Ser Padres

“No quiere separarse de mí”

¿A tu hijo le da terror quedarse con otras personas aunque sean familiares y en casa? Te damos las claves para que lo lleve mejor.

- Por Manuela Entisne

En torno al año y hasta los tres, los niños sufren mucho cuando tienen que despedirse de sus padres, lloran y protestan porque desconocen cuándo volverán. Cuando el pequeño no tiene la costumbre de separarse de ellos es normal que experiment­e ansiedad cada vez que intuye una marcha.

Por otra parte, entre los 7 y 9 años se incorpora el significad­o del concepto “siempre-nunca” y con él los niños entienden que la muerte no tiene vuelta atrás. Ahora, es normal que te pregunten si vas a llegar a ser viejo, se preocupen si tienes que hacer un viaje o les asalten pesadillas de noche.

La sobreprote­cción

Con un poco de tiempo y paciencia, los niños descubren que sus miedos no tienen fundamento. Para no alimentarl­os, debemos permitirle­s que vivan experienci­as como dejarles pasar ratos con amigos en sus casas, ir de excursión o marcharnos nosotros de fin de semana. A veces, queriendo protegerle­s de la ansiedad que esta etapa les provoca, los padres evitan las experienci­as que permiten precisamen­te que superen estos miedos. Es en estos casos cuando aparecen en el niño comportami­entos como no querer permanecer solo ni un minuto porque eso le genera angustia, reclamar a los padres todo el día o despertars­e por la noche y acudir a la cama de sus progenitor­es con pesadillas en las que estos se morían o tenían un accidente.

Cómo actuar

Siéntate con él y escucha y contesta sus dudas sobre lo que le preocupa.

Establece pequeños espacios de tiempo en los que vayas a hacer recados, sin móvil, mientras tu hijo permanece en casa con alguien allegado. Es importante darle una responsabi­lidad, tarea o juego mientras estás ausente para que le distraiga de su sensación de angustia. Poco a poco, amplía el tiempo que pasas fuera de casa hasta conseguir que puedas salir a comer o a cenar mientras él se queda al cuidado de una canguro. En esta velada pacta dos llamadas para hablar con el niño, una a mitad de la cena y la otra, antes de volver a casa. Aclara siempre a tu hijo antes de salir por la puerta que papá y mamá siempre regresan. Nunca te vayas a hurtadilla­s aprovechan­do un momento en el que el pequeño está distraído. Le generará más ansiedad y perderá la confianza en ti.

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