Entrevista
Hablamos con el profesor Alex Beard, miembro de Teach For All, una red de organizaciones independientes que trabajan para garantizar que todos los niños puedan desarrollar su potencial.
Hablamos con el profesor Alex Beard.
■¿Crees que es bueno que los estudiantes estudien con iPads o tabletas en la escuela?
No debemos preguntar qué puede hacer nuestra tecnología por nosotros sino qué podemos hacer con nuestra tecnología. En California, conocí a una clase de niños de 5 años que usaban iPads para hacer videos maravillosos sobre libros que habían leído. Pero cuando intentaron dar iPads a todos los niños en Los Ángeles, fue un desastre. Los niños piratearon los controles y los usaron para mirar YouTube. Si los maestros incorporan los iPads en la experiencia del aprendizaje del aula sabiamente, entonces puede mejorar el aprendizaje de los alumnos. Sin embargo, vale la pena señalar que muchos padres en la comunidad tecnológica de Silicon Valley no permiten que sus hijos tengan acceso a iPads o tabletas, porque entienden el poder que pueden ejercer sobre los niños.
Los padres están preocupados porque sus hijos no pueden escribir o leer bien debido a Google. ¿Qué piensas al respecto?
Google es responsable de muchas cosas malas, pero no estoy seguro de que podamos culparlo por la forma en que nuestros hijos leen y escriben. La gente dice que debido a Google
ya no es necesario memorizar cosas porque «puedes simplemente buscarlo en Google». Esto no es verdad. Para buscar algo y hacer un buen juicio sobre lo que se encuentra, se necesita tener un conocimiento existente del mundo y la capacidad de leer y escribir.
¿Por qué es fundamental el desarrollo personal, social y emocional? ¿Y la confianza en uno mismo?
Todos los estudios sobre el futuro del trabajo muestran que nuestras características más humanas serán las más valiosas en el futuro. Queremos que nuestros hijos sean felices, pero se enfrentan a un futuro incierto definido por la automatización, el cambio climático y la creciente desigualdad. Si queremos superar estos problemas, requerirán mayores niveles de cooperación y empatía de los que la humanidad haya conocido, lo que significa desarrollar la inteligencia emocional de nuestros hijos. Enfrentar el futuro con confianza es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros jóvenes.
Hábleme sobre la importancia de hacer ejercicio físico para aprender.
Los humanos son capaces de mucho más que leer, escribir y codificar, pero esas cosas definen nuestro aprendizaje hoy. El gran error es tratar de separar el cerebro y el cuerpo, cuando en realidad son un solo sistema. El ejercicio físico es importante para ayudarnos a conocer y comprender nuestro cuerpo, que es clave para nuestro bienestar. Nos ayuda a desarrollar nuevas formas de expresarnos, nos da formas de trabajar en equipo, nos enseña cómo persevera cuando las cosas son difíciles. Lo más importante es que hoy salir al aire libre es vital para ayudar a los niños a conectarse con el medio ambiente, que debemos preservar.
¿Nuestra inteligencia siempre está cambiando?
Somos aprendices natos. Cuando somos bebés, ingresamos al mundo con cerebros que han evolucionado especialmente durante millones de años para ser adaptables y crecer en interacción con el medio ambiente y con las personas con las que nos encontramos. Alison Gopnik llama a los bebés los «científicos en la cuna». Ahora también sabemos que nuestros cerebros siguen siendo adaptables durante toda nuestra vida. Son rebeldes, orgánicos y cambian constantemente. Para nuestros hijos, debemos recordar que su capacidad de aprendizaje está siendo influenciada por su conocimiento previo, sus sentimientos, sus compañeros... Los niños no son predecibles como los robots.
¿Cómo captar la atención de nuestros hijos como lo hacen YouTube o Facebook?
Una persona que conocí me dijo que deberíamos hacer que el aprendizaje sea tan adictivo como Angry Birds. Es una idea atractiva, pero no está claro que sea posible. YouTube y Snapchat contratan a los principales psicólogos e ingenieros del mundo para crear productos que sean altamente adictivos para nuestros cerebros humanos. Quieren que nos pasemos horas en su plataforma para llenarnos de anuncios. El aprendizaje requiere que prestemos atención, por supuesto, pero también exige más de nosotros que simplemente deslizar y hacer clic. Para aprender, debes estar motivado para hacer algo difícil que requiera trabajo, no algo fácil que requiera un simple deslizamiento. Deberíamos usar todos los trucos de YouTube para involucrar a los niños, pero toda la experiencia de los maestros para ayudarlos a aprender.
