Por qué Neymar no puede volver al Barça
El Barça pinchó ayer el enésimo globo de la posible vuelta de Neymar: Jordi Cardoner fue tajante y afirmó que es una cuestión que la Junta nunca ha tenido sobre la mesa. Cierto, en el fútbol, casi nada es estrictamente imposible, pero el regreso del brasileño al Barça es lo que más se parece a algo irrealizable. Y es que ahora que algunos se refugian en ensoñaciones utópicas, hay que recordar que Neymar se fue con nocturnidad y alevosía, en el escenario más agresivo imaginable: pagando su cláusula de rescisión después de un circo de quince días en los que se dedicó a engañar a todo el mundo, incluidos los compañeros que supuestamente siguen suspirando por él. El Barça nunca vio venir el toro, que sí anticipó SPORT en una primicia que dio la vuelta al mundo, y reaccionó cuando ya era demasiado tarde. Pero peor sería que ahora regresara, y encima tuviera que premiar aquel humillante desplante. Neymar no puede volver porque demostró que el Barça le importaba un comino y que priorizaba sus intereses económicos por encima de cualquier otra consideración. No puede volver porque si lo hiciera lo haría solamente para huir de su fracaso en el PSG. No puede volver porque no juega para un equipo sino para un estado, y porque arrancarle de esta prisión de oro no está hoy al alcance de la economía blaugrana. No puede volver porque huyó para no ser el segundo de
Messi y hoy es el segundo de Mbappé. No puede volver porque su ‘caché’ ha caído en picado y en ninguna quiniela figura entre los cinco mejores del mundo, a pesar de su brutal talento, que él mismo se ha encargado de dilapidar. No puede volver, porque no sabríamos exactamente a quien se ficharía, si al Neymar comprometido y motivado que aspiraba en el Barça a ser el mejor del mundo o al actor estrafalario que en el Mundial de Rusia solo destacó por sus piscinas ridículas que fueron el hazmerreír de medio planeta. Y no puede volver porque tiene abierto un frente judicial con el Barça, al que le reclama una surrealista prima de renovación a pesar de haberse ido.