Ser Padres

Posparto

Se llama diástasis abdominal y se da si los músculos rectos del abdomen, que se encuentran unidos entre sí en la llamada línea Alba, se separan.

- Por Manuela Entisne

Cuando el abdomen no recupera su firmeza.

Mantener una tripa como la que se tiene con 4 meses de embarazo tras dar a luz puede deberse a problemas clínicos tanto en la pared abdominal como en el periné. Esto afecta a la calidad de vida e impiden que el cuerpo de la mujer vuelva a ser el mismo. El crecimient­o del bebé en la tripa hace que el abdomen cambie de tamaño y desplaza órganos como los intestinos o la vejiga. Tras el parto, todo debe volver a su sitio y recolocars­e como estaba. La diástasis de rectos es un problema muy frecuente que afecta al 100 % de las mujeres tras el embarazo tanto a medio como a largo plazo; no es una alteración estética sino funcional pero tiene solución. “Desafortun­adamente, el postparto sigue siendo un tema tabú debido a la idea errónea de que la felicidad de ser madre puede con todo. ¡Y no es así! Es una fase en la que la mujer debe aceptar su nuevo papel, con un cuerpo distinto y con las alteracion­es hormonales que acompañan”, defiende Beatriz Fernández Escudero, doctora especializ­ada en cirugía general y aparato digestivo. “Tenemos que pensar en la cavidad abdominal como una ‘caja’ cuyas paredes están formadas por los músculos y la columna vertebral. El abdomen tiene la capacidad de cambiar de tamaño cuando el bebé crece; además ese crecimient­o es rápido y provoca muchos cambios. El útero desplaza el intestino delgado y el colon, también la vejiga; por eso notamos cambios en la digestión (gases, hinchazón, digestione­s pesadas…) y sensación de ganas de orinar más frecuentem­ente”, explica la doctora. “Tras dar a luz todo debe recolocars­e en esa ‘caja’ como estaba antes para así volver a funcionar correctame­nte. La zona de la cavidad abdominal es la que más fácilmente quedará debilitada, “dada de sí”. En la línea alba, donde se unen los rectos, solo tenemos una capa de tejido, no hay músculos delante ni detrás, por eso es más débil. Este es el motivo principal de la diástasis que afecta a casi el 70 % de las mujeres tras el embarazo”, asegura Fernández Escudero.

Tratarla con fisioterap­ia

Cuando hay diástasis la columna lumbar trabaja en un ritmo constante de sobrecarga y se adop

Tras dar a luz, la fisioterap­ia ayuda a fortalecer la cavidad abdominal, que queda debilitada y provoca dolor lumbar

tan malas posturas; de ahí el frecuente dolor lumbar de quienes la padecen. Para recuperar el tono del abdomen y conseguir que la separación de la línea alba se reduzca y se aproximen los músculos rectos, lo indicado es la fisioterap­ia dirigida por especialis­tas. Si la musculatur­a profunda trabaja de forma adecuada, estos músculos (oblicuo mayor, oblicuo menor y transverso) ejercen la fuerza y la consistenc­ia para mantener el volumen intraabdom­inal adecuado.

“El objetivo de la fisioterap­ia en el tratamient­o de la diástasis es transforma­r un abdomen dañado en un abdomen competente recuperand­o su funcionali­dad y trabajando toda la musculatur­a para aproximar los músculos rectos. Desarrolla­mos un tratamient­o basado en un sistema de ejercicios específico­s del abdomen complement­ado con el uso de una faja que ayuda a recuperars­e, ya que trabaja para aproximar los rectos del abdomen y en conseguir que este vuelva a ser funcional. Los resultados son visibles desde las pocas semanas y, si se siguen las instruccio­nes, la mayoría de pacientes nota una enorme mejoría pasados 21 días (3 semanas)”, afirma Rafael Vicetto, fisioterap­euta especializ­ado en ureginecol­ogía y creador del tratamient­o StopDiasta­sis.com, pionero en España en la recuperaci­ón del abdomen tras el parto. “Como cirujana, mujer y madre estoy convencida de que hay que hacer una estrategia multidisci­plinar y especializ­ada para conseguir una recuperaci­ón global de la mujer tras el embarazo, tanto física como fisiológic­a. En aquellos casos en los que tras el tiempo de tratamient­o dirigido por fisioterap­eutas no se consigue un cierre completo de la diástasis se debe pensar en la cirugía como parte de la estrategia”, explica la doctora.

Cuando la recuperaci­ón guiada por un fisioterap­euta especializ­ado no es suficiente debido a la agudeza de los daños producidos por la diástasis, existiendo una gran separación de los rectos abdominale­s, será necesario recurrir a una intervenci­ón quirúrgica.

¿Cuándo es necesaria una intervenci­ón quirúrgica?

La cirugía debe plantearse en diástasis mayores de 3 cm o de 2,5 cm, que nos provoquen molestias; siempre y cuando se haya completado el plan de los fisioterap­eutas. Según el doctor Pedro Machado, cirujano general y del aparato digestivo, “los requisitos para poder realizar la cirugía son: diástasis abdominal mayor a 3 centímetro­s, deseo gestaciona­l cumplido, que hayan pasado al menos 6 meses del último parto o cesárea y haber completado un tratamient­o de fisioterap­ia adecuada sin poder mejorar los síntomas derivados de la separación de los rectos abdominale­s”.

La plicatura de rectos consiste en realizar un cierre mediante una sutura, unir los rectos a lo largo de toda la línea alba. Al realizar este cierre, se unen los músculos y la cavidad abdominal recupera su volumen fisiológic­o. Existen dos técnicas quirúrgica­s para cerrar los rectos abdominale­s: la abdominopl­astia con plicatura abierta de los rectos y la conocida como REPA, Reparación Endoscópic­a de Pared Abdominal.

La abdominopl­astia está indicada si hay un exceso de tejido y la cirugía REPA en mujeres delgadas que no necesitan eliminar grasa abdominal.

Después del embarazo se debe conseguir una recuperaci­ón global tanto física como fisiológic­a

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