Bale no arranca
El delantero galés retrasa su vuelta a los entrenamientos por recomendación médica, a causa de una lesión que se alarga más de lo esperado en un jugador que no levanta cabeza y que anímicamente está afectado
Gareth Bale, jugador del Real Madrid, dejó un vacío en el entrenamiento de ayer en el que se le esperaba, según anunció Zidane tras la victoria en Chipre. “El jueves van a entrenarse con el primer equipo”, aseguraba el francés en referencia a Keylor Navas, Kovacic y el delantero galés, pero finalmente solo lo hicieron el costarricense y el croata. Los médicos del club consideran que aún no está en condiciones de volver y piden paciencia después de la rotura fibrilar en el aductor largo de su pierna izquierda que se produjo el pasado día 10. Un contratiempo que preveía unos 10 días de baja, pero que ya se alarga para desesperación de una directiva que se plantea seriamente la conveniencia de traspasarlo a final de temporada. Sus repetidas lesiones frenan su continuidad y lastran su rentabilidad.
Su fragilidad física lleva a los médicos a pedir paciencia y no arriesgar hasta que esté a tope
AÑO MUY NEGATIVO El galés acumula desgracia tras desgracia debido a su fragilidad física. En 2017 suma 102 días de enfermería y 21 partidos perdidos debido a su propensión a romperse. Desde que comenzó esta temporada acumula 58 días en mano de los especialistas desde que se lesionara en Dortmund el pasado 26 de septiembre. Entonces sufrió una rotura fibrilar en el sóleo de su pierna izquierda, séptima lesión en la misma zona desde que llegó al Real Madrid, que le tuvo parado 40 días. Cuando iba a reaparecer volvió a lesionarse, pero en el aductor, lo que significó un golpe anímico tremendo para el futbolista que no acaba de arrancar esta temporada.
El problema va más allá. Tanta lesión debilita su mentalidad y que da paso al miedo de volver a lesionarse. Un temor que le supera e impide que en el campo rinda a su nivel habitual. En los ocho partidos que jugó en el arranque de la temporada se cuestionó su titularidad por el bajo nivel que ofreció. No forzaba en carrera, no explotaba su velocidad, no metía el pie y no exprimía todas sus condiciones debido a ese temor a recaer. Sólo rindió a su mejor nivel en el encuentro frente al Borussia en la Champions, en el que demostró porque el Madrid pagó lo que pagó por él. Parecía haber dejado atrás sus miedos, pero cerca del final del partido se fue al suelo y acabó siendo sustituido. En primera instancia se dijo que eran simples calambres producto del esfuerzo, aunque a medida que pasaron las horas aquello fue a más. Viajó a Gales para unirse a su selección, pero regresó dos días después. El Real Madrid aprovechó el momento para filtrar que se había lesionado entrenándose allí, pero el seleccionador galés, Cris Coleman, dejó al descubierto la pícara jugada del club: “Bale vino el domingo por la noche, sintió molestias en el gemelo y le examinamos el lunes por la mañana. No se ha entrenado ni en el césped ni en las instalaciones. No se entrenó. Dijo que tenía molestias, no arriesgamos y le examinamos”. Desde entonces vive un suplicio en su día a día al no atisbar el final del túnel.
SIN TRATAMIENTO EFECTIVO Es posible que hoy se incorpore al grupo, pero va a tardar mucho en ser ese jugador que marca las diferencias sobre el campo. Los médicos del club no son capaces de frenar tantas lesiones, no dan con el origen de sus dolencias ni encuentran un tratamiento que amortigüe esa fragilidad . Lo que tienen claro es que no van a arriesgar más con él, y no volverá hasta que esté recuperado.