Ser Padres

“Damos por hecho la seguridad alimentari­a y no es así”

Hablamos con Beatriz Robles, uno de los nombres destacados en velar por la calidad de los productos que llevamos a la mesa.

- Por Gema Boizaa

■ Acabas de publicar Come seguro comiendo de todo. Háblanos de él.

Trato de ayudar a las personas a comprender qué es la seguridad alimentari­a, qué podemos y no podemos comer, cómo debemos manipular los alimentos y qué prácticas higiénicas debemos seguir para no tener una intoxicaci­ón. Este libro nace con vocación de ser una guía que ayude a evitar los típicos errores que cometemos en la cocina, muchas veces porque no sabemos que lo estamos haciendo mal.

¿A quién va dirigido?

A cualquier persona que tenga que vérselas con la manipulaci­ón de alimentos en su día a día. En el libro hablo de cómo cocinar y conservar alimentos, de peligros conocidos y de otros desconocid­os provocados por microorgan­ismos, y de nuevas tendencias en la cocina como las ligadas a productos crudos o algas. También hay un apartado para cuidar la alimentaci­ón en diferentes etapas de la vida como el embarazo, la infancia o más allá de los 65 años, y de bulos que circulan en torno a algunos alimentos.

¿Qué hemos de hacer para lograr buenas prácticas higiénicas en nuestras cocinas?

Para evitar que un alimento se contamine, una buena práctica es envasarlo en un recipiente limpio y no solo meterlo en el frigorífic­o en un plato. De lo contrario, podría estar en contacto con otros alimentos como las verduras con posibles microorgan­ismos en su superficie y contaminar­lo.

¿Debemos variar esas prácticas cuando hay niños en casa?

Sí, los niños menores de tres años no tienen el sistema inmunológi­co desarrolla­do del todo, así que hay que tener considerac­iones especiales. Por ejemplo, no deberíamos darles alimentos que llamamos de alto riesgo como el sushi, que lleva pescado crudo, o preparacio­nes como carpachos o tartares, que llevan carne cruda. Además, hay alimentos que están desaconsej­ados, como el tiburón, el atún rojo, el lucio o el pez espada, porque pueden tener mercurio y producir alteracion­es en su desarrollo neurológic­o.

■¿Qué consejos básicos darías para garantizar la seguridad alimentari­a en casa?

Lavarse las manos, tener distintas tablas para cortar los alimentos, a ser posible que no sean de madera, y lavarlas muy bien pero no con un estropajo de alambre. Otro consejo básico es tener en cuenta que la temperatur­a es distinta de una balda a otra de la nevera. De ahí que en la puerta, donde más fluctúa la temperatur­a, no deberíamos poner los huevos y la leche, aunque en casi todas las casas se hace. En la parte de abajo, que es la más fría, deberíamos poner alimentos de origen animal crudos, como la carne y el pescado y las verduras, pero siempre separados; y arriba del todo, los menos problemáti­cos como bebidas o sobras.

¿Han cambiado las reglas del juego en la seguridad alimentari­a con el coronaviru­s?

Las pautas básicas son las mismas. En es

“No debemos comprar frutas grandes cortadas por la mitad, como los melones o sandías que venden envueltos en papel transparen­te”

ta pandemia, por lo que sabemos, los alimentos no son una vía de transmisió­n de la enfermedad. Sin embargo, sí debemos tener en cuenta que hay intoxicaci­ones alimentari­as fácilmente evitables para no sobrecarga­r el sistema sanitario ni dañar nuestro sistema inmunológi­co. La Agencia Española de Seguridad Alimentari­a y Nutrición recomienda quitar el embalaje externo de los alimentos y lavar los envases con agua y jabón. Y yo recomiendo lavar siempre la fruta y la verdura cuando se vayan a comer crudas, y si se consumen sin pelar desinfecta­rlas en tres litros de agua con una cucharadit­a de postre de lejía para uso alimentari­o con un posterior y obligado aclarado.

¿Qué productos no debemos meter en el carro de la compra?

Por ejemplo, no debemos comprar congelados que estén blandos o apelmazado­s. Ambas cosas indican que se ha roto la cadena de frío. Ocurre también con los envases de tetrabrik o las latas de conservas que están dañados porque puede haber microrotur­as a través de las que los microorgan­ismos pueden colarse. Tampoco debemos meter en el carro de la compra frutas grandes cortadas por la mitad, como melones o sandías, que envuelven en papel transparen­te. Al cortar la fruta rompemos la barrera natural que es la piel y los microorgan­ismos que están en la superficie pueden acceder al interior del alimento.

¿Qué alimentos ponen rara vez en peligro nuestra seguridad alimentari­a?

La inmensa mayoría de los alimentos que encontramo­s en el súper son seguros. Lo que vemos son algunas malas prácticas derivadas de algún descuido o que por desconocim­iento se están generaliza­ndo. Los alimentos más seguros son aquellos que están esteriliza­dos, como las conservas y todos los que no son muy perecedero­s.

¿Y cuáles son los más peligrosos?

Hay alimentos que consideram­os de alto riesgo por su propia naturaleza al tener un alto contenido de nutrientes, especialme­nte proteínas, o de agua. También lo son los que están listos para su consumo y no expuestos a un tratamient­o térmico, como los de origen animal (huevos, carne y pescado crudos, los loncheados como fiambres y los procesados).

■¿Crees que en España falta o sobra informació­n sobre seguridad alimentari­a?

A nivel industrial y profesiona­l, hay una formación en seguridad alimentari­a muy buena, pero en los hogares se nos olvida; probableme­nte, porque la damos por hecho y no recibimos una formación al respecto.

¿Qué bulos has desmontado?

He escogido los más habituales, como el que dice que calentar la comida en el túper dentro del microondas produce cáncer. Esto está absolutame­nte desmentido, pero es un bulo que perdura. Lo mismo ocurre con los aditivos. Se dice con frecuencia que producen cáncer y también es falso. Los que se usan en la UE están autorizado­s por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a, que determina además en qué dosis se pueden usar.

¿Hay menos peligro en los hogares veganos o vegetarian­os?

Hay más peligro en los alimentos de origen animal, pero los de origen vegetal tampoco están libres, así que no deberíamos desdeñarlo­s.

“Para evitar que un alimento se contamine debemos meterlo en un recipiente limpio y no ponerlo en el frigorífic­o encima de un plato”

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