelen afectar y hay que vigilarlos.
No debes preocuparte si la diarrea va acompañada de vómitos, ya que puede tratarse de una gastroenteritis o un virus en el estómago. Llévale si siente dolores abdominales, le duele la cabeza, vomita bilis verde oscura, es un recién nacido o está deshidratado (orina poco, tiene la boca seca, pierde peso, etc.). Saber distinguir cuándo tu hijo está enfermo y necesita atención médica es importante, tanto para asistirle a tiempo como para evitar visitas innecesarias al pediatra o a urgencias.
Golpe en la cabeza
Los traumatismos son muy frecuentes en niños, no siempre hay que acudir a urgencias tras un golpe en la cabeza. Hay que acudir si el traumatismo se acompaña de pérdida de conciencia, convulsiones, desorientación, tendencia al sueño o vómitos continuos. También cuando el traumatismo provoca una herida que requiera puntos de sutura. Cuando un niño se da un golpe en la cabeza debemos vigilar su estado durante 24 horas o, mejor aún, durante las siguientes 72 horas. Ante cualquier síntoma o comportamiento fuera de lo normal hay que ir al médico. También se debe acudir a él si el niño sufre una pérdida de conocimiento, por breve que sea. Cuando se produce un trauma craneal también puede haber lesiones en las cervicales. Es falso que no se deba dejar dormir a un niño por la noche si se ha dado un golpe en la cabeza. Lo más indicado es despertarle cada dos o tres horas para comprobar que se espabila y responde de una manera normal. Después de darse un golpe en la cabeza el pequeño puede y debe seguir con su actividad habitual, esto es, dormir, comer y jugar a las horas que acostumbra a hacerlo. Es algo totalmente normal que se encuentre un poco abatido.
Vómitos
Es un síntoma frecuente y causado por distintas enfermedades, generalmente leves: gastroenteritis, infección respiratoria alta,... Hay que acudir a urgencias si el niño presenta vómitos continuos y no tolera la hidratación oral, también si el vómito se acompaña de fiebre alta o es de contenido sanguinolento. Casi todas las enfermedades pueden causar vómitos, tanto en los bebés como en niños mayores de un año. Por eso, ante cualquier otro síntoma es importante recurrir a un pediatra, que diagnosticará la causa. Si además hay sangre en el vómito, hay que acudir a urgencias inmediatamente. Antes de nada debemos diferenciar entre regurgitar o vomitar. Con la regurgitación sale sin esfuerzo una cantidad pequeña de leche, muchas veces a la vez que el eructo. Con el vómito, el contenido del estómago se expulsa a la fuerza y es mucho más abundante. Las causas pueden ser muchas y dependiendo de la edad, unas son más frecuentes que otras. Hay niños que vomitan con mucha facilidad.
Llanto
A veces, los lactantes pequeños presentan llanto frecuente. Las causas suelen ser poco importantes y en general no está indicado acudir a urgencias por este motivo. En lactantes pequeños suele ser debido a “gases”. Con una adecuada técnica de expulsión de gases tras las tomas, masajes en abdomen y algún producto comercial natural basado en la manzanilla amarga, suele ser suficiente. El motivo del llanto también puede ser el hambre, el sueño o el pañal sucio, por lo que hay que comprobarlo. Hay que acudir a urgencias si el llanto se acompaña de fiebre o es inconsolable.
Recuerda también que un niño decaído y sin fiebre puede ser más urgente que uno febril. Si ves que tu hijos no se encuentra igual de anima que solía estar siempre y ves que actúa raro, es bueno que le revise el médico para salir de cualquier duda.
La atención urgente inadecuada ocurre en un 50-60 % de los casos
Antes de llevarle a urgencias pregúntate si juega a pesar de la fiebre o si por el contrario está adormilado
Dolor de oídos
Es un síntoma frecuente en verano y suele ser debido a una otitis externa o inflamación del conducto auditivo externo, por la inmersión del oído en playas y piscinas. Generalmente no es motivo de consulta en urgencias. Hay que acudir a urgencias cuando no cede con dosis adecuadas de analgésico o se acompaña de supuración por el conducto auditivo. La otitis es un término muy amplio que se utiliza para hablar de la inflamación del oído debido generalmente a una infección. Mientras que la otitis externa es más frecuente en verano, por la entrada de bacterias tras el contacto con el agua de las piscinas (no suele presentarse en el agua del mar), la otitis media es típica del invierno como consecuencia de la acumulación de moco en el oído medio por un catarro.
Mocos
Es un síntoma muy frecuente, sobre todo en invierno y no debe ser motivo de consulta en urgencias. Hay que acudir a urgencias cuando los mocos se acompañan de fiebre alta que no cede con antitérmicos, dificultad para respirar o tos muy frecuente que impide una vida normal.
En general, hay que acudir a urgencias cuando el niño presenta una afectación de su estado general, por cualquier causa. En el resto de casos, se debe acudir a la consulta normal de Pediatría. Hay que tener presente, que si colapsamos las urgencias, aquellos niños que de verdad necesitan una atención urgente se verán relegados y atendidos más tardíamente.
Sarpullidos
Los niños pueden tenerlos de vez en cuando debido a que su piel es más sensible. No obstante, debes acudir a urgencias si van acompañados de fiebre o si la erupción es de un color púrpura y la piel no vuelve a su estado normal o blanco si presionas sobre ella. En este caso, estaríamos hablando de petequias. Estas manchas de sangre, muy rojas y que no se blanquean al apretar, a veces pequeñitas, a veces más grandes, como hemorragias en la piel, pueden indicar una enfermedad grave: acude al hospital. Pero también puede haber petequias sin importancia en la cara, el cuello y el tórax en un niño que ha hecho mucha fuerza al toser o al vomitar.
Si sospechas que tu hijo tiene sarampión, varicela o alguna enfermedad similar, llama a tu pediatra o a urgencias, explica la situación, envía por el móvil varias fotos de las manchitas y sigue sus instrucciones.
Abatimiento
Es tal vez el síntoma más preocupante antes del primer cumpleaños, pero también el más difícil de apreciar para unos padres primerizos. Si un bebé, sobre todo un recién nacido, parece apagado, débil, flojo (hipotónico); si no se mueve como siempre; si rechaza el alimento o si su llanto parece débil y lastimero; si no está como siempre, no dudes en acudir al médico. En muchas ocasiones la apatía de tu hijo puede ser un síntoma más grave que la fiebre alta. No dudes en acudir a urgencias si ves que tu hijo no actúa como siempre y no responde a los estímulos.
Tos continua y fuerte
La tos y los mocos son muy comunes en los niños. Se deben a algún virus sin importancia, y no tienen tratamiento, ni siquiera si los mocos son verdes (estos son tan normales como los de otros colores). Ahora bien, hace falta acudir al médico cuando se sospecha que el niño no tiene un simple resfriado sino algo más grave, como cuando le cuesta respirar o respira de forma muy acelerada o la tos es continua y muy fuerte. La tos laríngea, a pesar de lo alarmante que parece, no suele implicar gravedad. Su origen suele ser una laringitis espasmódica, una infección vírica que da lugar a una inflamación de la laringe y que se cura sola.