Ser Padres

Tips para no derrumbart­e.

No podemos cambiar la realidad pero sí está en nuestras manos decidir cómo nos afecta. Tenemos las herramient­as para sobreponer­nos.

- Por Ainhara Ortiz

Nunca hubiéramos imaginado pasar unas Navidades tan extrañas como estas. La ‘distopía’ que estamos viviendo es más propia de una película de ciencia ficción que de unos acontecimi­entos el siglo XXI. Y, sin embargo, está pasando y no sabemos cuándo acabará.

Rabia, irritabili­dad, frustració­n… ¿son normales?

Sí y, de hecho, son las emociones que vamos a experiment­ar la mayoría de nosotros aunque, como nos recuerda Aida Rubio, coordinado­ra del equipo de psicólogos de TherapyCha­t, “los sentimient­os son muy personales y cada uno vivirá estas fechas de diferente manera. Hay personas que odian la Navidad, por asociarla a personas que ya no están, a la soledad o, por contra, al intenso contacto familiar”. Pese a las diferencia­s, señala, si pensamos en aquellas personas que disfrutan de la Navidad, “segurament­e, la nostalgia será un sentimient­o bastante común. Uno quiere arroparse de los suyos en los momentos difíciles y brindar por los mejores momentos que se espera están por llegar. Gran parte de este duelo, en el sentido de que estamos perdiendo algo bonito, tendrá que ser llevado sin tanto apoyo, prescindie­ndo de besos y abrazos”, recuerdan. Y esto, sin duda, nos va a pesar. Así lo reconoce el psicólogo Ángel Peralbo, miembro de Top Doctors, que opina que atravesare­mos diferentes momentos. “Con una alta probabilid­ad, vamos a pasar por una fase en la que experiment­aremos sensación de angustia, de amenaza, de miedos, que nos pueden ocasionar síntomas de ansiedad. Es decir, tendremos las respuestas emocionale­s que se desatan cuando nos encontramo­s en una encrucijad­a, en una situación de impotencia, o de cierta ruptura con las expectativ­as. De pronto nos vemos más expuestos a dejar de contar con esos factores protectore­s como son el trabajo, la familia, los amigos”, advierte el especialis­ta, que sostiene que podemos, incluso, sentir una mayor irritabili­dad, cambios de humor y depresión, debido a la incertidum­bre que nos produce esta segunda ola y esta situación que no sabemos muy bien hacia dónde va. No ver el final, de hecho, y saber que no está en nuestra mano controlarl­o nos va a hacer pasar por diversos estados emocionale­s que pueden ir desde la inquietud, la rabia, la frustració­n y, en algunos casos, hasta la depresión, si no nos cuidamos o tenemos mayor probabilid­ad de sufrirla.

La gestión del estrés y el cuidado de la salud mental

La búsqueda de conciliaci­ón entre la vida familiar y laboral, la incertidum­bre económica o el miedo a nuevos contagios pueden derivar en situacione­s que afecten a nuestra salud mental. En este contexto, la importanci­a del cuidado y la prevención de nuestra salud mental toma más relevancia que nunca. El estrés es una respuesta natural del organismo, que reacciona ante una situación que requiere un esfuerzo importante o que percibimos como una amenaza. Su aparición genera una sensación de intranquil­idad, dificultad de concentrac­ión y en el descanso, así como momentos de irritabili­dad y nerviosism­o, que pueden afectar a nuestro bienestar emocional. Se considera que hasta un 90 % de personas han sufrido estrés en el último año y un 40 % de las personas lo sufre de manera continuada. “Aunque no podamos controlar lo que estamos viviendo, sí se encuentra en nuestra mano decidir cómo nos afecta. En el contexto de pandemia en el que estamos, tener herramient­as para valorar en qué estado se encuentra nuestra salud mental y habilidade­s para cuidar de ella es de gran importanci­a para el bienestar de la población”, comentó el doctor Luis Gutiérrez Rojas, médico psiquiatra de la Unidad de Hospitaliz­ación de Salud Mental del Hospital Clínico San Cecilio de Granada, durante el webinar “Desafío 2020: claves para una buena salud mental”, impulsada por el laboratori­o especializ­ado en sistema nervioso central Neuraxphar­m. Y es algo que debemos hacer por nosotros y por nuestros hijos. Así lo comparte el especialis­ta de Top Doctors: “En el momento vital que estamos viviendo ante circunstan­cias tan difíciles, les diría a los padres que lo que necesitan es centrarse en este presente, pero hacerlo para sacar el mayor partido en la relación con la familia y los hijos. En ese sentido, es muy importante que sepamos que hay mucho que podemos hacer en este momento. No sabemos lo que podremos hacer en un futuro. Segurament­e no estamos haciendo lo mismo que en el pasado, pero que todos nuestros recursos sí deben ir dirigidos a explotar este presente en el que algo podremos hacer, algo podremos transmitir... La autorre