“Nuestro cerebro está diseñado para evitar pensar”. ¿Qué intentas decir con esto?
Piensa en ponerte en forma. Es obvio que si quieres ser más fuerte, tienes que ir al gimnasio para levantar pesas. Lo mismo puede decirse
de nuestros cerebros: tienes que hacer un trabajo duro de pensamiento si vas a aprender. El problema es que nuestros cerebros parecen diseñados para evitar pensar. Si pueden tomar la opción fácil, lo harán, y esto tiene un efecto negativo. Toma Google Maps. Es mucho más fácil orientarse: ¡no tienes que recordar nada! Pero ahora podemos ver que el tamaño promedio del hipocampo, que es la parte del cerebro que ayuda con la navegación, se está reduciendo, porque no estamos haciendo el trabajo duro de aprender dónde está ubicado todo.
Es por eso que la motivación es el factor más importante que afecta el aprendizaje.
¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrentan nuestros hijos para aprender?
Parafraseando a un filósofo famoso, “los niños nacen libres, pero en todas partes están en las escuelas”. El mayor desafío para nuestros hijos es que sus colegios no maten su amor por el aprendizaje. Con demasiada frecuencia, sus experiencias les enseñan que son un fracaso, que son malos dibujando o que no son matemáticos. ¡Y no es cierto! No existe el cerebro matemático. No existe eso como un fracaso. Lo único que importa es: ¿qué sabes ahora y qué aprenderás después?
¿Deberían nuestros hijos tener más experiencias en la escuela?
Los niños necesitan tener más experiencias en su infancia. Islandia solía tener los peores adolescentes en Europa, pero luego comenzaron un programa de clubes gratuitos después de la escuela para todos los niños del país: fútbol, música y artes; en una década tenían los adolescentes más felices y saludables de Europa. Su bienestar y felicidad a largo plazo dependen de que encuentren cosas que les apasionen o que les guste hacer. Cuando salgas de la escuela deberías haber experimentado tantas cosas como sea posible, de modo que hayas encontrado una que ames.
¿Cómo inculcarles el valor del dinero?
¿Qué pasaría si diéramos a todos los que abandonan la escuela 10.000 euros para que lo invirtieran como quisieran? Podrían gastarlo en educación, iniciar un negocio, invertir en una empresa, o incluso gastarlo todo. Creo que pronto encontraríamos muchas personas motivadas para inculcar en esos niños el valor del dinero.
¿Qué significa “Hoy en día no importa lo que sabes sino lo que aprendes”?
El futuro pertenece a los que aprenden todo, no a los que lo saben todo. Antes podías pasarte catorce años aprendiendo, primero en la escuela y luego en la universidad hasta tener un oficio en el que usaras ese mismo conocimiento día tras día. Hoy, el ritmo del cambio significa que el conocimiento se vuelve obsoleto rápidamente y, en cambio, son aquellos que pueden dominar nuevas habilidades rápidamente los que tendrán la ventaja. En una nueva escuela de codificación en París sin tarifas, sin requisitos de ingreso y sin maestros, los estudiantes no están aprendiendo a codificar. En su lugar, aprenden a trabajar con pares, realizar proyectos del mundo real y encontrar respuestas a problemas a través de YouTube. Y así, están aprendiendo a codificar.
¿Qué deben aprender nuestros hijos en la escuela?
Nuestros niños deben aprender a usar toda su inteligencia: pensar, hacer y cuidar. Esto es particularmente importante en la era digital. Los niños necesitan aprender a pensar críticamente sobre las fuentes que encuentran, aprender a usar las últimas herramientas y que no sean estas las que los utilicen a ellos. De esta manera, construirán relaciones entre ellos que superen la manera en que las pantallas nos están separando.
En tu libro hablas de los niños tridimensionales, ¿cómo son?
