Medioambiente
Toca mimar nuestro planeta si queremos seguir viviendo en él. Desde que son pequeños puedes involucrarlos en este reto.
Cómo hacer que se involucren.
Cada vez somos más los que vivimos en las grandes ciudades y estamos descolgados de un contacto directo con el entorno natural. En medio de un ambiente tan urbano, ¿cómo enseñar a los niños a amar el medio ambiente y concienciarles para frenar el cambio climático?
Tras la Cumbre del Clima, los padres estamos concienciados de hacer lo necesario para frenar el cambio climático, pero desde nuestros barrios nos cuesta enseñar a nuestros hijos el valor de la preservación del medio ambiente. Y por eso, muchos se preguntan si podría ser la educación la estrategia para que los niños urbanitas entiendan la necesidad de cuidar el planeta. En respuesta a esta y otras cuestiones relacionadas con la emergencia climática y la infancia, José Antonio Corraliza, catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, asegura que “la educación infantil es uno de los recursos claves para combatir el cambio climático, pero dada la emergencia climática no podemos confiarlo todo a la educación infantil porque sus efectos se notarán a medio y a largo plazo, y ahora necesitamos intervención inmediata. Lo que sí me parece muy importante en la educación infantil es promover una mayor conciencia proambiental, de respeto a la naturaleza, de aprecio de otras formas de vida y de cuidado del planeta”.
Desde los colegios
Concretamente, a finales de 2019, la Asociación Mundial de Educadores Infantiles AMEI-WAECE ha solicitado al Ministerio de Educación la incorporación de la asignatura Educación Medio Ambiental al currículo de los escolares desde los dos años de edad. De hecho, en algunos países de la UE ya se ha aprobado una asignatura de Cambio Climático en el currículo escolar de los niños. “Esto ha sucedido en Italia, concretamente, pero no sé si esto es una solución, -matiza Corraliza-. Estoy muy a favor de que la Educación Medio Ambiental se introduzca en el currículo escolar, pero creo que el problema del cambio climático debería incluirse en todas las asignaturas. Lo que hay que hacer es transversalizar el currículo, es decir, incluir el cambio climático y otros temas medioambientales en diferentes asignaturas en general y en la vida de los niños, en particular. El nivel del profesorado de Primaria y Secundaria en conocimientos medioambientales es bueno. En general, están bien formados, pero muchos están más preocupados por transmitir conocimientos curriculares y creo que debemos motivarles para que hagan más hincapié en problemas ambientales, incluyendo estos temas en sus dife
Debemos promover en la infancia el respeto a la naturaleza, el aprecio a otras formas de vida y el cuidado del planeta
rentes asignaturas. Por ejemplo, en problemas de cálculo matemático se pueden plantear problemas relacionados con la evolución del clima o la extinción de especies y el rigor de la asignatura va a ser el mismo”.
La experiencia del medio ambiente en la infancia
El estudio Conciencia ecológica en la infancia. Efectos de Naturaliza en población escolarizada realizado por el catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio Corraliza, y la doctora en Educación Ambiental, Silvia Collado, refleja el aumento de la conciencia ecológica en los alumnos/as participantes en este estudio, que ha tenido como objetivo la evolución de la conciencia ambiental. Así, entre sus principales conclusiones revela que los jóvenes que a los 18 años tenían un mayor nivel de implicación medioambiental eran personas que habían tenido experiencias positivas en la naturaleza a los 6 años. Precisamente, José Antonio Corraliza explica que “uno de los supuestos básicos del programa Naturaliza es la ambientalización curricular, es decir, que el niño/a pueda conocer los pro
blemas ambientales desde su infancia a través de su enseñanza en el colegio: el cambio climático, la extinción de especies, la protección de paisajes naturales, el uso responsable de los recursos naturales y fuentes energéticas. La ambientalización del currículo requiere sobre todo que el profesorado y los que diseñan el currículo académico piensen en los temas ambientales como ejemplos en la enseñanza: así el Quijote se puede leer de muchas maneras, incluso se puede ver en clase cómo eran los paisajes del Quijote y si han cambiado o cómo han cambiado. No obstante, esto hay que adaptarlo a las etapas educativas: no es lo mismo hacérselo entender a un niño de 6 años que a uno de 14”.
La conciencia medioambiental
Crecer con hábitos medioambientales desde los 2 años significa que cuando esos niños lleguen a la etapa adulta los habrán hecho suyos porque se han desarrollado con ellos. Sin embargo, José Antonio Corraliza advierte que “los cambios se empezarán a notar en dos décadas y no podemos tranquilizarnos solo con eso, hay que hacer algo más. El papel de la información y la formación medioambiental es importante, pero sobre todo lo importante es promover experiencias positivas de contacto con la naturaleza que motiven a los niños”.
Por este motivo, aunque desde las aulas los docentes pueden enseñar a los niños urbanitas a cuidar el medio ambiente es preciso combinar estrategias con dos principios. Uno, dando información sobre los problemas y valores de un entorno medio ambiental; y dos, entrando en contacto directo con estos problemas. “Lo que más nos preocupa a los psicólogos es que los problemas ambientales se conviertan en una doctrina y no sean una experiencia. En algún trabajo lo he llamado “analfabetismo natural”, -señala este psicólogo medio ambiental- y este fenómeno no consiste solo en saber cómo se llama un árbol o en identificar a un pájaro por su canto, hablamos de las dificultades que muchos niños urbanitas tienen para reconocer la estimulación que reciben del entorno natural. Así, por ejemplo, podemos estar dando un paseo por el campo y el niño urbanita no darse cuenta del sonido del viento ondulante, o del canto de un pájaro, y no es porque esté sordo, porque ese mismo niño es capaz de identificar modelos de moto por el ruido. Se trata de volver a reconectar al niño con los modelos que ofrece la naturaleza, física y emocionalmente”.
Dentro de las aulas y en casa
Enseñar conocimientos como la emergencia climática, el consumo responsable o la protección de la biodiversidad dentro y fuera de las aulas es fundamental para educar a los niños en la protección del medio ambiente. En casa, los niños deben ver el ejemplo de sus padres. “Uno de los problemas que tenemos la gente más mayor es el mal hábito adquirido y tenemos que plantearnos cambiar el estilo de vida, es decir, las pautas de consumo, de derroche de todo tipo de recursos… que no es solo gastar menos o comprar productos ecológicos. Esto afecta también al impacto ambiental de la ropa que compramos o al hecho de comprar productos locales, evitando que frutas y hortalizas vengan de países lejanos. Hay que cambiar el modelo de vida asociado al consumo y volver al consumo de productos de proximidad”, asegura Corraliza.
Es importante que promovamos experiencias positivas de contacto con la naturaleza en niños, como que paseen por el campo mientras escuchan el viento