La foto más cara del mundo
Nunca antes una fotografía que no existe había servido para llenar tantas páginas y horas de radio y televisión. La imagen de Messi y Bartomeu sellando la renovación del argentino es como Dios: dicen que está ahí, pero nadie le ha visto. Ciencia ficción. Un mundo feliz. Llegados a este punto, y sin noticias de Messi, que se hace el sueco como Gurb, solo cabe confiar en las palabras de Josep Maria Bartomeu: “Está firmado”. Por su padre, no por él, pero en principio, según aseguran, su firma es suficiente para dar validez al contrato. La otra parte interesada, sin embargo, no abre la boca. Algo falla porque nada es tan sencillo cuando de un contrato de las características del que debe certificar Leo Messi se trata. En ese caso, no hay más remedio que ponerse la venda en los ojos y seguir echando mano de la ciencia ficción. ¿Y si existiera una prima de renovación tasada en cien millones de euros? ¿Y si el pago de esa prima millonaria condicionara la firma? Una cláusula que dijera algo así como “cuando se cobren los cien millones de euros podrá darse por cerrada la renovación contractual”. Pongamos, por ejemplo, a mediados del mes de marzo. ¿Eso significaría que Messi ya no tendría libertad total para negociar con quien quisiera a partir del mes de enero? ¿Y si, puestos a elocubrar, esos cien millones de euros no estuvieran en caja o sí estuvieran, pero no se pueden sacar? Todo lo que pase, una vez más, será producto de su imaginación o de la prensa, que solo hace que inventar sin base concreta alguna. La única gran verdad es que, al contrario de lo que hace cada vez que viaja con la selección de Argentina, Messi ni confirma ni desmiente nada al respecto de su futuro. Más bien calla.
El silencio de Messi invita a especular sobre las causas del retraso de la firma
La única verdad es que Leo ni confirma ni desmiente nada de su futuro