¿Cómo disuadirles de decir mentiras?
A los padres no nos gusta que nuestros hijos nos mientan. Cuando mentir se vuelve hábito sí es recomendable exponer al niño a la realidad, hacerle ver que lo hemos pillado. El motivo no es otro que disuadirle de decir mentiras confrontándolo a las consecuencias de sus mentiras. Estas consecuencias deben ser más emocionales que físicas, es decir, en lugar de castigar a un niño sin algo que le gusta (Ej, sin jugar a la Play) por haber metido, tiene más sentido, mostrarle nuestro desacuerdo con su conducta. Y explicarle lo decepcionados que nos hace sentir, o la tristeza que nos genera el que no sea sincero con nosotros. Todo esto, hablado de forma tranquila, sin gritos ni enfados. La mentira podría estar motivada por evitar una consecuencia negativa, como es nuestra ira o nuestro castigo. Cierto es que si mienten por evitar un castigo, debemos plantearnos nuestras prioridades: qué es más importante la conducta que queremos corregir. Por ejemplo, una madre le dice a su hijo: ”Cuando vuelva a la cocina quiero ver que te has terminado el plato”. El niño, en ausencia de su madre, tira el plato a la basura. Ésta llega unos minutos más tarde y ve improbable que se haya terminado el plato en tan poco tiempo. Pregunta: “¿Te has comido ya todo el plato?”. El niño responde que sí. En ese momento es cuando hay que plantearse qué es más importante, su sinceridad o que aprenda a comer. Si entendemos que la sinceridad es un valor importante y queremos que nuestro hijo confíe en nosotros sin mentir, debemos priorizar el hecho de que nos cuente la verdad explicándole primero que si la dice no va a tener consecuencias negativas por ello.