Sport

La paciencia con De Jong da sus frutos

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El jugador ha sufrido una auténtica metamorfos­is, pero el mérito de esa transforma­ción queda repartido

Koeman se mantuvo firme y ha sabido dar respaldo a Frenkie: no era tanto su ubicación en el campo, sino entender su rol

El Barça está ávido de buenas noticias. En medio de otra temporada convulsa, los aficionado­s necesitan agarrarse a cosas positivas para que los ánimos no terminen decayendo. Encontrar cierta luz entre muchas sombras se ha convertido en una tarea necesaria y, precisamen­te ahí, ha entrado en escena un jugador cuyo despegue está logrando despertar la admiración y la sonrisa de muchos culés. Estoy hablando de Frenkie de Jong, quien, después de más de un año y medio de aclimataci­ón, ha alcanzado en enero la cima de su mejor versión. El holandés por fin es (y se siente) protagonis­ta. No cabe duda de que ha sufrido una auténtica metamorfos­is y eso le ha llevado a ser uno de los jugadores más importante­s del equipo. Líder, solvente y determinan­te son algunos de los adjetivos que, en estos momentos, mejor le definen.

Pero nada es casualidad y detrás de ese paso al frente hay dos conclusion­es que se pueden extraer. La primera es que, en la adaptación de los futbolista­s, hay varios factores que no se deben obviar. No solo basta con jugar bien, sino que el hecho de cambiar de país, de vestuario, etc., necesita un proceso no precisamen­te corto. La segunda está relacionad­a con el entrenador y su nivel de paciencia. ¿Cuántos minutos ha jugado el centrocamp­ista sin rendir a un buen nivel? El propio

Frenkie llegó a reconocer que no estaba terminando de encontrar su juego, pero lo cierto es que, partido tras partido, ha gozado de la confianza del míster. No cabe duda de que eso hace mejor a cualquier deportista, por lo que el mérito de su transforma­ción está repartido en este caso. Es muy típico que, cuando los resultados no son del todo favorables, los entrenador­es tiendan a cambiar cosas para justificar que están haciendo todo lo posible para revertir la situación. Sin embargo, con

De Jong, Koeman se ha mantenido firme y ha sabido otorgarle un respaldo que ha terminado por dar sus frutos. Se comentó mucho que el problema de su bajo rendimient­o era el sistema, pero ha quedado demostrado que no es tanto su ubicación en el campo como el hecho de entender con precisión lo que el entrenador quería de él. Koeman lo conoce bien de su etapa como selecciona­dor holandés y sabía que era capaz de proporcion­arle pausa, control de balón, llegada… Pero también era consciente de que no podía obtenerlo todo de él, así que supo hacerle ver dónde podía aportarle más cosas y esperar serenament­e los plazos para conseguirl­as. Lo mismo está pasando con Pedri o Araujo. Todos ellos están creciendo gracias a esa continuida­d y, aunque es muy meritorio lo que están haciendo, hay una última cosa que yo pediría a estos jugadores: que en este proceso de crecimient­o comenzaran también a ganar presencia y responsabi­lidad en partidos importante­s. Dar un último paso más en competitiv­idad, con y sin balón, es la asignatura pendiente de varios de ellos y ese es el próximo reto al que Koeman y los suyos se tiene que enfrentar. Al menos la fórmula ya la conocemos: tiempo y trabajo colectivo.

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