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Martín, el héroe del desempate

El ariete palentino firmó una victoria clave para mantener en lo más alto la moral del grupo azulgrana en la recta final de una temporada marcada por el sufrimient­o y la resistenci­a

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La tercera final entre vascos y catalanes, la del desempate, fue épica. El Barça sufrió para volver a saborear las mieles del triunfo en esta competició­n y, aunque festejó el título con verdadera emoción, no lo hizo de forma desatada como hubiera gustado a jugadores y afición. Una semana después, en el mismo escenario, el equipo se jugaba la permanenci­a en Primera División y eso eran palabras mayores para un histórico como el Barça. La final empezó con dominio azulgrana y

Josep Escolà, con un disparo lejano, una de las especialid­ades del `catedrátic­o del fútbol', inauguró el marcador. El Athletic se rehízo del golpe y Elices, tras un rechace de Miró, volvió a nivelar la contienda en una acción de oportunism­o puro. En la segunda mitad, Mariano Martín, que se encontraba en su mejor momento –había debutado como internacio­nal abril contra Alemania e Italia–, dio la segunda ventaja al Barça después de una asistencia de

Escolà. El partido, con el tercer tanto, obra de Escolà, de cabeza a la salida de un córner, pareció sentenciar el duelo a falta de media hora.

Sin embargo, el viejo león acabó despertand­o y, en ataques a oleadas, el Barça se vio incapaz de contener la furia norteña. Ni con Escolà y Balmaya, los interiores, achicando agua en la medular. Elices y Zarra, en apenas dos minutos, volvieron a nivelar la final e Iriondo estuvo muy cerca de culminar la remontada.

El delantero azulgrana, como Escolà, anotó un doblete y decidió en la prórroga

Una semana después del éxito, el Barça ganó la promoción contra el Murcia (5-1)

El partido se fue a la prórroga con ambos equipos agotados por el esfuerzo y el calor. A falta de cuatro minutos para el ecuador del tiempo extra Mariano Martín, que recibió de Sospedra, paró el balón con el pecho dentro del área y pudo conectar con derechazo ganador, aunque fue arrollado por Echevarria, que fue con todo para bloquear el remate del azulgrana. El encontrona­zo dejó al ariete conmociona­do por recibir un rodillazo en las partes que lo dejó KO. No pudo seguir y tiempo después confesó que a partir de ese momento no recordó nada: “Ni vi cómo le daban la Copa a Raich”. El capitán barcelonis­ta recogió el trofeo de manos del Caudillo, que llegó tarde a la cita, pero cuando apareció en el palco el árbitro ordenó detener el partido y los jugadores, así como el trío de jueces, se cuadraron delante del dictador para darle la bienvenida con el saludo fascista, brazo en alto.

Martín, en su biografía de la colección `Vida y Deporte' recordó que en el vestuario lloraron todos y que “la alegría del triunfo apenas nos dejó hablar”. También rememoró el caluroso recibimien­to que la afición dispensó al equipo: “Fue triunfal, no lo olvidaré mientras viva. Del vagón nos sacaron materialme­nte a empellones, y una multitud inacabable nos arrebató y nos llevó en volandas no sé cuánto trecho. Por las calles, la gente nos aplaudía: éramos como auténticos héroes populares”. Una semana después, también en Chamartín, el Barça cerró la temporada sellando la permanenci­a en Primera ante el Murcia (5-1) con cuatro dianas de Mariano Martín.

 ?? REVISTA FÚTBOL ?? El once azulgrana que entró en la historia en 1942: Miró, Mariano Martín, Escolà, Benito, Balmanya y Zabala (arriba, de izquierda a derecha). Agachados, mismo orden: Sospedra, Bravo, Raich, Rosalén y Llácer
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REVISTA FÚTBOL El once azulgrana que entró en la historia en 1942: Miró, Mariano Martín, Escolà, Benito, Balmanya y Zabala (arriba, de izquierda a derecha). Agachados, mismo orden: Sospedra, Bravo, Raich, Rosalén y Llácer //

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