En Corea del Sur, vi un sistema que intentaba hacer que los niños fueran bidimensionales, obligándolos a cumplir con un sistema que solo se preocupaba por su puntuación en el Suneung, el examen final online que realizan en la
escuela secundaria. No es sorprendente que Corea del Sur ya tenga el mayor número de robots para los trabajadores que cualquier país del mundo: están tratando de hacer que los niños sean como robots. Los niños tridimensionales tienen la capacidad de pensar, hacer y sentir. Saben quiénes son, tienen sus propios intereses, usan sus emociones. Creo que los niños tridimensionales están en todos los países del mundo, pero a menudo las escuelas están tratando de hacerlos bidimensionales.
Pensar y leer sobre un tema no te convierte en el mejor profesional. Tienes que practicar. ¿Cómo hacerlo en la escuela?
Ahora es bien sabido que te conviertes en un experto a través de la práctica, pero a menudo las escuelas no son el mejor lugar para practicar. Necesitamos repensar radicalmente la experiencia educativa que brindamos a adolescentes y adultos jóvenes. Podríamos tener cursos más prácticos ofrecidos por universidades, compañías en diferentes sectores que ofrezcan aprendizaje de alta tecnología, cursos que puedan realizarse online en codificación o contabilidad. Una vez que los niños alcanzan su adolescencia, una parte de su aprendizaje siempre debería realizarse en el mundo real.
Háblame sobre “el arte de enseñar sin enseñar” que mencionas en tu libro.
Bruce Lee habló sobre el arte de pelear sin pelear, y en un salón de clases en Finlandia vi a un maestro que había dominado el arte de enseñar sin enseñar. Había creado un entorno donde los niños aprendían todo por sí mismos. A principios de año, les dio el libro de texto, materiales en línea, las pruebas, incluso las respuestas a las pruebas. Su papel como maestro fue, entonces, entrenar a los estudiantes, individualmente y en grupos pequeños, sobre sus habilidades como aprendices. Se centró en darles retroalimentación sobre cosas como el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la creatividad, la perseverancia, y los alentó a encontrar sus propias formas de resolver sus propios problemas. Él enseñaba sin enseñar.
¿Cómo podemos inculcarles la importancia de la resiliencia y el coraje?
Necesitamos eliminar por completo la idea de competencia en la educación. En cambio, necesitamos crear las condiciones en las cuales los niños pueden fallar continuamente en pequeñas cosas, de una forma segura. Aprender que el fracaso es tu amigo y no tu enemigo es la forma más importante de mantenerte resistente y tener coraje frente a los desafíos.
¿Cómo evitar que nuestros hijos sean adoctrinados o radicalizados?
La radicalización no está relacionada con lo inteligente que eres. De hecho, muchas personas que se radicalizan son muy inteligentes: simplemente se les ha enseñado a ver el mundo de una manera retorcida. La forma de combatir la radicalización es a través de la conexión y la comunicación. Tenemos que crear espacios en nuestras escuelas y comunidades donde diversos grupos se unan y cualquiera pueda compartir honestamente lo que cree, sin ser avergonzado, llamado la atención o rechazado. Solo entonces se pueden debatir, desafiar y cambiar esas creencias. El mayor error es alejar a las personas o decirles “no debes decir eso”, ya que los alejará del grupo para encontrar opiniones similares en línea. Hay un programa brillante llamado Philosophy For Kids que ha dominado esta práctica para niños en edad escolar.
¿Por qué muchas escuelas son impersonales? ¿Cómo podemos cambiar esto?
Necesitamos amar a nuestros maestros. Aaron Sorkin dijo: ‘la educación es la bala de plata. La educación lo es todo. No necesitamos pequeños cambios, necesitamos cambios gigantescos y monumentales. Las escuelas deben ser palacios. La competencia por los mejores maestros debe ser feroz; deberían estar haciendo salarios de seis cifras. Las escuelas deberían ser increíblemente caras para el gobierno y absolutamente gratuitas para los ciudadanos, al igual que la defensa nacional “. Si podemos reimaginar el papel de los maestros, de manera que sean neurocientíficos, expertos en tecnología, entrenadores y especialistas en materias, y les damos el tiempo y el apoyo para convertirse en expertos en su oficio, entonces podremos traer alegría a la profesión, fortalecer las relaciones con niños y hacer que las escuelas sean personales nuevamente.
Necesitamos enseñar a los niños que el fracaso no es su enemigo, sino que les dará coraje