DJOKOVIC, SIN RIVAL
El número uno del mundo dio un golpe sobre la mesa ganando su 18º Grand Slam, el noveno en el Open australiano con el que vive un gran idilio
`Nole' arrasó a Medvedev en tres sets en la final de Australia y ya acumula 18 títulos en torneos del Grand Slam
Tras arrollar a Medvedev, se acerca a Nadal y Federer con su 18º ‘Grande’ y se pone a dos de sus rivales
Ganó por tercer año consecutivo el primer Grand Slam del año, noveno título de su carrera en Melbourne
Novak Djokovic se está convirtiendo para Australia lo que Rafa Nadal para Roland Garros. El serbio vive una auténtica historia de amor con Melbourne Park cuya central, la Rod Laver Arena, le ha visto levantar ya en nueve ocasiones la copa de campeón. Ayer llegó la novena tras imponerse al tenista más en forma del momento, el ruso Daniil Medvedev, por 7-5, 6-2 y 6-2 y dando un auténtico recital de como gestionar una final tenística, física y mentalmente. Djokovic es un ganador y ayer dio un golpe sobre la mesa y, de paso, mandó un mensaje subliminal a Nadal y Roger Federer: Estoy aquí y voy a por vosotros.
Con el título en el Open de Australia, el número uno del ranking ATP suma ya 18 Grand Slams y se coloca a dos de sus rivales, ambos con 20. Curiosamente, la mitad de sus `Grandes' de su palmarés los ha conseguido en la misma pista que le coronó y ovacionó ayer, llena de espectadores, muchos de ellos serbios y seguidores de Novak.
El claro objetivo de `Nole' es alcanzar e incluso superar lo antes posible esta mágica cifra de 20 Grandes y ayer exhibió un tenis que demuestra que está en sus manos poder conseguirlo.
DOMINIO TOTAL Djokovic dijo en la previa de la final que si la `Next Gen' quiere alcanzar al `Big Three' “va a tener que mover el culo”. Por lo visto, Daniil Medvedev no lo movió lo suficiente puesto que desde el primer punto fue dominado por el serbio. Un ace para empezar y rotura en el siguiente juego para ponerse 3-0 en un abrir y cerrar de ojos. Los nervios atenazaron al ruso que se rehizo recuperando el saque en el sexto juego. Puso en aprietos a Novak, que se desesperaba viendo cómo el ruso de 1,98 metros se lo devolvía todo llegando a bolas imposibles, pero logró encarrilar el set tirando de su portentoso saque y cargando el drive de su rival, su punto más débil.
Las dos siguientes mangas fueron un buen `desayuno' para Djokovic que nunca dio opción a un Medvedev que empezó a desquiciarse con un balance de una raqueta rota y otra golpeada además de desconcentración absoluta. Nada pudo hacer el ruso para evitar una derrota en tan solo tres sets y pronto se desvanecieron sus ilusiones de ganar el primer Grand Slam. Ya ha jugado dos finales, va aprendiendo la lección. Mientras Djokovic seguía a lo suyo y con un smash algo defectuoso celebró su noveno Open de Australia al que le declaró todo su amor.