Posparto
Se llama diástasis abdominal y se da si los músculos rectos del abdomen, que se encuentran unidos entre sí en la llamada línea Alba, se separan.
Cuando el abdomen no recupera su firmeza.
Mantener una tripa como la que se tiene con 4 meses de embarazo tras dar a luz puede deberse a problemas clínicos tanto en la pared abdominal como en el periné. Esto afecta a la calidad de vida e impiden que el cuerpo de la mujer vuelva a ser el mismo. El crecimiento del bebé en la tripa hace que el abdomen cambie de tamaño y desplaza órganos como los intestinos o la vejiga. Tras el parto, todo debe volver a su sitio y recolocarse como estaba. La diástasis de rectos es un problema muy frecuente que afecta al 100 % de las mujeres tras el embarazo tanto a medio como a largo plazo; no es una alteración estética sino funcional pero tiene solución. “Desafortunadamente, el postparto sigue siendo un tema tabú debido a la idea errónea de que la felicidad de ser madre puede con todo. ¡Y no es así! Es una fase en la que la mujer debe aceptar su nuevo papel, con un cuerpo distinto y con las alteraciones hormonales que acompañan”, defiende Beatriz Fernández Escudero, doctora especializada en cirugía general y aparato digestivo. “Tenemos que pensar en la cavidad abdominal como una ‘caja’ cuyas paredes están formadas por los músculos y la columna vertebral. El abdomen tiene la capacidad de cambiar de tamaño cuando el bebé crece; además ese crecimiento es rápido y provoca muchos cambios. El útero desplaza el intestino delgado y el colon, también la vejiga; por eso notamos cambios en la digestión (gases, hinchazón, digestiones pesadas…) y sensación de ganas de orinar más frecuentemente”, explica la doctora. “Tras dar a luz todo debe recolocarse en esa ‘caja’ como estaba antes para así volver a funcionar correctamente. La zona de la cavidad abdominal es la que más fácilmente quedará debilitada, “dada de sí”. En la línea alba, donde se unen los rectos, solo tenemos una capa de tejido, no hay músculos delante ni detrás, por eso es más débil. Este es el motivo principal de la diástasis que afecta a casi el 70 % de las mujeres tras el embarazo”, asegura Fernández Escudero.
Tratarla con fisioterapia
Cuando hay diástasis la columna lumbar trabaja en un ritmo constante de sobrecarga y se adop
Tras dar a luz, la fisioterapia ayuda a fortalecer la cavidad abdominal, que queda debilitada y provoca dolor lumbar
tan malas posturas; de ahí el frecuente dolor lumbar de quienes la padecen. Para recuperar el tono del abdomen y conseguir que la separación de la línea alba se reduzca y se aproximen los músculos rectos, lo indicado es la fisioterapia dirigida por especialistas. Si la musculatura profunda trabaja de forma adecuada, estos músculos (oblicuo mayor, oblicuo menor y transverso) ejercen la fuerza y la consistencia para mantener el volumen intraabdominal adecuado.
“El objetivo de la fisioterapia en el tratamiento de la diástasis es transformar un abdomen dañado en un abdomen competente recuperando su funcionalidad y trabajando toda la musculatura para aproximar los músculos rectos. Desarrollamos un tratamiento basado en un sistema de ejercicios específicos del abdomen complementado con el uso de una faja que ayuda a recuperarse, ya que trabaja para aproximar los rectos del abdomen y en conseguir que este vuelva a ser funcional. Los resultados son visibles desde las pocas semanas y, si se siguen las instrucciones, la mayoría de pacientes nota una enorme mejoría pasados 21 días (3 semanas)”, afirma Rafael Vicetto, fisioterapeuta especializado en ureginecología y creador del tratamiento StopDiastasis.com, pionero en España en la recuperación del abdomen tras el parto. “Como cirujana, mujer y madre estoy convencida de que hay que hacer una estrategia multidisciplinar y especializada para conseguir una recuperación global de la mujer tras el embarazo, tanto física como fisiológica. En aquellos casos en los que tras el tiempo de tratamiento dirigido por fisioterapeutas no se consigue un cierre completo de la diástasis se debe pensar en la cirugía como parte de la estrategia”, explica la doctora.
Cuando la recuperación guiada por un fisioterapeuta especializado no es suficiente debido a la agudeza de los daños producidos por la diástasis, existiendo una gran separación de los rectos abdominales, será necesario recurrir a una intervención quirúrgica.
¿Cuándo es necesaria una intervención quirúrgica?
La cirugía debe plantearse en diástasis mayores de 3 cm o de 2,5 cm, que nos provoquen molestias; siempre y cuando se haya completado el plan de los fisioterapeutas. Según el doctor Pedro Machado, cirujano general y del aparato digestivo, “los requisitos para poder realizar la cirugía son: diástasis abdominal mayor a 3 centímetros, deseo gestacional cumplido, que hayan pasado al menos 6 meses del último parto o cesárea y haber completado un tratamiento de fisioterapia adecuada sin poder mejorar los síntomas derivados de la separación de los rectos abdominales”.
La plicatura de rectos consiste en realizar un cierre mediante una sutura, unir los rectos a lo largo de toda la línea alba. Al realizar este cierre, se unen los músculos y la cavidad abdominal recupera su volumen fisiológico. Existen dos técnicas quirúrgicas para cerrar los rectos abdominales: la abdominoplastia con plicatura abierta de los rectos y la conocida como REPA, Reparación Endoscópica de Pared Abdominal.
La abdominoplastia está indicada si hay un exceso de tejido y la cirugía REPA en mujeres delgadas que no necesitan eliminar grasa abdominal.
Después del embarazo se debe conseguir una recuperación global tanto física como fisiológica