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Acuña detona la Liga de cabeza

Un testarazo del `Huevo' bastó para que el Sevilla tumbara al líder Atlético en casa y abriera todas las posibilida­des al Barça y al Madrid por el título

- SEBASTIÁN VARGAS ROZO

Si bien el mantra de “partido a partido” siempre le ha sido muy útil a Diego Pablo

Simeone, sus jugadores parecen no abstraerse del contexto de presión y caen, constantem­ente, en ella. Prueba fue el partido contra el Sevilla, donde el Atlético de Madrid tenía la oportunida­d de golpear la mesa en su intención de ganar LaLiga, pero se encontró con sus miedos y fantasmas para terminar cayendo en suelo andaluz por 1-0 gracias a la anotación de Marcos Acuña.

Consciente­s que el liderato pasaba por colectar tres puntos en el Sánchez Pizjuán, Simeone maniobró para paliar las ausencias de

Joao Félix y Carrasco. En lugar del belga, la banda izquierda fue para Renán Lodi, mientras que arriba Luis Suárez recibía la compañía

de Thomas Lemar y Marcos Llorente. La premisa de encontrar goles era clara: superar el bache de solamente cuatro victorias en las últimas nueve jornadas.

Lo que quizá no preveía el Atlético era que en frente tendría un contendor con tanta hambre. Los de

Julen Lopetegui quieren abrochar cuanto antes la Champions League, y el resbalón de la pasada jornada con el Valladolid les dejó tocados. De ahí que saltaran al césped a comerse a los rojiblanco­s desde el silbatazo inicial. Y a los 5' ya hacían trabajar a Jan Oblak con un remate de Suso que el esloveno supo contener.

Pero si de trabajo se trataba, Oblak encontrarí­a mucho por hacer un par de minutos más tarde, cuando Saúl pisó a Rakitic en el área y el croata cayó fulminado. Confusión, dudas y a Gil Manzano para comprobar su inevitable decisión: penalti. A la cita iba Ocampos, encargado de los cobros sevillanos con puntaje perfecto hasta encontrar a Ter tico', que entendió que algo andaba mal. A Simeone le sobraban los tres del fondo y ello suponía un riesgo que el argentino no estaba dispuesto a asumir. Por lo que a la media hora ya había cambio:

Ángel Correa al campo en lugar de Lodi para poblar más la zona ofensiva y acompañar a un abandonado Suárez.

Y no fue casualidad que ello supusiera los mejores minutos del Atlético, sobre todo tras salir del descanso. Justamente en los pies de Correa, el ingresado, que servía un centro para Suárez nada más salir de vestuarios, pero el charrúa no llegó a impactarla con su bota derecha. Y tampoco tuvieron tino los de la capital en el disparo fuerte de Marcos Llorente a los 65' que se marchó apenas arriba del

travesaño de Bono.

Pero tan paradójico es el fútbol que, cuando más agua tenían que sacar del bote, el Sevilla encontró el premio. Y las gracias tienen que ser para Jesús Navas, que se marcó un jugadón por banda derecha al 70' para servirla al área y esperar la arremetida de Acuña. El `Huevo' cabeceó a contramano de Oblak y rompió el cero del luminoso, provocando gritos de celebració­n por campos merengues y blaugranas. Los reclamos de una posible mano de Ocampos ni fueron escuchados por Gil Manzano.

Los colchonero­s lo intentaron. Suárez se inventó una fantasía que le sirvió a Correa para arrancar un atajadón de Bono, pero no para encontrar la igualdad en el marcador. El telón cayó. LaLiga se abrió.

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// EFE

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