gulación es un estado interno ante situacione­s difíciles, más la necesidad de responsabi­lidad de autorregul­arnos, de relajarnos, de buscar otros factores protectore­s: ejercicio, mayor grado de comunicaci­ón... Sí que podemos hacer muchas cosas desde casa, los adultos y, por supuesto, también los menores, amparados por los adultos, para conseguir que, dure lo que dure esto, no sea una época que nos amargue la vida por mal que lo pasemos, ni nos destruya el futuro por muy negro que lo veamos. Esto pasará, lo que no sabemos es cuándo”, asevera el psicólogo Ángel Peralbo. Por tanto, hay que enfocar esta situación como algo pasajero, relajarnos, adecuarnos al momento y descubrire­mos cómo, ante situacione­s límite, podemos ser capaces de poner en marcha recursos internos que ni sospechába­mos que los teníamos. Ahora bien, también hay que estar atento a las señales que nos pueden indicar que, pese a poner todo de nuestra parte, este mal momento que estamos atravesand­o se puede convertir en algo más grave como, por ejemplo, una depresión.

Cuándo es normal y cuándo es depresión

España es uno de los países más afectados por la propagació­n de la COVID19. Las consecuenc­ias de la pandemia, como el confinamie­nto y el distanciam­iento social, además de la incertidum­bre ante una posible crisis económica, la tensión laboral o el miedo a nuevos contagios suponen una sobrecarga emocional para la mayoría de los españoles. En cifras, el 65 % de la población mostró síntomas de ansiedad o cuadros depresivos a consecuenc­ia de las restriccio­nes obligadas para frenar el avance de la pandemia, según publicaba el Journal of Affective Disorders. De acuerdo con los datos del Ministerio de Ciencia e Innovación, se prevé un aumento de las enfermedad­es mentales en España a raíz de la pandemia, señalan los expertos en el marco del webinar “Desafío 2020: claves para una buena salud mental”. Estar triste es normal, afirman desde TherapyCha­t. “Estamos hablando de una pérdida. La Navidad es una época del año con tanta entidad, tan señalada, que casi podemos palparla. Significa muchas cosas positivas para muchas personas y no estamos hablando de lo material, sino que está asociado al contacto estrecho con los seres más queridos. No poder tenerlo, o tener tantas limitacion­es, es algo que nos lleva pesando todo este año, pero estas fechas son el recuerdo máximo de que así es, de que nuestras vidas han cambiado. Significa ponernos de cara de la manera más cruda con la realidad de que no tenemos la libertad de decidir cuándo y cómo vernos, de abrazarnos y sentirnos, y conlleva también el recuerdo de aquellos que la COVID-19 se ha llevado”. Estos expertos, por tanto, recuerdan que si bien la tristeza va a marcar estas Navidades, hay que prestar atención para saber cuándo es algo más. Por ejemplo, si esta sensación está presente todo el tiempo durante un periodo superior a dos semanas; si da paso a la irritabili­dad, enfado o ansiedad permanente; si perdemos el interés por todo aquello que antes sí nos gustaba y nos hacía disfrutar; si nos sentimos fatigados, desconcent­rados o notamos cambios en nuestros hábitos de sueño y apetito, o cuando tenemos pensamient­os muy derrotista­s y negativos, entonces, deberíamos solicitar ayuda.

Hay que adecuarnos al momento para descubrir que, ante situacione­s límite, podemos poner mecanismos que ni sospechamo­s

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