Los números uno
El último encuentro ante el Sporting será solo un trámite. Un Barça pragmático se aseguró el liderato tras un duelo muy italiano. Los de Valverde disfrutan de una posición de privilegio en la Liga y en Europa
Cómo sería el Barça sin Messi? La pregunta lleva hurgando en los miedos más profundos del barcelonismo desde hace meses con la demora de la foto de la renovación. Incluso Serrat, autor en su día del celebrado himno a Kubala, parece dispuesto a mediar en el asunto.
Ayer la cuestión no solo siguió latente, sino que provocó auténtico pavor con la suplencia del argentino pensando en Mestalla. Porque en el Juventus Stadium a muchos les costó reconocer al Barça. O al menos al equipo que durante muchos años ha sido el mejor anuncio posible de este deporte por genuino y excitante. Ver a este equipo era una coartada maravillosa para aparcar pesares y tedios vitales durante noventa minutos. Una sensación que se ha ido difuminando –inevitablemente– en los últimos años. La expectativa de las cosas inéditas, el nervio de lo imprevisto, la antesala de algo grande. Ese hormigueo en el estómago se ha ido perdiendo, a pesar de unos resultados tan rotundos como indiscutibles. Porque el Barça de Valverde lidera la Liga a diez puntos del Madrid y ayer se aseguró el pase a octavos en la Champions como primero de grupo tras el empate sin goles en Turín. No es poca cosa a estas alturas de la temporada. Tuvo mucha culpa Ter Stegen, que sacó una mano portentosa por abajo a un disparo de Dybala que era puro veneno en los últimos minutos. Nada nuevo para este alemán que parece impasible. Trascendente esta temporada en momentos claves con una naturalidad pasmosa. También en encuentros de brocha gorda como el de ayer. Sin brillantez, de masticar, con una gran plan defensivo.
UN BARÇA SIN EL ‘10’ La ausencia de Messi durante 55 minutos subrayó esa tendencia en un partido que fue puro Calcio con un Barça que vistió como la Roma (y por momentos lo pareció). Y una Juve que, sencillamente, se aplicó en ser la Juve. La suplencia del ‘10’ le permitió al conjunto de Valverde defenderse con una simetría inédita. Con presión y achique. Juntando las líneas con una determinación desconocida.
El resultado fue un encuentro plomizo, sin apenas ocasiones, puro hormigón. La puesta en escena del Barça fue tan inédita que incluso sorprendió a una Juve acostumbrada a las concesiones defensivas.
Messi fue suplente contra pronóstico y Ter Stegen confirmó que vive un momento asombroso
A la espera de recuperar la brillantez, Valverde disfruta de la rotundidad de los números
El agobio azulgrana se limitó a los primeros instantes del encuentro con el empuje de Cuadrado y la aparición final de Dybala. Un cartucho de fogueo, porque apenas hubo más noticias de la ‘vecchia signora’, que fue dando pasos atrás, cada vez más replegada, cada más pequeña en el área de Buffon. En el otro área vivió tranquilo Ter Stegen casi todo el encuentro. Viéndole la cara, el ‘1’ del Barça solo pareció impresionado
en el túnel de vestuario cuando se cruzó con la leyenda italiana antes del encuentro. El meta al que más admira junto a su compatriota Kahn.
Ni siquiera Messi fue capaz de revolucionar un partido en el que el Barça terminó celebrando la clasificación como primero de grupo. La undécima temporada seguida que lo consigue. A la espera de recuperar la brillantez, Valverde celebra la objetiva rotundidad de los números.