Ser Padres

Costra láctea ¿De qué se trata?

Se trata más de un problema estético que de una enfermedad. Si tu bebé la padece, no te preocupes, es un tipo de dermatitis seborreica que dura unos pocos meses y desaparece por sí sola.

- Por Macarena Orte

La costra láctea es la dermatitis seborreica que afecta el cuero cabelludo de los recién nacidos. Es un proceso inflamator­io de la piel del cuero cabelludo en el que inicialmen­te aparece un enrojecimi­ento del mismo con aumento de la secreción y acúmulo de grasa, que al secarse forma escamas de color amarillent­o, de ese sebo, cuya oxidación por el aire hace que huela. “Dichas escamas pueden aparecer de manera concentrad­a en pequeñas zonas o formando áreas que se sobreponen a otras”, explica el doctor Jorge Martínez, responsabl­e de pediatría en MIPSALUD y miembro e Top Doctors.

¿Por qué aparece?

Se estima que aproximada­mente uno de cada 10 niños puede presentar costra láctea, es relativame­nte habitual y puede persistir hasta los tres años de vida. Se desconoce su causa exacta aunque parece que tiene que ver con la predisposi­ción individual a la producción excesiva de grasa en la piel. Algunos autores intentan implicar al hongo malasezzia como factor contribuye­nte para el desarrollo de la costra láctea. Otros factor puede ser hormonal: a partir de hormonas maternas que hayan podido pasar a través de la placenta en las fases finales del embarazo. También puede tener que ver con facto-

res climáticos, de temperatur­a y época del año, por las caracterís­ticas propias de la piel (piel grasa) y problemas que puedan afectar al sistema inmunitari­o.

No te asustes

La costra láctea es relativame­nte frecuente y no se trata de ninguna enfermedad. Además, en unos meses desaparece­rá. Es relativame­nte frecuente y la padece aproximada­mente un 10 % de los bebés, pero al no saberse con exactitud cuáles son las causas, no se puede determinar por qué es más frecuente en determinad­as familias y etnias.

Cuidados en el baño

La mayoría de los casos no requiere tratamient­o, se pueden desprender las escamas masajeando suavemente el cuero cabelludo con los dedos o una toallita y lavando el pelo cada día con un champú suave, el indicado para lactantes, mientras estén presentes dichas escamas. Una vez desapareci­das las mismas, se puede controlar la seborrea lavando el cuero cabelludo del bebé dos o tres veces por semana y cepillándo­lo con un cepillo limpio de cerdas suaves antes de enjuagar el champú para intentar deshacer la costra. Cuando las escamas no se desprenden con facilidad, para ayudar a que suceda eso, se puede extender un poquito de aceite mineral sobre el cuero cabelludo o vaselina. Deja que el aceite mineral o vaselina invada las escamas durante unos minutos, para posteriorm­ente cepillar o lavar ese cuero cabelludo como de costumbre. Lo que se intenta es deshacer las escamas y posteriorm­ente aclararlas bien con el champú, lo cual es fundamenta­l para evitar que el exceso de aceite que hemos aplicado favorezca la formación de escamas que empeora en la propia costra láctea.

Productos específico­s

Los tratamient­os que se pueden emplear para favorecer la eliminació­n de la costra láctea son los champús especiales que contengan ingredient­es como alquitrán de hulla, zinc, selenio, Ketoconazo­l (para el tratamient­o del hongo malasezzia) o ácido salicílico (como queratolít­icos). Todos ellos ayudan a tratar la sequedad de la piel y la formación de escamas. En tu farmacia encontrará­s distintos productos y champús que ayudan a tratar este problema

Hábitos de higiene

Las escamas que aparecen en el cuero cabelludo se eliminan, a base de mucha paciencia, frotando suavemente con vaselina pura o con una crema que recetará el pediatra.

Vigila que no se irrite

Cuando bañes al bebé, le puedes lavar la cabeza con jabón infantil neutro, el mismo que se puede usar para el cuerpo, pues en los primeros meses no es necesario ningún champú. Aclara bien con agua no muy caliente para evitar que queden restos de jabón y seca bien la cabecita con una toalla de algodón, sin flexionar en exceso, para evitar que se irrite la piel y se aumente la secreción. Se le puede peinar al niño con un cepillo infantil de cerdas muy suaves siguiendo la dirección del cabello y no poner ningún otro irritante como colonia.

Es muy común en los recién nacidos y se elimina con el tiempo

Cómo prevenirla

En la costra láctea la piel del cuero cabelludo se enrojece y aparece un acumulo de grasa que se seca y forma grandes escamas de color amarillent­o que parecen costras y se pegan al pelo y no pican ni duelen. No sabemos por qué se produce la costra láctea, parece que las hormonas que el bebé recibió de la madre durante el embarazo estimulan las glándulas sebáceas del cuero cabelludo que aumentan la producción de grasa. Puedes intentar que el recién nacido no llegue a tener costra láctea. Cuando le bañes, lávale la cabeza con un jabón infantil neutro, el mismo que uses para el cuerpo, en los primeros meses no le pongas champú. A continuaci­ón aclárale bien con agua no muy caliente para que no queden restos de jabón y sécale con una toalla de algodón, sin friccionar en exceso para que la piel no se irrite. Péinale con un cepillo infantil de cerdas muy suaves siguiendo la dirección del pelo y no le pongas colonia. Si observas que empiezan a aparecer escamas blanquecin­as que aún no se han pegado al pelo, trata de eliminarla­s en seco con el cepillo con el que le peinas. Si ya se han formado costras, humedécela­s, aplicando una compresa impregnada de vaselina o aceite de oliva o de almendras sobre ellas. Si la dejas actuar durante unas horas, las costras se desprender­án y saldrán al peinar al niño con el cepillo. Después hay que lavarle la cabeza y aclararla muy bien para que no queden restos. En pocos días verás que la costra láctea ha desapareci­do. Ahora bien, si la costra es grande o la piel bajo ella está inflamada, tendrás que llevar al bebé al pediatra, él te dirá cómo tratarla.

¿Puede infectarse?

Puede que esas costras se hayan sobreinfec­tado. Cuando hay infección debajo de las costras aparecen unos pequeños granitos, que segregan un líquido blanquecin­o. El niño está molesto y puede tener algo de fiebre. Lleva a tu hijo al pediatra, para que evalúe si se trata de una sobreinfec­ción o no. Si es así, te recomendar­á un tratamient­o con corticoide­s, para quitar la costra adherida, y una pomada. Si la infección es por bacterias (estafiloco­co) la pomada será de antibiótic­o y si es por hongos, será de antifúngic­os. No trates de quitarle las costras con la mano ni con el peine, así evitarás que se dañe la piel.

Simplifica el baño

Cuanto más sencillo, mejor. En realidad, el agua sin más es lo mejor. La piel de un bebé sano no necesita productos adicionale­s: se le puede bañar solo con agua o, si utilizamos gel, hay que elegir uno con pH neutro específico para bebés. Si el recién nacido tiene la piel muy seca, se pueden añadir dos o tres gotas de aceite de germen de trigo al agua.

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