Un triunfo que confirma el buen trabajo
El Espanyol tenía una gran oportunidad para afianzar su proyecto en Huesca y no la desaprovechó. No fue un partido fluido, pero los blanquiazules volvieron a dar una sensación de consistencia importante ante un rival muy necesitado de victorias y que estrenaba entrenador. Eso hizo que el Huesca comenzara el choque con mucho empuje, con más corazón que cabeza e incomodó a un Espanyol que, poco a poco, fue haciéndose dueño del partido. Y es que el equipo de Rubi tuvo paciencia, sufrió y trabajó y acabó matando el partido cuando encontró espacios. Fue una victoria cocinada a fuego lento y que se materializó con un buen primer gol de jugada colectiva, que remachó Borja Iglesias. El 0-1 fue casi definitivo porque precipitó al Huesca y confirmó al Espanyol.
Así, en la segunda mitad, los blanquiazules sentenciaron con un robo de balón y contragolpe definido por Borja. Pudieron haber sentenciado antes por posicionamiento y ambición. Y se pudo ampliar el marcador demostrando, una vez más, la vocación ofensiva de este equipo.
El triunfo en Huesca coloca al Espanyol como segundo en la tabla clasificatoria y confirma el buen trabajo del entrenador. Con una plantilla prácticamente calcada a la del pasado curso, Rubi ha dado con la tecla y el equipo funciona. Es tiempo para disfrutar y seguir este camino que genera ilusión. Este Espanyol tiene muy buena pinta.