¿Oirá mal?
El 3 de marzo se celebra el Día Internacional de la Audición. Aprende a detectar y prevenir cualquier pérdida auditiva en tu hijo.
Señales de alarma.
El sentido del oído es uno de los más importantes del ser humano para su desarrollo social, emocional y cognitivo. Por ello, protegerlo desde la infancia es clave para garantizar que los niños tengan un crecimiento adecuado. “Oímos con el cerebro, no con los oídos, es decir, es el oído el que captura los sonidos, pero es el cerebro el que los procesa y los interpreta”, explica el equipo de audiología de Oticon, dedicados al diseño y fabricación de soluciones auditivas para adultos y niños
Diagnosticarlo a tiempo
Tratar la pérdida auditiva de nuestro hijo en edades tempranas favorecerá su evolución de forma natural permitiendo la maduración del nervio auditivo y la organización del sistema de procesamiento auditivo del cerebro.
La pérdida de audición puede identificarse desde que el niño es muy pequeño, incluso después del nacimiento, que es cuando se realizan los programas de detección precoz de la hipoacusia (incapacidad total o parcial para es
cuchar sonidos en uno o ambos oídos). Pero en otros casos, la pérdida auditiva se desarrolla a lo largo del crecimiento del niño. Por esta razón, durante el periodo de desarrollo del pequeño es cuando se aconseja estar más atento y observar el ritmo de desarrollo.
Sus causas
La pérdida de audición en un niño puede deberse a varios motivos. En concreto, destacan las causas congénitas, las que están presentes ya en su nacimiento o poco después; y las causas adquiridas, aquellas que acaban manifestándose durante la niñez, es decir, a lo largo de su crecimiento.
Los factores genéticos suponen cerca del 40 % de los casos según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otras causas son por infecciones tanto de la madre durante el embarazo como del propio niño: rubéola, meningitis, paperas o sarampión; y también la otitis, muy común entre los niños, y que puede llegar a provocar una pérdida de audición. Por supuesto, los sonidos intensos o de alta intensidad de forma continuada también pueden afectar a la salud auditiva, así como determinados medicamentos.
Pautas para cuidar sus oídos
La Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC) ofrece las siguientes claves:
Someter al bebé al cribado auditivo neonatal,
que se realiza en una primera fase a todos los niños, en el mismo hospital, los primeros días después del nacimiento.
Estar alerta de los signos de sospecha de problemas auditivos.
Si el bebé no se sobresalta ante sonidos fuertes, no emite sonido o no gira la cabeza cuando le hablan o grita con alta frecuencia. Más adelante, retrasos de adquisición del lenguaje, dificultades de atención, dificultades para mantener la concentración, preguntar frecuentemente ¿qué?, poner la televisión muy alta, tener dificultad para leer, entender conversaciones y contenidos, la timidez o el aislamiento, pueden hacernos sospechar. En estos casos se debe acudir al otorrino.
Evitarles la exposición continua al ruido
en conciertos o fiestas populares, los petardos o cualquier fuente de ruido intenso.
Protegerles del frío para prevenir otitis.
Evitar los cambios bruscos de temperatura, ponerles gorros para salir a la calle y lavar con frecuencia las manos para reducir las posibilidades de contagio de catarros o gripes.
Acudir al especialista:
en caso de inflamación, dolor, taponamiento, zumbidos, secreción de oído, ya que pueden derivar en problemas de la audición. Se recomienda acudir a revisión de manera periódica al menos una vez al año si existe tendencia a padecer otitis, si se tienen antecedentes familiares u otros problemas relacionados con el oído.
No introducir objetos o sustancias extrañas:
evitar el uso de aceites, soluciones salinas, gotas, agua oxigenada, bastoncillos u otros objetos, ya que éstos últimos, pueden empujar la cera hacia adentro y dañar el tímpano.
Limpiar los oídos con cuidado:
debe ser externa y durante el baño o utilizando una gasa.
No abusar de los antibióticos, tanto tópicos como orales.
Algunos pueden ser tóxicos para el oído.