Sal de dudas.
Sus fracturas pueden tener solución. No tires la pieza y acude al dentista con tu hijo inmediatamente. En ocasiones se puede arreglar pegándola.
Cuando nuestros hijos son pequeños, sus golpes y caídas están a la orden del día. La bicicleta, el columpio o el bordillo de la piscina se convierten en los enemigos número uno de sus dientes. ¿Cómo debemos actuar ante estos traumatismos?
Rotura
Lo primero que debemos saber es que, en muchos casos, la pieza rota se puede pegar con composite, una resina muy utilizada por los dentistas para reconstruir, reparar, pegar o reforzar el diente. Por ello es importante que mantengamos la calma y, después de atender a nuestro hijo ante un golpe, busquemos la pieza que se ha partido y la llevemos también a la consulta. La visita al dentista debe hacerse en el momento que ocurra el incidente y no esperar varios días. “En caso de no poder fijarlo, actualmente existen nuevas técnicas de escultura dental que permiten reproducir tanto el color como la textura del diente fracturado para que la boca del niño vuelva a ser la misma de antes del incidente”, explica Alicia Matas, odontóloga de Q-Max Dental en Barcelona.
Si se cae
Si se pierde del todo, debemos meterlo debajo de la lengua del niño (o de la madre si este es muy pequeño y existe peligro de que se lo trague) y acudir al odontólogo inmediatamente. “Se puede reposicionar en el alveolo y pegarlo a
los de al lado con composite y alambre”, explica Thais Yu Aragoneses, especialista en cirugía e implantes de la clínica dental Medinter de Madrid. Cuanto antes se realice el tratamiento, mayores posibilidades habrá de éxito. Se recomienda que no pasen más de cuatro horas antes de acudir al dentista. Si es imposible mantenerlo, se puede dejar sin nada si se trata de un diente de leche, ya que le saldrá otro más adelante, pero también en este caso se debe acudir al dentista para observar si no existen más daños o si este se hubiera metido para dentro. Con una radiografía, un profesional podrá valorar el daño causado en la boca y actuar. Si se trata de uno permanente, se le pone uno falso hasta que el niño sea mayor y se cambie por un implante con una pieza de porcelana o de metal con porcelana.
■¿Y si se pone negro?
En algunas ocasiones, cuando nos damos un golpe en el diente, este adquiere un color grisáceo al cabo de un tiempo. Cuando ocurre, significa que ha muerto y debemos acudir al dentista. Si se trata de uno de leche, habrá que realizar una pulpotomía, que consiste en eliminar parte de la pulpa o nervio del diente, colocar un material junto al nervio que queda y realizar la reconstrucción de la pieza. Si por el contrario se trata de uno permanente, se realiza una endodoncia. Cuando es la encía la que se pone negra, es producto de un hematoma debido a la propia caída o golpe y, aunque debe ser analizado por un experto, probablemente se acabará quitando con el paso del tiempo.