Meningitis
La incidencia de esta enfermedad es relativamente baja pero con consecuencias muy graves. La vacunación es una herramienta clave para evitarla.
La importancia de vacunarse.
Se trata de una dolencia que consiste en la inflamación de las meninges, unas membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Esta afección es más frecuente en niños y adolescentes, aunque ningún grupo de edad se encuentra exento de poder padecerla.
A pesar de ser una patología que puede tener consecuencias muy graves, existe muy poca concienciación sobre la misma. Para mejorar en este aspecto, Gaceta Médica y la revista Ser Padres impulsaron el Foro pediátrico virtual: meningitis, un encuentro que tuvo lugar con el apoyo de GSK. En este, tres profesionales y un paciente trataron de aportar una visión global sobre la enfermedad meningocócica.
Uno de los aspectos más importantes, destacaba Susana Otero, médico adjunto del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología en el Hospital Vall d’Hebron, es que se trata de una afección con “un impacto muy grande, sobre todo en niños pequeños y más importante todavía en aquellos menores de un año”. Aun así, alertaba de que “también hay un pico de incidencia en adolescentes”.
Tiene causas diversas, aunque la más frecuente es la infecciosa, de origen vírico o bacteriano. Esta última la provoca el meningococo, bacteria que suele alojarse en las vías respiratorias altas del huésped. El hecho de portar la bacteria no se traduce en desarrollar la enfermedad, pero cuando coloniza al huésped, se desarrolla la meningitis.
Síntomas identificativos
Son claros, aunque si se desarrollan de manera leve pueden confundirse con otro cuadro viral. Fernando Sánchez Perales, jefe de Servicio de Pediatría del Hospital de Torrejón de Ardoz y presidente de la Sociedad de Pediatría de Madrid y Castilla-La Mancha, señala que indicios como “la rigidez de la nuca y la dificultad de doblar el cuello, fiebre o vómitos” deben hacer saltar la alarma. En ocasiones, se desarrollan otros que ayudan a distinguirla, como “que el niño esté más decaído que otras veces que haya tenido fiebre, o erupciones cutáneas como las petequias (manchas rojizas)”.
En cualquier caso, Sánchez Perales subraya que, ante las primeras sospechas, es de vital importancia actuar con rapidez puesto que “muchas veces se puede ver cómo un niño que en un principio tenía unas décimas de fiebre, puede evolucionar fatalmente”.
Vacunas y prevención
A pesar de lo preocupante de la enfermedad, Susana Otero resalta que la buena noticia es que “contamos con vacunas para prevenirla”. “Tenemos tres que, entre todas, protegen de cinco de los doce serogrupos de la enfermedad”, concreta. “Estos cinco causan el mayor número de meningitis, por lo que con la vacunación se reduce una carga importante de la meningitis meningocócica”.
Las vacunas frente al meningococo han evolucionado a lo largo del tiempo, ampliando la cobertura frente a los determinados serogrupos. Las más recientes, detallaba Otero, son “la vacuna tetravalente que incluye protección frente a los serogrupos C, A, W135 y el Y, además de la vacuna frente al serogrupo B”. Con estas, la especialista asevera que “podemos prevenir con mucha efectividad la enfermedad, ya que desarrollamos anticuerpos duraderos y, además, conseguiremos protegernos porque estas vacunas tienen un impacto sobre el efecto portador: consiguen eliminar ese estado de algunas personas que portan la bacteria en la zona nasofaríngea”.
Cobertura vacunal
Dentro de esta ecuación, hay un factor muy importante: controlar que se cumplan las tasas de vacunación para evitar que aumente la incidencia. Esto es especialmente importante en situaciones excepcionales como la derivada de la crisis de la COVID-19. A este respecto, Mª del Mar Corral San Millán, médico pediatra de Atención Primaria en el Centro de Salud Arroyo de Medialegua en Madrid, transmite un mensaje claro a los padres: “Pueden confiar en que las vacunaciones se desarrollan de manera segura; aquellas que se han demorado ha sido por la valoración beneficio-riesgo”.
Respecto a los programas de vacunación, Susana Otero manifiesta que “han evolucionado y se han ido adaptando a la enfermedad”. Por este motivo, en función de los datos de cada país, se incluyen en el calendario vacunal los serogrupos con mayor incidencia. Aun así, este ámbito se revisa continuamente para rediseñar los programas en función de la evolución de la epidemiología.
Siguiendo este hilo, Fernando Sánchez Perales apunta que “las sociedades científicas recomiendan todas aquellas acciones que se comprueban eficaces, seguras y reportan beneficio”. Y es que el especialista alude a que “los calendarios vacunales a veces son un poco ‘de mínimos’”. Pero esto, aclara, “no entra en conflicto con las recomendaciones de las sociedades científicas”. Dentro de estas, el pediatra precisaba que se han de emitir “sin alarmar y sin prisa, informando adecuadamente para que cada uno tome sus decisiones”.
Para finalizar, Mª del Mar Corral San Millán insistía en la necesidad de informar bien a los padres, por lo que les insta a “trasladar las dudas que tengan y confiar en las recomendaciones de los profesionales, ya que estas van a evitar problemas mayores”.