Sport

OK en la Liga, problemas en la Champions

- Por JOSEP MARIA CASANOVAS

El juego del Barça merece una lectura reposada. Con sus pros y sus contras. Destacando su competitiv­idad pero echando en falta un juego más atractivo. No hay nada que reprochar a los resultados ni a la brillante clasificac­ión en Liga y Champions. Pero de la misma manera que no podemos quejarnos, tampoco nos podemos engañar. De la mano de Valverde se ha convertido en un equipo resultadis­ta. Defienden mejor que atacan. La deriva que ha sufrido el tradiciona­l estilo Barça es incuestion­able, ahora se impone el todo vale para ganar. No queda ni rastro del tiqui-taca de Guardiola, también se perdió el contraataq­ue de Luis Enrique. Se sacrifica la táctica por la eficacia, el espectácul­o brilla por su ausencia y los aficionado­s no se divierten como antaño. Sería injusto criticar a

Valverde. Hace bien su trabajo, saca el máximo partido a una plantilla que ha perdido talento con la marcha de Neymar y que acusa el paso de los años en algunos jugadores. Incluso es capaz de dejar a

Messi en el banquillo sin que el argentino se cabree. Lo que hay que plantearse es si este equipo, con este juego, tiene margen de mejora, ya que de lo contrario puede sufrir en la parte final del campeonato. Este es nuestro temor. En la actualidad, el Barça parece un equipo de andar por casa, capaz de dominar la Liga pero con limitacion­es en la Champions, tal y como se ha visto con los recientes empates ante Olympiacos y Juve. Cuando Ter Stegen se revela como el mejor, dice poco de un equipo en el que Paulinho tiene que hacer de Messi.

El Barça ya no tiene el cartel de mejor equipo de Europa desde el momento que ha perdido la seña de identidad, aquel tridente excepciona­l que era el temor y la envidia de los rivales. De la famosa MSN ya queda poca cosa. Messi cada día juega más retrasado consciente de que tiene que bajar a buscar los balones que no le llegan. Suárez está descolocad­o, lejos de su mejor forma y peleándose con su sombra. Y a Neymar, huido y triunfador en el PSG, se le echa mucho en falta a la espera de que Dembélé pueda aportar verticalid­ad al ataque.

En el club son consciente­s de que están pagando la mala programaci­ón de fichajes del verano. Falta talento en el centro del campo y pólvora en la delantera. Así se explica que la secretaría técnica, a pesar de los buenos resultados, busque afanosamen­te un refuerzo para dar mayor consistenc­ia al equipo. Coutinho sigue siendo el candidato número uno aunque el precio de locos que exige el Liverpool enfría la negociació­n. Pensar en Özil es volver a las andadas, es un gato viejo cercano a los treinta que vive de las rentas del pasado. La reflexión que nos planteábam­os al principio nos lleva a la conclusión de que el Barça tiene equipo a nivel nacional para plantar cara al sorprenden­te Valencia, mantener alejado el Madrid y pensar que el Atlético no será rival de cara a la Liga. Pero si pensamos en la Champions, nos encontramo­s que a día de hoy el equipo de Valverde está por debajo del PSG de Neymar y Mbappé, del City de Guardiola y del resucitado Bayern de Heynckes.

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I. PAREDES La clave: no podemos quejarnos, pero tampoco nos podemos engañar
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VALENTÍ ENRICH
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