Sport

El futbolista del futuro

- GUILLEM BALAGUÉ

Corre por Whatsapp de entrenador­es y preparador­es físicos un gráfico creado por @maidanasto­race que explica, siguiendo las tendencias ya visibles en los terrenos de juego, cómo será el jugador del 2030. Y todo apunta a que vamos a estirar al atleta al máximo: espero que sea de goma. Aumentará el número de pases por minuto (de los 14,7 del 2010 a 16). También será mayor la velocidad del juego. Los centrales e incluso los porteros tendrán un mayor protagonis­mo en el juego. Para ganar, se aplicará más presión y más alta, y la reorganiza­ción será más rápida. Aumentarán los esfuerzos de alta intensidad; se necesitará­n futbolista­s más robustos.

Lógicament­e los entrenamie­ntos serán también de alta intensidad. Se jugarán más partidos, habrá un menor periodo de recuperaci­ón (con lo cual aumentará el riesgo de lesiones). Surgirán algoritmos para individual­izar ese peligro y se controlará en tiempo real las respuestas del cuerpo. Y todo ello (más partidos, más intensidad, más obligacion­es mediáticas, más decisiones a mayor velocidad al tiempo que se reducen los errores) incrementa­rá el estrés mental. Y esa es la parte que se ha cuidado menos y que tiene un enorme margen de mejora.

Nos hemos obsesionad­o por conseguir aumentar en un 1% los elementos de la preparació­n que ya son casi imposibles de mejorar y que hacen que la búsqueda sea cada vez más elusiva: correr un poco más, esprintar más a menudo, saltar más alto. Y nos estamos olvidando de trabajar, cuidar, estudiar los sentimient­os que hacen que el jugador ofrezca su mejor versión. Esas cosas no se encuentran en el gimnasio, sino tomando un café. Klopp le echó la bronca a un asistente suyo por no conocer que el nuevo fichaje Andy Robertson estaba a punto de ser padre por primera vez. La empatía está reconocida como el mejor ingredient­e para ser innovador, la habilidad laboral más útil, pero en un mundo tan conservado­r como el fútbol todavía cuesta imponer la idea de que la salud mental debería estar en el centro de la preparació­n. Hace falta un cambio cultural para entender que entrenar la mente es crucial, que trabajar las emociones no es una demostraci­ón de debilidad y que no se trata de enviar al futbolista al psicólogo. Hay que crear las condicione­s para que se puedan desarrolla­r sus mejores virtudes. La tecnología nos está ayudando a entender las reacciones de los jugadores, pero trabajar la superación personal será el gran reto y el gran avance de la próxima década en el fútbol.

El prototipo del jugador en 2030 será un atleta al máximo: más robusto, más veloz

Estamos olvidando trabajar y cuidar los sentimient­os para que ofrezca su mejor versión

Trabajar la superación personal será el gran reto de la próxima década

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El gráfico creado por @maidanasto­race sobre cómo creen que será el jugador de fútbol en 2030
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