Ganar la Copa para ganar la Liga
El 27 de abril de 2019 el Barça ganó la Liga. Fue su último título. Han pasado casi dos años. Concretamente, 718 días. Y en este larguísimo periodo de tiempo, que se está haciendo eterno, el club ha sufrido una triple crisis deportiva, económica e institucional de la que todavía no se ha recuperado. Casi 24 meses en los que ha sucedido absolutamente de todo. Y casi todo malo. Dos cambios de entrenador (primero Valverde por Setién y después Setién por Koeman), la derrota más humillante de la historia blaugrana en la Champions (2-8 ante el Bayern), el polémico burofax de Messi pidiendo irse, una moción de censura no votada, la posterior dimisión de Bartomeu, la apabullante victoria electoral de Laporta... todo ello tristemente aderezado por la pandemia de coronavirus que ha dejado el Camp Nou sin aficionados y las arcas del Barça vacías. Una larga travesía en el desierto que puede acabar este sábado en la final de Copa ante el Athletic... si el equipo blaugrana logra la victoria ante los vascos.
La Copa no es, precisamente, el título más preciado por los culés en los últimos tiempos. Es verdad que es un trofeo que en el pasado salvaba temporadas pero que ha quedado superado emocionalmente por las Ligas y la Champions del siglo XXI. Sin embargo, esta Copa tiene mucho valor. Muchísimo. Deportivo y psicológico. Porque ganarla tendría un triple beneficio: daría solvencia al nuevo proyecto futbolístico que está construyendo Koeman, ofrecería argumentos al presidente Laporta para seguir confiando en el técnico holandés y supondría un rearme moral en la compleja lucha por la Liga. Después de la dolorosa derrota del pasado sábado en el clásico, el Barça necesita un triunfo de reafirmación. Y la final de Copa es el escenario ideal para conseguirlo. Ganar la Copa para dar un impulso y poder ganar la Liga. El doblete todavía es posible. Y sería un tremendo éxito viniendo de donde venimos. Koeman puede transformar una campaña de transición en una campaña triunfal.