Cansados de la rutina de Zidane
El madridismo está aburrido de ver tropezar a su equipo con planteamientos que todos los conocen
Zidane intenta alargar sus triunfos con el mismo estilo de juego y filosofía de su primera etapa en el banquillo blanco, pero se ha quedado obsoleto como algunos de sus jugadores. La repetición en sus planteamientos harta al madridismo y alegra a sus rivales, a los que facilita la labor de anular sus puntos fuertes sin demasiado esfuerzo.
MALOS HÁBITOS Al madridismo le aburre la rutina de su equipo. No se agarra a ciertas decisiones arbitrales, sino al insuficiente rendimiento de sus jugadores. No cuestiona la victoria del Athletic, que hizo lo que anunció Marcelino en vísperas del partido: “Vamos a intentar generarles dudas, que sin balón nos hagan pocas ocasiones y con balón atacar a su portería”. Lo que cuestionan son las propuestas de su entrenador, siempre las mismas, lo que facilita la labor de los rivales, que no tienen que romperse la cabeza para “generarles dudas”. Que se lo pregunten a Lucas Vázquez, por ejemplo.
Zidane no contrarrestó lo que se le venía encima tras los antecedentes de Elche y Pamplona. Volvió a plantear el partido de siempre, pura
Su apuesta está pasada de moda, lo que deja al descubierto su falta de ideas para reinventarse
rutina, y Marcelino le ganó la mano. Pero dice que perder en la semifinal de la Supercopa ante el Athletic “no es un fracaso”. Que “un fracaso es no intentarlo, no darlo todo en el campo”. Pues fracasó 60 minutos y salvó los 30 últimos. El francés sigue agarrado a los éxitos del pasado, a esperar a que los jugadores le hagan el trabajo por su falta de recursos para innovar un estilo ajado y que huele pasado. Lo peor es que castiga a jugadores que podrían aportar más, pero “quiere mucho” a los que le hicieron triunfar. Sin gol y Jovic en el Eintracht y con Ramos de 9 a la desesperada. Con Benzema escapando del área perdiendo la referencia arriba. Con juego horizontal, sin pases a los espacios con Odegaard castigado. Abusando del juego-control en corto o aperturas largas a las bandas que complace a las defensas rivales. Zidane ha matado el juego directo, seña de identidad histórica del juego madridista, y se protege con balón pero sin verticalidad.