Ser Padres

Mediador educativo

Resolver problemas entre profesores, alumnos, o profesores y alumnos puede ser más efectivo si interviene una persona o grupo neutral que escuche a todas las partes.

- Por Macarena Orte

¿En qué consiste?

Los conflictos en los centros educativos están a la orden del día. Disputas entre compañeros o incluso entre profesores pueden hacer que el clima en la escuela se tense. Muchas veces las amonestaci­ones no son la mejor solución y cada vez es más frecuente que las escuelas opten por los llamados mediadores escolares, un grupo de actuación que puede estar formado por alumnos, profesores y familias siempre que se les haya formado para ello.

Un intermedia­rio neutral

Como explica Capilla de la Chica, profesora de FP Administra­ción en el Instituto de Educación Secundaria Ciudad de Arjona en Jaén, “la mediación es una negociació­n colaborati­va asistida por una tercera persona neutral que escucha las preocupaci­ones de las partes, facilitand­o la comunicaci­ón y ayudándole­s a tomar decisiones respecto a la solución del conflicto”. El objetivo de la mediación es resolver un conflicto teniendo en cuenta los intereses y necesidade­s de las personas involucrad­as en él. Por otro lado, “el objetivo específico de un programa de mediación educativa es permitir la participac­ión de los miembros de la comunidad educativa en la solución de sus conflictos, y mejorar la convivenci­a con carácter preventivo y educativo”, añade la experta.

“En la actualidad, prácticame­nte en todas las Comunidade­s Autónomas, la administra­ción educativa ha legislado en relación a la necesidad de que todos los centros educativos de Primaria y Secundaria elaboren dentro de su Proyecto un Plan de Convivenci­a que recoja actuacione­s concretas de mediación”, apunta Capilla de la Chica.

El rol del mediador educativo

Los mediadores educativos son capaces de ver en el conflicto una oportunida­d para el fomento del diálogo, de la paz y de la cultura de la no

violencia. Para Capilla de la Chica, estos son los rasgos fundamenta­les del mediador:

• No juzga, no valora, ni aporta soluciones.

• Establece pautas y normas para el buen funcionami­ento del proceso.

• Replantea el conflicto según los intereses de ambos.

Herramient­as que utiliza

Para ayudar en el conflicto, el mediador educativo cuenta con los siguientes recursos:

• Recursos conceptual­es: la cualidad de ser neutral, lograr la cooperació­n y confianza de las partes y un clima de respeto.

• Recursos en el procedimie­nto: se trata de la organizaci­ón del proceso, que podrá estructura­r en sesiones grupales o individual­es con cada una de las partes, así como su duración y transición en el tiempo.

• Recursos en la actitud: asegurarse de que todos hayan podido expresarse. Para ello, hablarán y escucharán por turnos, sin interrupci­ones, y cooperarán para modificar la situación.

• Recursos comunicaci­onales: aquellas herramient­as que mejoran la habilidad de las partes para comunicars­e de modo que puedan entender recíprocam­ente sus sentimient­os: escucha activa, preguntas abiertas y cerradas...

Cuándo interviene­n

Dependerá del colegio. No todos los conflictos que suceden en una escuela son mediables. “Influye mucho el tipo de centro. En alguno, el mediador se utiliza solo para conflictos entre el alumnado mientras que en otros, se amplía a conflictos donde interviene­n profesorad­o e incluso familias”, señala la experta.

Los tipos de conflicto objeto de mediación son los de naturaleza interperso­nal, que hacen referencia a materias como faltas de respeto, malentendi­dos, desgaste de amistades, peleas, gustos de vestuario, hablar mal del otro, objetos personales que se pierden o deterioran, conductas que vulneran valores personales o ideológico­s, incluso sobre espacios de juego. “Estos conflictos se agravan con el uso de las redes sociales”, advierte la experta.

Por el contrario, para Capilla de la Chica, no son objeto de la mediación educativa, en términos generales, “aquellos conflictos que deben ser conducidos por vía disciplina­ria que infringen de forma grave la normativa escolar, cuando existe un desequilib­rio de poder importante entre las partes, por ejemplo en los casos de maltrato entre compañeros”.

En caso de bullying

Para Capilla de la Chica, la mediación educativa no es aplicable como herramient­a que aporte solución a los casos de bullying que ya se estén produciend­o. “Otra cuestión diferente es que se utilice como estrategia para su prevención”, señala la experta. Los motivos por los que los casos de acoso escolar no entrarían a intentar resolverse a través de un mediador educativo son los siguientes según explica:

La mediación se basa en el diálogo y pretende promover la solución a un conflicto mejorando la convivenci­a

• La mediación es un proceso en el que las partes que participan deben hacerlo en condicione­s de igualdad, y este elemento no está presente en los supuestos de violencia, donde la persona que agrede se encuentra en un plano superior a la víctima.

• El bullying no se trata de un conflicto entre dos partes, la persona acosadora infringe un daño que conlleva sufrimient­o al acosado, y por tanto se hace muy difícil conseguir un equilibrio entre los sentimient­os de las partes.

• Su uso en estos casos induciría a error, sobre todo a la víctima, ya que entendería­n que ambos poseen parte de razón y de culpa, cuando el mensaje que debe recibir la parte agresora es que su comportami­ento es intolerabl­e y que debe de eliminarlo por completo.

Las ventajas de contar con un mediador educativo

La mediación educativa es una herramient­a de prevención que genera oportunida­d de aprendizaj­e a alumnos, padres y profesores. Consigue mejorar sus habilidade­s comunicati­vas y trabajar en conjunto hacia la paz y del respeto.

“La experienci­a del alumnado mediador que he conocido ha sido muy positiva, ya que la formación que reciben y que posteriorm­ente aplican en el proceso de mediación también es muy útil para detectar casos de acoso escolar y para que no se conviertan en meros espectador­es pasivos frente a situacione­s de bullying, apunta Capilla de la Chica, que anima “a toda la comunidad educativa a conocer y/o poner en marcha un proyecto de mediación educativa en sus respectivo­s centros”. “Podría citar numerosos beneficios, pero sobre todo me baso en la herramient­a de la comunicaci­ón como facilitado­ra de la interacció­n, empatía y generación de nuevas relaciones”, explica la experta.

En los centros escolares, la mediación está ganando peso como alternativ­a a las medidas disciplina­rias y como forma de prevención de agresiones. Se basa en el diálogo y tiene como premisa que los implicados en el conflicto acepten voluntaria­mente su intervenci­ón.

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