Antoñito harta al Villamarín
El Valladolid se impuso con sacrificio ante un Betis que fue de menos a más. En el fútbol solo vale el presente. Y sino que se lo digan a Setién. De maravillar a ser silbado en unos primeros 45 minutos para olvidar. El Betis tuvo la posesión, como no podía ser de otro modo, ante un equipo que se sabía inferior. Aunque no lo demostró sobre el verde. Sergio planteó un muro defensivo inexpugnable. El plan le salió a la perfección y cortocircuitó a una maquinaria de Setién que fue incluso más plana de lo habitual. Sin rematar a portería en toda la primera mitad, el Betis vio como el Pucela buscaba la meta de Pau López con peligro. Las contras cada vez le funcionaban mejor y fruto de una de ellas se inauguró el marcador. Antoñito culminó el contragolpe ante la salida de Pau. Los de Sergio inauguraban el marcador con todas las de la ley para volver a demostrar que de poco sirve tener el balón si no sabes qué hacer con él. En la reanudación el Betis metió la quinta marcha y el Valladolid plantó el autobús, sin la opción de poder recurrir a las contras. Los de Setién pusieron en marcha el modo ‘acoso y derribo’, aunque la segunda parte no la pudo llevar a cabo. Canales, Júnior, Inui, Carvalho. Casi todos los jugadores gozaron de alguna ocasión más o menos clara pero lo cierto es que nadie supo cómo batir la meta de Masip y el Valladolid se llevó una victoria de auténtico prestigio.