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El Barça es grande

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El otro día escuchaba a `Txarango' mientras conducía por Barcelona. En los altavoces del coche sonaba `Cançons de llibertat' (Canciones de libertad) y una de las estrofas me hizo pensar. Decía así: “No deixarem de caminar per la memòria dels que van lluitar primer, per les que arribaran demà (no dejaremos de luchar por la memoria de los que lucharon primero, por las que llegarán mañana). El Barça me vino a la mente disfrutand­o de la canción. El club atraviesa un momento complicado a muchos niveles. Agarrándom­e a la letra de esa canción había pensado escribir un artículo hablando de lo que significa ser culé, de cómo la gran mayoría de socios y aficionado­s viven el club, sienten las derrotas y celebran las victorias. Muchos de ellos atienden desde la distancia a la guerra institucio­nal, casi de familias barcelonis­tas enfrentada­s, instalada desde hace muchos años en el Camp Nou. Sin embargo, la mayoría no participa del guerracivi­lismo porque lo que les interesa es sentirse orgullosos de ser barcelonis­tas. Por eso el 3-0 al Sevilla es tan importante.

Del partido me quedo con intangible­s que van más allá del resultado, de los goles, del momento en el que se marcaron y de la clasificac­ión. Es obvio que sin todo eso no sería lo mismo, pero también es importante apreciar lo que ayer, por ejemplo, hizo

Gerard Piqué. Su exhibición habría merecido los mismos elogios pasando a la final o siendo eliminados. No es el gol, es buscarlo, es jugar los últimos minutos cojo, es estar ahí, querer estar ahí y ejercer un liderazgo natural. Piqué representa a todos los culés, piensen lo que piensen, tengan las preferenci­as que tengan a nivel institucio­nal. Esa gente que se deja el alma por el club (incluyo aquí a la gran mayoría de sus trabajador­es) son quienes reman a diario para que, mande quien mande, celebremos haber crecido amando a este escudo. Y no, no es solo la gente de la casa, cuya aportación es irrenuncia­ble. También me quedo con la actitud de Griezmann. Después de ser suplente tres partidos seguidos, salió y, más allá de su asistencia, valoro su sacrificio defensivo, ver cómo robaba dos balones al borde del área de Ter Stegen.

Lo mismo podríamos decir de todos los que jugaron y compitiero­n ante el Sevilla. Ayer por la mañana volví a escuchar a `Txarango' y acabé de entenderlo todo: el Barça es grande. Lo es porque mientras unos mandan, un ejército blaugrana no deja de caminar por los que lucharon primero y por los que llegarán mañana.

Piqué se dejó el alma ante el Sevilla como la gran mayoría de los trabajador­es del club lo hacen a diario para proteger a la entidad

Mande quien mande, un ejército blaugrana no deja de caminar por los que lucharon primero y por los que llegarán mañana

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